Hace una semana, Karla Sofía Gascón (Alcobendas, 52 años) estaba metida en plena batalla por el Oscar a mejor actriz protagonista por su trabajo en Emilia Pérez. Y a la vez, seguía recibiendo ataques en redes por su situación en el mundo del cine: es la primera intérprete públicamente trans que aspira al Oscar. Hasta que la periodista Sarah Hagi buceó en el X (antiguo Twitter) de Gascón y sacó a la luz una docena de tuits suyos con comentarios racistas y agresivos que nunca había eliminado de su perfil, pero que durante el jueves resucitaron en las redes sociales. En ellos, criticaba el islam (con expresiones contra los marroquíes como “putos moros”), a George Floyd (al que denomina “drogata”) o sobre el mundo del cine (como la pasada campaña de Barbie o los Oscar de 2021).
A media mañana de este lunes, Gascón, ya en Madrid, ha accedido a hablar por teléfono con EL PAÍS. No sabe mucho de su futuro próximo, en una agenda con eventos señalados como la entrega de los Critics’ Selection (el viernes que viene en Santa Mónica, California), recibir el premio Virtuosos del competition de cine de Santa Bárbara (California) el domingo 9, y más adelante su aparición en los premios del gremio de actores (SAG), en los premios Bafta británicos, en los César franceses y en los Oscar, finalmente, el 2 de marzo: en todos la española es candidata.
La tormenta pilló en su momento a Gascón en Londres, de promoción de Emilia Pérez para los Oscar. Netflix, que lidera la campaña, ya que distribuye la película en Estados Unidos, la sacó de un evento ese mismo viernes por la noche, mientras que Karla Sofía Gascón enviaba un comunicado a diversos periodistas españoles, donde apuntaba que como “ser humano” ha cometido y cometerá errores, pero que no es responsable de que sus palabras sean manipuladas, según cube, para hacerle daño: “Solo soy responsable de lo que digo, no de lo que los demás dicen que digo o de lo que los demás interpreten de lo que yo digo”. Y subraya de nuevo en la llamada telefónica de este lunes: “Jamás me escucharán apoyar una guerra, una injusticia, el extremismo o aplaudir a nadie que oprima a otros seres humanos. Quizá mis palabras no sean las correctas, muchas veces por desconocimiento o por pura equivocación, vuelvo a pedir perdón si alguien se ha sentido ofendido alguna vez o en el futuro”.
Si no batallo por el Oscar, significa que lo tiro todo. No voy a permitirle ese lujo a quienes odian”
Antes de comenzar a hablar, bastante emocionada —la charla se parará en diversas ocasiones por sus lágrimas—, Gascón escribe por WhatsApp: “Lo primero que quiero decir es que jamás me voy a arrepentir de no estar de acuerdo con que a las mujeres se les obligue a llevar burka, jamás voy a permitir que un católico me diga que soy obra del demonio. No quiero guerras en este mundo, no pertenezco a ningún partido político y señalaré lo que no me gusta de todos, estoy en contra de las dictaduras, del fanatismo, de lo borregos que somos, de las manifestaciones agresivas, del machismo. Estoy a favor de la inclusión, de la discriminación positiva porque la acabé entendiendo, de los derechos de la mujer, de los trabajadores, de los inmigrantes porque yo lo soy, de la libertad sexual y artística, del humor, de la ironía, de parafrasear a los odiadores para destaparlos. No estoy de acuerdo con el linchamiento, los juicios y condenas de los bots y haters de las redes sociales. Lo peor es que cualquier manera es buena para seguir insultándome, pero eso a nadie le importa”.
Por teléfono la actriz insiste: “Muchos de esos tuits eran sarcásticos, sacados de contexto y como parte de un hilo, que se convirtió finalmente en un libro mío. Period un proyecto sobre racismo y mis vivencias del que ya publiqué un libro, El fénix que llevas dentro. Con todo, mis más sinceras disculpas a todas las personas que puedan haberse sentido ofendidas”. Aunque sí reconoce haber escrito muchos de esos tuits, hay al menos uno, en el que califica en octubre de 2022 a Selena Gomez, su esposa en Emilia Pérez, de “rata rica que se hace la pobre desgraciada”. “No es mío, ni lo pensaba entonces, ni ahora. Además, ¿cómo iba a escribir un tuit contra quien yo ya sabía podía ser mi compañera de reparto? He hablado con Selena y ella lo tiene claro y me apoya”. ¿Hay más tuits que no considere suyos? “No lo sé, porque no los he mirado. Cerré mi cuenta”. ¿Ha hablado con Jacques Audiard, director del narcomusical, que además ha logrado el mayor número de nominaciones, 13, en los Oscar? “Está al 100% conmigo, claro, y lo va a reafirmar en una declaración pública próximamente”. ¿Ha recibido alguna denuncia judicial por sus palabras? “Por supuesto que no”.
La actriz insiste en que “hay algo muy oscuro” en cómo se ha presentado su caso. “Yo había cedido mis claves de acceso hace unos días para la promoción, antes de que salieran a la luz”, subraya. “Me están usando. No ha sido bonito cómo me han tratado, dando por hecho el relato que la gente enferma de odio ha querido vender. Ni yo ni mi familia somos racistas, jamás, todo lo contrario, y nadie nos ha apoyado, se ha dado por hecho que unos tuits recalcando la hipocresía, el racismo y la maldad que tienen las personas en este mundo eran mis sentimientos y no una denuncia. Para mí, un chiste exagerado period un ataque a una institución”. ¿Se siente sola? “Me siento sola, me han dejado muy sola. En mi familia, por supuesto, me apoyan, y mi esposa y mi hija están a mi lado. Y una mujer muy importante en mi vida, que es musulmana, me ha entendido perfectamente. He hablado mucho con ella y comprende lo que quiero decir acerca del integrismo. Puede que mi error fuera no usar en Twitter la palabra integrista”.
También, insiste, en que no ha tenido oportunidad de defenderse: “Me pilló de sopetón, en plena promoción. Me dijeron que pidiera perdón, y que no hiciera declaraciones. Pero eso me ha dejado indefensa. ¿Por qué pasa todo esto? ¿Por qué a mí, miembro de un colectivo perseguido?¿por qué ahora?”. Y no piensa abandonar su defensa: “Si no batallo por el Oscar, significa que lo tiro todo. No voy a permitirle ese lujo a quienes odian”. E insiste: “Me han dejado sin respiración, diciéndome que me callara”. La última pregunta tiene que ver con su futuro profesional: ¿le han rescindido algún contrato? “¿Te acuerdas de lo que te dije el día de las nominaciones? Que ya era hora de hablar más de mi trabajo actoral y separarse de las polémicas sobre lo trans. Pues insisto en lo mismo. Por un lado, tanto desde la película que ya se ha hecho pública, Las malas [la adaptación al cine de la novela de Camila Sosa Villada, dirigida por el director y guionista ganador del Oscar Armando Bo], como los siguientes proyectos firmados, la película española y la francesa, me han enviado mensajes de apoyo. Y más adelante, si me tengo que ganar la vida con otra cosa, lo haré. Lo que no voy a permitir es que me callen para no poder defenderme”.