En mayo de 2023, JP Morgan Chase registró el nombre IndexGPT, marcando el inicio —al menos ante el ojo público— del desarrollo de una herramienta que podría modificar el panorama financiero world. Diseñada para ofrecer asesoramiento en inversiones, esta inteligencia synthetic (IA) tiene el potencial de analizar grandes cantidades de datos y generar estrategias personalizadas para los clientes, related a lo que ChatGPT hace con el lenguaje, pero enfocado en el mundo financiero.
Aunque aún falta tiempo para su lanzamiento, proyectado para 2026 o 2027, IndexGPT ya despierta preguntas cruciales. ¿Será un aliado para los gestores de portafolios o una herramienta que los vuelva obsoletos? Y más allá de los profesionales, ¿qué implicaciones tendría un mercado operado por inteligencias artificiales?
Para los gestores de portafolios, herramientas como IndexGPT representan tanto una oportunidad como un desafío. Por un lado, su capacidad para identificar patrones y generar recomendaciones en tiempo actual podría ser un apoyo invaluable, liberando tiempo para que los humanos se enfoquen en tareas estratégicas, como ya lo hacen aprovechando otros algoritmos de buying and selling. Por otro, existe el riesgo de que los clientes comiencen a confiar directamente en estas plataformas, eliminando la necesidad de hacer su propia investigación antes de tomar decisiones de inversión.
Sin embargo, el impacto de la automatización no se limitaría a los gestores individuales. Si herramientas como IndexGPT se popularizan, veríamos un cambio en la dinámica de los mercados financieros. Los movimientos de compra y venta, que hoy reflejan las decisiones y emociones de los inversores humanos —al menos en su mayoría—, podrían volverse cada vez más mecánicos, guiados por algoritmos con capacidades sobrehumanas para identificar oportunidades. Esto plantea una serie de preguntas inquietantes.
¿Qué pasa con la volatilidad?
Si múltiples inteligencias artificiales comienzan a operar simultáneamente, reaccionando a las mismas señales de mercado con la misma agilidad, ¿podría esto amplificar las oscilaciones en los precios de las acciones?
¿Adiós al issue humano?
Los mercados siempre han sido influenciados por la psicología de los inversores. ¿Qué sucede si eliminamos las emociones humanas del proceso? ¿Los cambios de acción de precio se volverían más predecibles que nunca?
¿Concentración del poder?
Herramientas avanzadas como IndexGPT probablemente serán inicialmente accesibles solo para grandes instituciones y clientes de alto patrimonio. ¿Esto podría acentuar las desigualdades existentes en el acceso a las oportunidades de inversión?
¿Mercados sin humanos?
Un mercado operado predominantemente por inteligencias artificiales no solo sería eficiente, sino también potencialmente peligroso. Y no estamos hablando de la obvia preocupación de algunos brokers ante la posibilidad de perder su trabajo a manos de la IA. Nos referimos a las consecuencias que podrían existir directamente en los mercados al estar operados en su gran mayoría por agentes de IA.
En teoría, los algoritmos ya existentes están diseñados para minimizar el error humano y reaccionar rápidamente a cambios en el mercado. Pero la historia ha demostrado que estas herramientas no son infalibles. Por ejemplo, el “flash crash” de 2010 —una caída repentina y extrema en los mercados bursátiles causada por algoritmos de buying and selling de alta frecuencia— es un recordatorio de cómo los sistemas automatizados pueden generar disrupciones imprevistas.
Además, si la IA comienza a dominar las operaciones, ¿qué sucede con la diversidad en la toma de decisiones? Los mercados prosperan cuando hay variedad en las estrategias de inversión. Si todos los participantes dependen de modelos similares, podríamos enfrentar un fenómeno de “pensamiento único”, limitando la resiliencia del sistema financiero ante eventos inesperados. Claro, cada usuario seguramente podrá especificar el tipo de estrategia a seguir y qué tanto riesgo tomar, pero el análisis financiero “objetivo” de estos modelos debe llegar a conclusiones similares en un momento dado. Seguramente los equipos de desarrollo detrás de esta y otras herramientas similares están tomando todo esto en cuenta, pero será muy interesante ver cómo resulta el comportamiento del producto remaining.
¿De quién será el futuro de las finanzas?
IndexGPT simboliza una evolución tecnológica fascinante, pero su llegada también exige que imaginemos cómo deben funcionar los mercados y los roles de quienes los operan. Más allá de la productividad, estas herramientas nos obligan a cuestionar si la IA debería tomar decisiones que potencialmente podrían afectar economías enteras.
¿Podremos encontrar un equilibrio donde las máquinas complementen, en lugar de reemplazar, la intuición y el juicio humano? O, por el contrario, ¿nos dirigimos hacia un mercado financiero que ya no refleja las decisiones de las personas, sino de los algoritmos que hemos creado? La respuesta, como tantas veces ocurre con la tecnología, dependerá de cómo decidamos usarla y de la ética de las personas e instituciones con el poder para crear estas herramientas.