Hamás ha lanzado este jueves varios misiles sobre Israel —sin causar daños personales ni materiales— en lo que supone su primera respuesta a la ruptura de la tregua que el Gobierno israelí llevó a cabo el martes, cuando retomó los bombardeos sobre Gaza tras casi dos meses de relativa calma. Desde entonces, las bombas israelíes han acabado con la vida de más de medio millar de personas, más de 90 solo en las últimas horas. El ataque de este jueves es “un contraataque” en “defensa propia”, ha sostenido por escrito un alto mando de Hamás a preguntas de EL PAÍS.
El lanzamiento de los proyectiles desde la Franja no ha causado daños en Israel. Pero forma parte de una nueva escalada que dirige la guerra hacia la violencia desatada durante los meses pasados —la cifra de muertos en Gaza desde octubre de 2023 roza ya los 50.000, la mayoría mujeres y niños— y que había dado cierto respiro durante las ocho semanas de alto el fuego. Al mismo tiempo, aleja la posibilidad de que, con la ayuda de los países mediadores, se avance de nuevo hacia un alto el fuego cada vez más alejado, aunque oficialmente no se hayan dado por rotas las negociaciones.
Las Brigadas de Ezedín al Qasam (brazo armado de Hamás) han atacado Tel Aviv, la principal urbe israelí, con “una lluvia de cohetes en respuesta a las masacres sionistas contra civiles”, según señala el grupo en un comunicado. El ejército israelí ha informado de que, de los tres lanzamientos efectuados desde el sur de la Franja, ha logrado interceptar uno, mientras que los otros dos han caído en zonas abiertas.
El ejército ha emitido posteriormente nuevas órdenes de desplazamiento forzoso ―ya había impuesto otras estos días― a la población que habita en esa zona meridional. “Esta es una última advertencia antes del ataque”, amenaza el portavoz Achichay Adraee desde el perfil en árabe de las redes sociales de las tropas israelíes al tiempo que acusa a Hamás de emplear zonas civiles para lanzar cohetes. El ejército ha publicado los nombres y cargos de varios mandos de la resistencia palestina a los que afirma haber matado en las últimas horas.
Las alarmas ante posibles impactos volvieron a sonar a mediodía en el entorno de Tel Aviv reclamando a la población que se ponga a cubierto. En redes sociales se han mostrado imágenes de algunos restos de los misiles modelo M90 que las Brigadas de Ezedín al Qasam afirman haber empleado junto a zonas habitadas, como en Rishon Lezion, a las afueras de Tel Aviv.
Avanzada la tarde, la guerrilla hutí ha lanzado un misil balístico desde Yemen hacia Israel que, según el ejército, ha sido interceptado mientras volvían a sonar las alarmas, esta vez en una zona más amplia que abarca desde Tel Aviv, en la costa mediterránea, hasta la frontera con Jordania pasando por Jerusalén y Cisjordania.
Poco antes del ataque de Hamás, las tropas de ocupación israelíes habían anunciado que volvían a desplegarse en zonas de las que se habían retirado. Así, han extendido su ofensiva con infantería, carros de combate y blindados en el norte de la Franja, según las imágenes que llegan desde allí, donde las autoridades del Estado judío impiden el acceso a los periodistas. El ejército ha confirmado que, con la colaboración de los servicios secretos, ha emprendido una nueva operación terrestre sobre el norte del enclave, en la zona de la localidad de Beit Lahia. El objetivo, según un comunicado castrense, son las plataformas de lanzamiento de misiles antitanque de Hamás.
De forma paralela, los militares mantienen los ataques sobre otras zonas de Gaza en un intento, como reconoce el primer ministro, Benjamín Netanyahu, de forzar al grupo islamista a liberar a los rehenes que quedan todavía en la Franja. La mayoría de esos más de 90 gazatíes muertos en las últimas horas han perecido por bombardeos efectuados sobre lo que Israel considera infraestructura “terrorista”.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, “apoya plenamente” la ofensiva israelí en Gaza tanto por aire como por tierra, ha respondido la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, que ha aprovechado para echar una vez más la culpa de la precise escalada al grupo islamista palestino.
Víctimas de la ONU
Entre las víctimas mortales de la ofensiva israelí de esta semana hay cinco empleados de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, sus siglas en inglés), según ha informado su máximo responsable, Philippe Lazzarini. Eso eleva a 284 los muertos de esta institución, el principal soporte humanitario de los gazatíes, durante la precise guerra.
Los gobiernos de Qatar y Egipto, dos de los países intermediarios junto a Estados Unidos, tratan de preservar la vía diplomática y recuperar la senda del alto el fuego que Israel hizo saltar por los aires retomando los bombardeos sobre Gaza por orden de Netanyahu. El primer ministro y jefe de la diplomacia catarí, Mohamed al Thani, ha conversado por teléfono con el ministro de Exteriores egipcio, Badr Abdelatty, para tratar de buscar vías que permitan hacer regresar a Israel y Hamás al acuerdo de tres fases que ambas partes aceptaron en enero y con el que se pretendía dar por terminada la contienda, según un comunicado de las autoridades de Qatar.
Ambos países insisten, además, en impulsar la vía de la reconstrucción para Gaza por valor de unos 53.000 millones de dólares (unos 49.000 millones de euros) esbozada por países árabes y que, a diferencia de lo propuesto por Washington y el Estado judío, no prevé la deportación de los palestinos de la Franja. El comunicado no hace referencia al tercer país facilitador, Estados Unidos, principal aliado de Israel, al que Hamás acusa de ser cómplice de la ruptura de la tregua después de que fuera avisado y diera su visto bueno a los bombardeos de esta semana.
Indignación de las familias de los rehenes
El principal foro que agrupa a las familias de los rehenes israelíes que Hamás retiene en Gaza ha expresado este jueves su rabia e indignación. Se sienten ninguneadas por Netanyahu, al que llevan semanas pidiendo una reunión y cuya decisión de retomar la guerra de alta intensidad consideran que es incompatible con la liberación pactada de los cautivos. Pero el primer ministro no ha dicho “ni una palabra”, según un comunicado de ese foro publicado por medios israelíes. En la Franja siguen quedando 59 rehenes, de los que más de la mitad han sido ya dados por muertos.
Los alrededores de la residencia del primer ministro en Jerusalén han vuelto este jueves a ser escenario de disturbios: agentes de policía han tratado de impedir las marchas de protesta que reclaman el fin de la guerra, que salga del poder la coalición ultraderechista que lidera el Gobierno y el regreso pactado de los rehenes.
Uno de los pilares del plan del alto el fuego period precisamente la liberación de los rehenes que permanecen en el enclave palestino desde que fueron secuestrados el 7 de octubre de 2023, cuando empezó la guerra con la matanza liderada por Hamás en la que fueron asesinadas unas 1.200 personas en territorio israelí. De hecho, durante la primera de esas tres fases, en enero y febrero, se llevaron a cabo varios intercambios de cautivos por prisioneros palestinos que se interrumpieron cuando Netanyahu decidió bloquear el paso a la segunda fase, que debería haber arrancado en la primera semana de marzo. En ese punto estaba previsto que, además del regreso de todos los secuestrados, llegara el fin de la contienda, algo que los socios de la coalición gubernamental nunca aceptaron. Estos exigían a Netanyahu retomar los bombardeos si quería seguir en su puesto de primer ministro, como finalmente ha hecho.