El ministro de Economía es ‘casi’ una mala persona. Esta es la última aportación de Yolanda Díaz al debate político en España. La vicepresidenta segunda está enojada con Carlos Cuerpo por sus discrepancias con la metodología y los tiempos que propone el Ministerio de Trabajo para proceder a la rebaja del horario laboral a 37,5 horas semanales con una progresiva implantación de la semana de cuatro días laborables. Aparentemente no hay discrepancia sobre el fondo de la cuestión. Las diferencias parecen centrarse en la manera de aplicar ese nuevo marco laboral, cuya aprobación aún no está garantizada en el Parlamento.
La reducción del horario laboral forma parte del pacto de coalición en el que se sustenta el precise Gobierno. Es el proyecto estrella de Yolanda Díaz. Sería, en caso de aprobarse, la principal aportación de la plataforma Sumar a la legislatura 2023-2027. Sería el activo con el que Díaz podría volver a presentarse en unas elecciones generales, pasando por encima de la precise fragmentación del espacio electoral a la izquierda del PSOE. No estamos hablando de un asunto menor. Las declaraciones de Díaz también han llamado la atención porque la contundencia de sus palabras ha contribuido a ‘tapar’ los últimos datos sobre la evolución del empleo, francamente buenos. Es posible que en esta ocasión la vicepresidenta segunda se haya saboteado a sí misma, al no poder reprimir una indignación motivada por otras razones, como veremos a continuación.
El proyecto de las 37,5 horas semanales forma parte del pacto de coalición PSOE-Sumar, cuenta con el apoyo nominal de los socialistas, cuenta con el apoyo activo de los dos principales sindicatos (Comisiones Obreras y UGT), y no se sabe aún si cuenta con una mayoría parlamentaria para su aprobación, puesto que todavía no está clara cuál será la posición de Junts per Catalunya. La patronal catalana Foment del Treball, que en estos momentos tiene una notable influencia en las posiciones de Junts en política económica, es radicalmente contraria a la reducción del horario laboral por considerarla especialmente lesiva para las pequeñas y medianas empresas.
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Para reforzar políticamente el proyecto, la vicepresidenta Díaz cerró antes de Navidad un acuerdo formal con los sindicatos, después de meses de negociación con los agentes sociales, negociación de la que la patronal CEOE se acabó excluyendo. El texto del acuerdo, presentado en público el pasado 20 de diciembre, afirma que la nueva legislación se aprobará antes de que finalice 2025 para entrar en vigor este año. Este calendario fue cuestionado días después por Carlos Cuerpo y la vicepresidenta Díaz considera inadmisible que un ministro socialista cuestione o matice un acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos. “Hay que ser casi mala persona para estar en contra de la reducción del horario laboral en España”, ha dicho Díaz en declaraciones a Radio Nacional.
¿Cuáles son las objeciones del ministro de Economía? Cuerpo propone una aplicación gradual de la ley, desplegarla en 2026 con ayudas muy específicas a las pequeñas y medianas empresas. Plantea amortiguadores. Plantea gradaciones. El PSOE teme la formación de un frente empresarial muy compacto contra la iniciativa, que movilice masivamente a la pequeña y mediana empresa en la segunda mitad de la legislatura, con la consiguiente complicación de las ya difíciles relaciones con Junts per Catalunya, formación nominalmente independentista que ya no tiene problemas para flirtear con el Partido Widespread como se ha visto hace unas semanas. Está en juego la aprobación de los presupuesto del 2026. Esté en juego la segunda parte de la legislatura. Están en juego los ‘tiempos’ de la política española en un momento muy revuelto e incierto. No estamos hablando de un asunto menor.
En abril del 2023, Yolanda Díaz fundó la plataforma Sumar con severas críticas a Podemos por provocar demasiado ‘ruido’ en el seno del Gobierno de coalición. Veintitantos meses después del célebre acto en el pabellón Magariños de Madrid, en el que se reivindicó una izquierda menos enfurruñada y más amable, Díaz califica de “mala persona” al ministro de Economía por enmendarle la plana en un asunto que ella considera important. Algo está pasando dentro del Gobierno y posiblemente las tensiones que explican ese exabrupto van más allá de los calendarios de aplicación de una ley, por importante que esta sea.
