A una semana de abandonar la Casa Blanca, la administración de Joe Biden ha anunciado que retirará a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. La decisión se ha tomado en el marco de unas conversaciones entre el Vaticano y el gobierno de la isla, por las que Cuba se compromete a liberar algunos de los “presos políticos” que participaron en el estallido social del 2021 contra el gobierno comunista de Miguel Díaz-Canel.
Inmediatamente después, La Habana ha anunciado este martes la liberación de 553 personas “sancionadas por delitos diversos” tras la mediación del Vaticano, una decisión que Díaz-Canel comunicó al papa Francisco “en los primeros días de enero” después de “un análisis cuidadoso a partir de las distintas modalidades que contempla la ley”, según ha informado la cancillería del país caribeño.
La retirada de la lista negra de EE.UU. podría ser el primer paso hacia el restablecimiento de las relaciones entre ambos países y, como consecuencia, el levantamiento progresivo de las sanciones que han ahogado la economía del país. Paralelamente, Biden suspenderá una disposición de la Ley Helms-Burton que ha permitido a los exiliados cubanos en EE.UU. presentar reclamaciones para buscar compensación por sus propiedades expropiadas tras la Revolución Cubana de 1953.
Cuba ha formado parte de la lista desde 1982, pero salió en el 2015, por decisión de la administración de Barack Obama y su intento de restablecer relaciones. Su retirada fue revertida por Donald Trump, que volvió a incluir a la isla días antes de abandonar la Casa Blanca en el 2021.
Cuba formó parte de la lista desde 1982, hasta que Obama la retiró en el 2015, y Trump volvió a incluirla en el 2021
La decisión de Biden podría ser cancelada con el regreso de Trump al poder la próxima semana, cuyo elegido para la secretaría de Estado, Marco Rubio, hijo de exiliados cubanos, se ha mostrado en el pasado muy favorable a ampliar las sanciones contra Cuba. Trump también ha seleccionado a Mauricio Claver-Carone, otro firme partidario de extender las sanciones, como su enviado especial para Latinoamérica.
El senador republicano Ted Cruz, del Comité de Relaciones Exteriores, ha sido el primer legislador en criticar la decisión a través de un comunicado: “Este movimiento causa un daño increíble a la seguridad nacional de Estados Unidos y envía un mensaje a nuestros adversarios de que pueden confiar en que las administraciones demócratas salientes continuarán promoviendo el terrorismo”, ha asegurado, en referencia también a la retirada Cuba de la lista autorizada por Obama en el 2015. “La decisión de hoy es inaceptable. El terrorismo promovido por el régimen cubano no ha cesado. Trabajaré con el presidente Trump y mis colegas para revertir y limitar inmediatamente el daño de esta decisión”.
La decisión, avanzada por altos oficiales estadounidenses de manera anónima, eliminará a Cuba de una lista en la que tan solo quedan tres países: Irán, Corea del Norte y Siria. “Consideramos que es el momento oportuno para hacerlo, dado el diálogo entre la Iglesia y el Gobierno cubano”, ha argumentado el funcionario, en referencia a las conversaciones entre La Habana y el Vaticano. Además, la Casa Blanca enmarca la decisión como “necesaria” para acelerar “la transición a la democracia” de Cuba.
El gobierno cubano ha respondido a la decisión calificándola de “correcta” pero “muy limitada”, pues “la guerra económica permanece” después de más de medio siglo de embargo. La designación como “Estado patrocinador del terrorismo” implica la prohibición de venta de armas con ese país, un mayor management a sus exportaciones, restricciones en la ayuda exterior, mayores requisitos para los visados y diversas sanciones económicas.
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El gobierno cubano –así como otros países latinoamericanos como México y Colombia; Estados de la Unión Europea, como España; o Canadá– llevaba años reclamando el gesto que ha terminado dando Biden a una semana de abandonar el poder, según ha reconocido la administración estadounidense.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha felicitado a su homólogo estadounidense por la decisión: “EE.UU. tiene dos maneras de relacionarse con América Latina: o dialogando con la diversidad o imponiendo con la fuerza. Felicito a Biden, que buscó siempre el diálogo con la diversidad latinoamericana. Levantar bloqueos, aunque sea parcialmente, es un gran avance”, aseguró a través de una publicación en X.