Son días de relumbrón en Hollywood. Temporada de premios, alfombras rojas, glamour. Pero la realidad de Los Ángeles, la ciudad que acoge la mayor parte de los estudios —y los salarios— del cine y la televisión, es bien distinta y poco festiva. No hay trabajo. Como poco, escasea. Y ahora, con los incendios abrasando durante semanas, la situación ha empeorado aún más. Tanto es así que California está empezando a perder empleos y población, que busca su futuro en nuevos destinos a causa de esta sangría generalizada.
La oficina de Estadística Laboral de EE UU asegura que el empleo está en su cota más baja en 30 años, pero además la situación es compleja y se alarga en el tiempo. La falta de trabajos no es solo el tema de conversación generalizado, sino que está empezando a cobrarse víctimas: el diario native Los Angeles Occasions (que ha creado contenido específico de ayuda financiera y sanitaria) ya habla de suicidios; el medio especializado Deadline, de problemas sistémicos de salud psychological. Las causas son muchas, la primera de ellas, la doble huelga de actores y de guionistas de la segunda mitad de 2023. Eso hizo, según la oficina municipal de rodajes Film LA, que en ese periodo los rodajes menguaran casi a la mitad que en las mismas fechas de 2022: de 9.000 a unos 5.500.
Los paros terminaron a finales de 2023, que puede parecer lejos, pero las producciones ya estaban en pausa y tardaron en recuperarse. Además, el convenio colectivo mejoró, algo muy favorable para los trabajadores, que así mejoraron sus condiciones laborales, pero no tanto para las grandes productoras, plataformas y empresas de entretenimiento, a los que les sale más caro crear contenido, en una California ya de por sí extremadamente cara. Hoy no solo se crean menos sequence, sino con menos capítulos. De hecho, según Movie LA, esa creación no ha parado de bajar: en los tres primeros trimestres de 2024, las grabaciones de sequence y películas en la ciudad siguieron bajando, hasta remontar ligeramente (un 6,2%) en el último. Apenas 5.800, el nivel más bajo desde la pandemia. Este año se han hecho un 31,3% menos de rodajes que en los cinco pasados, de media. Eso ha implicado una enorme pérdida de empleos, en todos los ámbitos, desde maquilladores hasta productores, de dobles de acción a altos ejecutivos: se han destruido más de 12.000 de mayo de 2023 a mayo de 2024, según datos de la oficina de empleo de California.
Además, el Estado parece menos competitivo que otros que han visto el filón y dan más ayudas a la producción: aunque ofrece 330 millones de beneficios fiscales al año, Nueva York da 700, y otros como Georgia, con Atlanta como punto clave de rodajes —y, por tanto, foco de migraciones de muchos trabajadores: allí se han rodado desde Heridas abiertas (Sharp Objects) hasta Ozark o Stranger Things—, no tienen tope. Eso sin contar con países extranjeros que incentivan que se ruede en ellos, como Canadá, cercano, más barato, con estupendos paisajes y mejores condiciones; en España, basta con ver los casos de éxito del País Vasco o de Canarias. De hecho, el gobernador de California, Gavin Newsom, propuso hace unos meses duplicar los beneficios fiscales para el cine. Ahora, una organización llamada Stay In LA (Quédate en LA, por las siglas de la ciudad) busca eliminar el tope fiscal durante al menos tres años, así como tasas e impuestos a las producciones; aseguran que por cada dólar invertido se crean 24,40 en “nuevas actividades económicas en negocios locales”, entre otros beneficios. Surgida a mediados de enero, ya recoge firmas de 17.000 miembros de la industria y ciudadanos californianos, como Keanu Reeves, Olivia Wilde o Bette Midler.
El lema de muchos trabajadores del entretenimiento—en basic profesionales cualificados durante años y con buenos salarios, pero que trabajan por obra, es decir, de manera temporal y limitada— ha sido durante meses Survive until ‘25, es decir, Sobrevivamos hasta 2025. Pero 2025 no ha llegado de la mejor de las maneras. Varios incendios, sobre todo Eaton y Palisades, han dejado 28 muertos y arrasado miles de viviendas, una situación que no va a ayudar precisamente a la recuperación del sector. Ya en los peores días de los incendios se suspendieron rodajes, por la mala calidad del aire, la dificultad de los desplazamientos y el mal tiempo, además de por respeto a quienes lo han perdido todo. También los paisajes han cambiado, y los recursos son ahora más limitados, desde el agua hasta los efectivos de seguridad o de bomberos, necesarios en los units.
Las colinas del cine llevan un año y medio de agitación, pero la situación no tiene trazas de mejorar. En agosto, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, aseguró que estaba considerando nuevos incentivos para una industria “crítica para la vitalidad económica” de la región, “piedra de toque”, dijo. Así es, porque da empleos a más de 680.000 personas y genera 115.000 millones de dólares en la región. Ahora, es muy possible que esos prometidos millones de dólares, como tantos otros, tengan destinos más prioritarios. Y los trabajadores del cine tendrán que seguir sobreviviendo, también, en 2025.
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