“Feliz por unas cosas, jodida por otras. Contenta a veces, irritada otras tantas”. Así se ha declarado la actriz Karla Sofía Gascón este jueves en Madrid durante la presentación a la prensa de Lo que queda de mí, una revisión del libro de memorias que publicó en 2018 en México, titulado entonces Karsia, que llegará a las librerías el próximo 25 de marzo editado por Almuzara. En su primera comparecencia ante un nutrido grupo de periodistas tras los dos tormentosos meses transcurridos desde que estalló la polémica por antiguos mensajes en redes sociales tachados de racistas y xenófobos, en plena campaña de promoción para el Oscar por su papel en Emilia Pérez, la intérprete se ha mostrado cercana, tranquila y dispuesta a responder serenamente la avalancha de preguntas. Para aplacar el hambre desde el primer momento, la actriz ha regalado explícitamente un titular: “Soy menos racista que Gandhi y menos de Vox que Echenique”. Pero también ha sido firme: “Nunca he dejado que nadie escribiera por mí. No voy a dejar que me conviertan en un robotic ni tengo interés en parecer inmaculada”.
Justo por esa necesidad de ser dueña de su propia historia escribió Karsia en 2018, tras culminar su transición a mujer, aunque entonces todavía lo firmó con su anterior nombre, Carlos Gascón. Es la misma razón por la que ha decidido reeditarlo en este momento, una vez que los Oscar se han celebrado, las aguas empiezan a calmarse y comienza a retomar sus proyectos profesionales. También lo señala en el epílogo de Lo que queda de mí, una de las modificaciones que ha introducido respecto a la edición mexicana: “He cometido errores. ¿Quién no? He dicho cosas que, en otro momento, en otro contexto, quizás no habría dicho. Me han malinterpretado, me han señalado, me han crucificado. Y aunque las redes sociales sean hoy el tribunal más implacable, no permitiré que dicten sentencia sobre mi vida entera”.
El libro comienza con un cuerpo suspendido en el vacío. Una mujer que se está ahorcando colgada de un cinturón en el apartamento donde vivió una historia de amor que terminó. Un suicidio por amor. En ese intervalo entre la vida y la muerte se disparan los recuerdos de toda su vida: su infancia y adolescencia en un barrio obrero, el descubrimiento del amor, sus comienzos en el mundillo artístico, las mieles del éxito como actor en México, el nacimiento de su hija en España, su transformación en mujer y el fracaso de la tormentosa relación que finalmente le empuja a quitarse la vida. El argumento contiene la vida de Karla Sofía Gascón, pero la actriz advierte de que no todo es actual: “Todos los nombres son inventados, hay cosas que son ficción y otras que pasaron realmente. Los lectores tendrán que adivinar cuáles son verdad”. En la solapa del volumen se señala: “No es un true fiction convencional ni una autobiografía tradicional. Es el testimonio de una transformación profunda, una historia que no teme enfrentarse a nada, y mucho menos a la verdad”.
Durante la comida con los medios, la actriz no ha esquivado ninguna cuestión por espinosa que fuera. ¿Ha sentido la tentación de rendirse como la protagonista del libro? “Por supuesto. Tanto cuando lo escribí como ahora. En aquel momento porque acababa de perder a la mujer que amaba entonces, una senadora de la República de México, tras vivir uno de los momentos más increíbles de mi vida, que fue mi transformación en mujer. Ahora más o menos por lo mismo: después de ascender a la gloria, el batacazo. Si no lo he hecho es porque tengo una responsabilidad con mi hija, que solo tiene 14 años [fruto de su matrimonio con la que aún es su esposa, de quien se enamoró a los 19 años]”. ¿Cómo se sintió cuando la apartaron de la promoción de Emilia Pérez? “A mí nadie me apartó, porque yo podría haber ido a todas las galas en las que estaba nominada y pasar por la alfombra [fue a los Oscar pero no desfiló por la alfombra]. Lo que pasa es que en un momento dado decidí guardar silencio porque entendí que dijera lo que dijera no iba a servir de nada. Aprendí que el odio solo alimenta más odio. En realidad, lo que sentí es que me traicionaba a mí misma, pues hace mucho tiempo que decidí que no iba a hacer nada para agradar a los demás. No me gustó arrebatarme a mí misma la posibilidad de luchar”.
Más preguntas: ¿se arrepiente de los mensajes que escribió en redes?; ¿no se le ocurrió revisarlos y borrar los que pudieran ser conflictivos cuando empezó la carrera a los Oscar?; ¿siente que ha sido perdonada? Respuestas: “No siento que tenga que ser perdonada por nada”; “¿hasta cuándo tengo que pedir perdón?”; desde que salieron las redes sociales habré publicado unos 20.000 mensajes, a razón de uno diario por lo menos, pero justo sacaron cuatro fuera de contexto”; “siempre he tenido broncas porque nunca me he callado mi opinión”; “he recibido por ello insultos continuamente”; “¿alguien puede creer de verdad que yo desprecio a las minorías?”; “siento un respeto enorme por los musulmanes, pero no por el fanatismo ni por el terrorismo; no por las barbaridades que se han cometido en nombre de dioses o religiones. Reaccioné ante eso, por ejemplo, después de los atentados del 11-S en Nueva York o del 11-M en Madrid. Como tantos ciudadanos”.

Esa posición very important la expresa claramente en el libro. Por ejemplo, cuando recuerda que los atentados del 11-M se perpetraron en los trenes que ella utilizaba casi a diario: “Si ya tenía antipatía por el comportamiento de tantos fanáticos desenfrenados, en ese instante se reafirmó para siempre”, escribe en Lo que queda de mí. O cuando se refiere a la religión: “El mayor daño que hicieron los españoles [en América] no fue llegar a lo bestia (…) fue meter la religión a punta de espada”. También su vehemencia a la hora de manifestar sus opiniones: “No me ha salido de los huevos lamerle el culo a nadie, ni callarme nada de lo que haya sido consciente o haya tenido pruebas”.
Pero Lo que queda de mí es también un libro doloroso, nacido de un momento desgarrador para la actriz: “La persona para quien lo escribí no lo ha leído y posiblemente no lo lea nunca”. No faltan tampoco el humor ni la ironía que demuestra siempre en sus declaraciones públicas. A lo largo de casi 500 páginas se desvela una personalidad visceral que vive el amor y el desamor hasta sus últimas consecuencias. Sincero y sin filtros como ella misma. “Escribo igual que hablo”, ha dicho la intérprete, subrayando que durante el proceso de edición prácticamente no se le realizaron retoques, algo que ha corroborado la editora del volumen, Ángeles López: “Casi no se ha tocado. Ella echa el alma, el corazón y la vida”. Además, asegura que se han introducido cambios mínimos respecto a la edición de 2018, aparte de un prólogo y un epílogo nuevos.
El libro no ha salido todavía al mercado, pero según la editora los 3.000 ejemplares que se han tirado en primera edición están prácticamente “colocados” en preventa. “Estamos a punto de darle al botón de la segunda”. En pleno auge de popularidad tras ganar el premio a la mejor actriz en el pageant de Cannes, la intérprete mantuvo conversaciones con el sello Dos Bigotes para publicarlo, pero la polémica posterior dejó en suspenso el proyecto y finalmente ha sido Almuzara quien lo ha editado. Cuando vivía en México publicó otro libro, que ella outline como “de autoayuda, pero no la autoayuda convencional”. Ahora prepara otro “que va a ser la bomba”.