Al closing de la noche, llegó el momento más esperado: el anuncio de la mejor película de los Goya 2025. Se abrió el sobre. Se oyó un nombre: El 47. Música, abrazos, triunfo. Pero, a los pocos segundos, se escuchó otro título: La infiltrada. Más música, más abrazos, y un inédito éxito compartido que ya forma parte de la historia de los galardones. Nunca había sucedido en las 38 ediciones anteriores de la gala. El filme de Marcel Barrena y el de Arantxa Echevarría empataron en los votos de los cerca de 2.000 académicos, de ahí que ambos resultaran ganadores ex aequo. La sorpresa se apoderó de la ceremonia. Jamás el escenario había acogido a tantos vencedores a la vez, entre los productores, protagonistas y responsables de dos largos. Ni siquiera cabían todos en el plano largo televisivo. “Ha sido un poco extraño, pero muchísimas gracias”, resumió Barrena con el cabezón en la mano. El único, de ahí que el equipo de La infiltrada tuviera que esperar para levantar su propio Goya. “Lo tendréis”, prometió una portavoz de la Academia de cine en la sala de prensa.
El artículo 13.2.4. de las bases de los Goya de este año reza: “En caso de empate en número de votos en una misma categoría, podrán proclamarse dos ganadores/as, con los mismos derechos e incluyendo sendos trofeos”. El mismo documento da fe de que ni siquiera la Academia del cine español sabe el resultado hasta el propio momento en que se descubre en la gala: “El/la notario/a realizará el recuento de votos y dará a conocer a los/as ganadores/as en el momento del acto público de entrega de los Premios Goya. El/la notario/a hará entrega al/a la presidente/a de la Academia o persona en quien delegue, de los correspondientes sobres cerrados incluyendo el nombre de cada ganador/a identificados en su exterior únicamente con el nombre de cada categoría. Dichos sobres serán abiertos y leídos durante la celebración de la gala de los premios”. Es decir, que la notaria Eva María Fernández Medina debió de ser la única en no sorprenderse cuando el anuncio del empate dejó asombrado al cine español. Como no puede ejercer fuera de su jurisdicción, hizo depositario a un compañero de profesión en Granada, Luis Rojas Martínez.
Como explicó Tamar Navas, que se encontraba en ese momento en el escenario, en un vídeo con RTVE, dentro del sobre más esperado, que abrió Belén Rueda, aparecieron más papeles de lo routine. Un folio casi totalmente en blanco rezaba, en mayúsculas, aunque en una letra relativamente pequeña: “Ex aequo”. Y luego estaban las tarjetas con los nombres de las dos películas. De ahí que la propia actriz tardó un rato en darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Y en rematar su anuncio. “Nos hemos quedado alucinadas. Ya dábamos por perdida la noche”, contó María Luisa Gutiérrez, productora de La infiltrada. “De repente hemos visto que Belén [Rueda] decía: ‘No, no. Esperad!’. Y nos miraba”, agregó Mercedes Gamero, otra productora del mismo filme. Y Echevarría confesó que de inmediato pensó en tres palabras: “La La Land”. Es decir, aquel alucinante error en los Oscar de 2017, cuando al anunciar el premio a Mejor Película Faye Dunaway dio como ganadora la película de Damien Chazelle y Fred Berger, productor del musical, desveló ya desde el escenario que la verdadera ganadora period Moonlight. Laura Fernández Espero, productora de El 47, también se acordó de aquel precedente, para mal: “He pensado que tendría que volver a sentarme”.
Pero en la fiesta del cine español no había error. “Compartir es lo mejor”, terció Echevarría. La posibilidad, por lo visto, siempre estuvo ahí. Sin embargo, nunca se dio. Por lo menos, en la categoría más deseada, según confirmó una portavoz de la Academia en la sala de prensa de los Goya. Sí había sucedido en la ceremonia de 1991 en la categoría de cortometraje (entonces no existían distintas categorías del género breve): se llevaron el galardón, a la vez, Blanco o negro, de Andrés Sáenz de Heredia, y El viaje del agua, de Nacho Pérez de la Paz, Gracia Querejeta y Jesús Ruiz. Ahora ya sucedió en el Goya más importante. Los equipos de El 47 y La infiltrada ya habían coincidido, por casualidad, en un restaurante de Granada, para comer. Horas después, volvieron a encontrarse sobre el escenario para celebrar.