Nuevo frente común de Junts y BComú contra el gobierno del alcalde socialista de Barcelona, Jaume Collboni.
Si bien la semana ambas formaciones encontraron en la escasa implicación del alcalde en la disaster de Rodalies un motivo para erosionar al ejecutivo socialista, esta vez Junts y BComú unen sus esfuerzos a santo de lo que consideran abandono del barrio del Besòs–Maresme este mandato, un ninguneo del gobierno municipal que, según los dos grupo, está haciendo peligrar la rehabilitación de docenas de viviendas aquejadas de aluminosis y otros males, una negligencia en uno de los rincones más necesitados de Barcelona que bien merece una comisión extraordinaria y la correspondiente reprobación del brazo derecho del acalde Collboni, de su primera teniente de alcalde y también responsable principal de Urbanismo, de Laia Bonet.
El Ayuntamiento ya pidió revisar los plazos de las obras para no quedarse sin el fondo Subsequent Era que espera el barrio
En su momento los comunes entregaron la alcaldía a Collboni porque temían que Xavier Trias desmantelara su legado de gobierno. Y a los de Junts les sentó deadly. Pero unos y otros ya hicieron de tripas corazón, cansados todos de la tendencia del socialista a jugar a la geometría variable y plantear sus alianzas según las circunstancias.
El portavoz del grupo de Junts, Damià Calvet, y la presidenta del de BComú, Janet Sanz, comparecieron este lunes al alimón para detallar que los vecinos de una decena de edificios de este lado de la ciudad verán bien pronto cómo se esfuman los fondos Subsequent Era de la Unión Europea que en principio servirían para retirar los apuntalamientos que desde hace mucho tiempo sostienen sus salones y otras dependencias de sus hogares porque el Ayuntamiento está demorando tanto el arranque de estas obras de rehabilitación que de ninguna manera estarán terminadas la fecha que para ello marca la Unión Europea.
Lee también
De hecho, técnicos municipales explicaron la semana pasada a los vecinos de los nueve bloques afectados que el Ayuntamiento y la Generalitat, también al alimón, solicitaron al Gobierno central que revise los plazos de estos trabajos de rehabilitación, que establezca que el límite temporal de las actuaciones que regulan los fondos Subsequent Era marque como válidas las obras iniciadas antes del 30 de junio del 2026, y no únicamente las concluidas esa fecha. Fuentes municipales agregaron que los técnicos también trataron de transmitir a los vecinos que estos trabajos de regeneración urbana tendrán continuidad más allá de los financiados con fondos Subsequent Era, que se tratan de una cuestión muy importante para el Ayuntamiento. El coste de estas rehabilitaciones ronda los 18 millones de euros. Las fuentes municipales prevén que los fondos europeos y el Ayuntamiento financien al menos el 80%. “El resto lo aportarán los vecinos, muchos de ellos mediante contribuciones del Consistorio”.
“Estas demoras no son ninguna novedad –lamentó Calvet–, y se vienen produciendo desde septiembre del 2023 por la falta de respuesta del gobierno del alcalde Collboni a las demandas de los vecinos que viven con techos apuntalados. Ya en diciembre del 2023, a propuesta de Junts, BComú y ERC, se celebró otra comisión extraordinaria que llevó al ejecutivo municipal a comprometerse con estas rehabilitaciones, pero lamentablemente muy poco se avanzó desde entonces”.
“El gobierno municipal está dejando tirados a los vecinos del Besòs cuando más lo necesitan –agregó la edil Sanz–. Llevamos dos años planteando propuestas. En el pasado mandato pusimos las bases para empezar este proyecto de regeneración urbana. Y de repente nos enteramos, por la puerta trasera y no por los espacios de participación que el gobierno municipal comunica a los vecinos que seguramente no tendrán el apoyo económico de los fondos Subsequent Era”.