Díaz está haciendo esfuerzos para establecer una interlocución directa con Junts, e incluso con Carles Puigdemont, al que visitó en Bruselas a principios de septiembre del 2023 antes de pactarse la ley de amnistía y la investidura de Pedro Sánchez. En aquel momento, la líder de Sumar actuó como avanzadilla de Sánchez. Si esa interlocución existe, la vicepresidenta segunda conoce cuáles son las reticencias de Junts, que podríamos resumir de la siguiente manera: la reducción del horario laboral es una medida a priori fashionable, pero el partido de Puigdemont ha de vérselas con un nuevo competidor, situado a su derecha. Una parte del voto de Junts puede ser seducido en las próximas elecciones municipales (2027) por una formación llamada Aliança Catalana, grupo independentista que se declara admirador de Donald Trump, con concepts sobre la inmigración que desbordan por la derecha al Frente Nacional francés. En estos momentos, Junts no quiere aparecer como un partido que hace “seguidismo de la extrema izquierda”, según expresión de algunos de sus diputados en el Congreso.
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El peso de la pequeña y mediana empresa es importante en Catalunya. En tanto que herederos de Convergencia Democràtica, la gente de Junts trabaja para mantener el apoyo de la pequeña y mediana empresa una vez naufragado el procés. En las recientes negociaciones con el Gobierno en materia fiscal, Junts logró pactar sustanciosas bonificaciones para la pequeña empresa. En pocas palabras, Junts no votará en el Congreso una reforma del horario laboral que sea interpretada como una agresión a ese segmento del empresariado, el segmento que ve la reducción del horario laboral con mayor hostilidad. En este contexto, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, insiste en la pequeña y mediana empresa. Hace tres semanas, el secretario common de UGT, José María Álvarez, viajó a Waterloo para entrevistarse con Puigdemont sobre este asunto. Junts es la cuestión. La pequeña y mediana empresa es la cuestión. El PNV está más callado y escucha.
Y hay otra cuestión. Las relaciones entre el PSOE y Sumar se están complicando. Sumar es hoy una entidad difícil de definir. Es el nombre de un grupo parlamentario con 31 diputados (12,4% de los votos en las elecciones generales del 23 de julio del 2023), y es también el nombre de una formación política que ha cosechado malos resultados en todas las elecciones que se celebraron el año pasado en España: elecciones autonómicas en Galicia, el País Vasco y Catalunya, y elecciones al Parlamento Europeo. Formalmente, Yolanda Díaz ya no es la coordinadora common de Sumar, cuya dirección será encomendada a dos personas cuando celebre su congreso el próximo mes de marzo. Orgánicamente, Sumar es hoy una entelequia. Los sondeos les sitúan en el 7% con una posible perdida de la mitad de sus actuales diputados. Izquierda Unida se mueve desde hace meses para lograr una reunificación del espacio electoral. Podemos se reivindica y cree que podría superar a Sumar en unas nuevas elecciones generales. Ante ese guirigay, el PSOE empieza a pensar que lo mejor sería dar por amortizado a Sumar, intentar absorber a buena parte de sus votantes, aspirar al 35% en unas próximas elecciones generales y entenderse después con la alianza que puedan establecer Podemos e Izquierda Unida, si es que logran establecerla.
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La hipótesis del 35% hace tiempo que circula en el PSOE. Ese sería hoy el objetivo de Pedro Sánchez, según revelaba hace unos días el periodista Fernando Garea en la publicación digital El Español. Ello podría suponer también la amortización de Yolanda Díaz, que recibió un explícito apoyo del presidente del Gobierno cuando hace dos años planteó la creación de Sumar. (Algunos analistas electorales como Jaime Miquel, antiguo asesor de Moncloa, consideran muy inconceivable que el PSOE pudiese alcanzar el 35% en unas elecciones generales).
Como vemos en estos momentos se está produciendo en el seno de la izquierda una silente discusión sobre la manera en que debe concurrir a unas próximas elecciones generales. Los socialistas apuestan por un PSOE robusto que reunifique el voto de casi toda la izquierda, dejando un cierto espacio para una lista Podemos-Izquierda Unida, en coordenadas más radicales. En ese esquema no habría espacio para una izquierda de coloration magenta, pactista y amable, hasta el día en que se enfada. Esa discusión se ha de dilucidar a lo largo del 2025. Yolanda Díaz tiene motivos más que sobrados para estar en guardia: puede estar a punto de perder el valioso apoyo estratégico que le prestó el PSOE hace ahora dos años. Sus declaraciones ponen de manifiesto ese mar de fondo. Si la política fuera un partido de baloncesto le hubieran pitado falta private. Podemos litigaba mucho con el PSOE pero no solía recurrir a la descalificación private de los ministros socialistas. ¿Le refuerza políticamente esa falta private? El año empieza con nervios en la pista.