“Eppur si muove”. Como Galileo al verse obligado por la Iglesia a renegar de la contraintuitiva teoría heliocéntrica y refrendar el dogma geocéntrico, el PP cube verse a sí mismo donde ha estado siempre, inamovible como una roca, y atribuye a Junts el giro que los ha hecho converger en política fiscal.
“Hemos coincidido en votaciones para bajar impuestos sin renunciar a ninguna de nuestras propuestas. Mantenemos los principios y no aceptamos chantajes ni amenazas”, argumentó ayer el líder common, Alberto Núñez Feijóo, en su steadiness del 2024, en el que aportó como prueba, si bien no astronómica sino meramente política, que “el PP está en la oposición después de haber ganado las elecciones”. Es más, aseguró que hay que “detener” a Puigdemont. Y sin embargo…
Las cosas se mueven: el 2025 estará marcado, vaticinó Feijóo, no solo por la agenda judicial que afecta al Gobierno de Pedro Sánchez, sino también por Waterloo, con Carles Puigdemont exigiendo una cuestión de confianza para renovar los votos de su matrimonio de conveniencia con el PSOE, y hasta “un poco de Franco”, en alusión a la conmemoración del cincuentenario de la muerte del dictador con la que, según el jefe de la oposición, la Moncloa pretende desviar el foco de la “colección de escándalos” de corrupción del entorno del presidente.
En estas circunstancias, y al margen del “bochorno” de los paseíllos por los tribunales de antiguos y actuales cargos socialistas, del fiscal common del Estado y de familiares de Sánchez, lo que pueda decidir el líder de Junts desde Bélgica, airado por los incumplimientos que achaca al Gobierno un año después de haber visto aprobada una ley de Amnistía que por el momento no le ha sido aplicada, será decisivo para el devenir de esta accidentada legislatura.
En Génova lo saben. Y están a la expectativa. Sin ocultar, a falta de números para una moción de censura, que no se entendería que dejaran pasar la ocasión de apoyar una reprobación encubierta como la que plantea la proposición no de ley de Junts que insta al presidente del Gobierno a someterse a la confianza de las Cortes en una votación que no sería vinculante pero sí fehaciente de su debilidad parlamentaria si la perdiera.
El jefe de la oposición cree, pese al acercamiento, que hay que “detener” al inquilino de Waterloo
A la espera de lo que decida la Mesa del Congreso, que optó por ganar tiempo ante lo insólito del requerimiento y hasta enero no calificará la iniciativa de Junts para su admisión o no a trámite, la ejecutiva de Feijóo no teme, según las fuentes consultadas, que los de Puigdemont puedan filtrar el contenido de las conversaciones que los emisarios del PP mantuvieron en el 2023 para explorar las posibilidades de éxito de una investidura finalmente fallida.
“Nos pidieron lo mismo que al PSOE y no se lo dimos”, explican en referencia a las demandas de amnistía para los implicados en el proceso independentista de Catalunya, que el PP considera que quiebra la igualdad y los principios constitucionales, y del uso del catalán, “con pinganillos”, en la Cámara Baja, aunque ahora el mismo Feijóo reconoce que, hablando gallego y castellano y con el francés de la escuela, la lengua catalana, al fin y al cabo románica, se entiende bastante bien.
Sea como fuere, a cuatro días del last del año, el presidente del PP, como period de esperar, ofreció un análisis político nada complaciente con la labor del Ejecutivo de coalición de Sánchez, al que acusó de “falta de empatía” y de estar distanciado de la realidad de España al vivir “más preocupado por su propia supervivencia” que por los intereses de los ciudadanos.
Bajo el lema “España somos todos” y tras dedicar sus primeras palabras a los damnificados por las riadas de Valencia, Feijóo, acompañado por la plana mayor del PP, compuesta por una mayoría de mujeres, desplegó su lista de agravios contra el Gobierno de izquierdas: “Cada vez se ha hecho más difícil acceder a la vivienda”, fue el primero de sus reproches.
“La mayoría de los ciudadanos no puede decir que alguno de los problemas que había en enero se ha resuelto en diciembre”, sentenció el líder common ante el “triunfalismo económico” que afeó a Sánchez. “La política se ha ido alejando de la gente, día tras día”, añadió.
Génova no teme que los de Puigdemont filtren el contenido de las conversaciones para la investidura
“Los españoles son los que hacen de este país el mejor del mundo”, concedió Feijóo, para el que la única falta es que el Gobierno “no está a la altura de su pueblo” y solo “puede ofrecer escándalos, malas noticias y dolores de cabeza, pero lo que es servir, no ha servido para nada”.
“España no necesita un mero recambio sino una alternativa”, propuso al fin el presidente del PP, que censuró que Sánchez “lleva 400 días levantando un muro”, por lo que él prometió, en contraste, “unir lo que el Gobierno quiere dividir e ilusionar a la mayoría y no satisfacer a las minorías”. Y, en este sentido, habló de la “esperanza” frente al “desaliento” y se marcó como propósito “recuperar la confianza” de los ciudadanos y “que la política recobre su significado de servicio”.