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El gran descontento de nuestro tiempo responde a la desconfianza de los administrados en sus representantes públicos, partidos políticos, grupos de interés o instituciones democráticas que “no terminan de resolver nunca” los problemas que afectan al común de los mortales, porque la democracia se autorrepresenta en consejos, actos, políticas y mítines. ¿Qué fue Joe Biden? Exactamente eso: la autorrepresentación, el mal de la política actual. Los votantes, desconfiados ante vanas promesas y problemas agravados por no resolver, dejaron la pista libre a Trump.