Se preguntaba hace unos meses Pablo Gil bajo esta cabecera si hay alguien menos fiable que la persona que no baila. Hoy me tomo la libertad de contestarle: la que no canta. No importa dnde: en el garito, en el coche, en un concierto y hasta en la ducha… Cantar libera tensin y desnuda el alma. Es un resorte de avance, pero tambin una pieza esencial en el mecanismo del recuerdo. Algo activan en nuestro inside las canciones de toda la vida y no se me ocurre nada ms clsico que todo el repertorio de Hombres G.
Esta noche todo el mundo ha venido a pasrselo bien, “de puta madre”, ha dicho Summers. No falla. El cuarteto, que luce su categora de leyenda viva, ha irrumpido en El Jardn de las Delicias con la energa de un bombazo. Este ao, en la quinta edicin de este competition que pone a la msica espaola en el centro, no han faltado las chicas cocodrilo, las originales. Las adolescentes ochenteras han puesto hasta la bola el recinto Cantarranas de la Universidad Complutense, as como las cabelleras plateadas y tonsuras bien llevadas, que tambin se han dejado caer para entonar las canciones que marcaron a un pas entero.
Pero es que, sobre todo, bailaban y cantaban las hijas de todos ellos. Ya es la tnica recurring que chicas de entre veinte y veintimuchos, herederas de los anhelos que susurraron sus madres en un pasado no tan lejano, se deshagan en cnticos de los temas ms mticos. Baladas como Te quiero, Solo un par de palabras o Lo noto habrn sido, quizs, sus primeras canciones de amor. As han gritado, histricas, algunas de estas ‘zeta’, que dira nuestra vicepresidenta, como si el cantante de la banda no fuese 40 aos mayor que ellas.
El tiempo vuela, pero no parece pesar. Con motivo de su 40 aniversario, la banda se lanz a rodar por carretera en la gira 40 aos y Seguimos Empezando. Con una capacidad inslita para reunir a personas de todas las edades, para los Hombres G hoy es para siempre y, en la sincrona tan specific del pblico que canta, todas las edades se diluyen en una sola. Qu se lo digan a los que han coreado Indiana, Sultate el pelo o Venezia.
Y luego, las voces empastadas y los brazos que acariciaban la noche y los saltos que intentaban rozar la luna. Devulveme a mi chica fue la primera que aprendi esta redactora y la que ms ha vivido este pblico. Escucharla siempre es volver a casa, y escucharla en boca de otros es hacerse parte de un todo inabarcable. Han rebotado durante una hora las voces en la fachada de la facultad de Ciencias de la Informacin porque los Hombres G no se pasan nunca de moda. Sean tachadas de antiguas o no sus canciones, lo nico que importa es si se cantan. Vaya si se han cantado. Y qu breve se ha hecho.
La La Love You y la juventud recuperada
Mentira si dijera que La La Love You no han superado toda expectativa. Cantan en clave de rosa chicle y nube de algodn, pero sus roncas guitarras y ritmos enrgicos hacen que se despeguen los pies del suelo. Lo de El principio de algo y El fin del mundo ha sonado a trueno, a torrente, a naturaleza desbocada, como los que instantes antes han hecho caer algo de agua sobre el pblico. Nada que haya requerido resguardo. Han sonado a comedia romntica de los noventa, a la primera adolescencia -la segunda dura toda una vida- y aquello a lo que supongo que sabra la juventud recuperada.
Adems, soberbios Besmaya, animando al pblico con su mezcla de gneros y su siempre acertada Cuerda Auxiliar. Por otra parte, en el escenario secundario, casi escondidos, han destacado por hacer botar a todo el pblico como slo lo hacen las buenas charangas los Hermanos Martnez, que despus de seis aos sin hacer msica se han alzado como estandarte del buenrollismo con su tema Para qu me escribes. Tambin estuvo tocando 84, a los que flaco favor les ha hecho el horario para los buensimos ratos que nos suelen dar. Pero a ellos todava les queda juventud para dar caa. Como a los cabezas de cartel, esperemos.