Michael Pettis (Zaragoza, 1958), economista de Carnegie Endowment y profesor de finanzas de la Universidad de Pekín, dinamitó el consenso sobre el libre comercio con su libro Commerce wars are class wars (Yale College, 2020 –las guerras comerciales son guerras de clase–). Defiende en esta entrevista una política de aranceles por parte de países como Estados Unidos.
Aranceles
“Actúan como una reestructuración mundial para frenar el descenso de salarios”
¿Hay un cambio de paradigma con Trump?
Creo que tenemos que evitar poner demasiado énfasis en Trump. Porque estos movimientos populistas empezaron antes. En Inglaterra, Francia, Alemania. Este momento me recuerda los años treinta y los años setenta del siglo pasado. Se cambia, por fin, la forma de pensar. Hay un reconocimiento de que el mundo perfecto, de flujos de capital libres, de libre comercio, de banqueros centrales que gobiernan el mundo, no funcionó. Eso benefició a Wall Road y a las grandes corporaciones multinacionales, pero no benefició al trabajador, a la clase media estadounidense ni a las pequeñas y medianas empresas. Y de ahí creo que se entiende la revolución Trump.
Pero Trump parece querer dar una de cal y otra de enviornment a Wall Road. Por un lado, quiere más desregulación. Por el otro, quiere aranceles.
Empecemos por los aranceles. La globalización benefició a las empresas multinacionales y a los financieros porque servía para obligar a los países a competir sobre la base de salarios bajos. Esto solo ha sido posible porque hay países como Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá dispuestos a mantener enormes déficits comerciales. A estos tres países les corresponde entre el 60% y el 80% de todos los déficits comerciales mundiales. No tiene sentido. Pero ha sido necesario para absorber los superávits de países como Alemania o China.
¿Los aranceles pueden resolver esto?
Para mí, el efecto de los aranceles depende de si se trata de una economía con superávit o déficit. Una guerra comercial es mucho más difícil para países con superávit estructural como China o Alemania que para Estados Unidos. Un arancel significa bajar el consumo en favor de la producción. Y el consumo es ya insuficiente en China y Alemania países que tienen un exceso de producción.
¿En una guerra comercial, EE.UU. y otros países deficitarios pueden salir ganadores?
Sí. Hay un coste a corto plazo, pero pueden beneficiarse a largo plazo. Hay que entender que los aranceles son, en última instancia, un impuesto que produce una transferencia de renta desde los consumidores a los productores. Esto solo será posible en países deficitarios como EE.UU.
¿Puede Trump usar aranceles sin perjudicar a los consumidores en EE.UU. con las subidas de precios?
Sí. A medio plazo. Porque los consumidores también son productores. Por ejemplo, si el arancel afecta a los vehículos eléctricos, se puede conseguir un aumento de la fabricación de vehículos eléctricos dentro de Estados Unidos. Esto aumentará la productividad y los salarios también. Es solo un ejemplo. Los aranceles pueden beneficiar al consumidor si se aplican a los productos adecuados en las circunstancias adecuadas.
Muchos coincidirían en que es un momento tipo años treinta, pero no por el cambio de pensamiento con el New Deal, sino porque los aranceles conducen a la depresión y al fascismo…
Eso es porque tenemos una imaginación histórica deficiente. Hubo reacciones populistas a finales del siglo XIX, en la década de 1860 en los EE.UU., en la década de 1830 en Europa. No acabaron creando a un Hitler. Pero lo que ha ocurrido en otros momentos, y parece estar ocurriendo ahora es que termina un período que fue muy bueno para el capital internacional y resultó no ser tan bueno para los trabajadores. Por eso con los otros autores titulamos nuestro libro “Las guerras comerciales son guerras de clase”.
¿Si estalla una guerra comercial, el resultado será la creación de diferentes bloques?
Probablemente habrá bloques sí. Pero eso no tiene por qué ser una tragedia. Es bueno tener grandes economías para obtener economías de escala. Si Irlanda se incorpora a Europa en una economía de comercio libre, obtiene, sin duda, enormes economías de escala. Pero si sumas Europa y la economía estadounidense ¿te beneficia mucho más? No creo. Y con bloques regionales habría ventajas. Los países como Alemania que adopten políticas de beggar thy neighbour (estrategias económicas que reducen la demanda agregada y perjudican la actividad económica, en common, pero que benefician al país que las adopta), no podrían seguir igual. Y eso es bueno porque esas políticas son perjudiciales para todo el mundo.
¿Para evitar una represalia de aranceles, podría haber un intento de pactar una bajada del dólar como ya ocurrió en los años ochenta con el Acuerdo Plaza?
Llámalo el Acuerdo Plaza, llámalo el nuevo Bretton Woods, lo que quieras. Hay que reestructurar el comercio mundial. A cada país con superávit se le deben dar unos años para poner su casa en orden. O si no, aplicarle aranceles en contra. O algún otro tipo de penalización por mantener estos superávits. Una solución multilateral, desde luego, sería excellent. Otra manera es que Estados Unidos actúe unilateralmente. Lo peor sería no hacer nada.
¿Son los aranceles la mejor manera de proceder?
No. El mejor plan sería decir a los países con un superávit comercial que si quieren adquirir bonos estadounidenses para debilitar sus divisas, tendrán que pagar un impuesto.
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