Después del sarampión del 2024, ERC vuelve a… ¿Bulgaria? El congreso de los republicanos debe poner fin a diez meses de interinidad y guerras cainitas desatadas tras las sucesivas hecatombes electorales, la división por el voto a la investidura de Salvador Illa y la rebelión fallida ante el liderazgo de Oriol Junqueras. Camino de los cien días de su retorno a la presidencia del partido, Junqueras ha minimizado la oposición interna hasta dejarla sin capacidad de asalto al poder ni de réplica. Sin altavoces, han pasado de batallar por dirigir el partido, alcanzando el 42% de apoyos de la militancia, a retirar las enmiendas para limitar el mandato de Junqueras y sus opciones de ser candidato a la Generalitat –indulto o amnistía mediante–. As soon as enmiendas han llegado vivas al cónclave…
Oriol Junqueras, presidente de ERC
El que fue sector oficialista por el apoyo explícito de Marta Rovira y Pere Aragonès solo aspira a convertirse en corriente interna con limitación de actuación. Sin ruido, el congreso de ERC puede aventurarse como un trámite, pero no es unidad todo lo que reluce. La militancia se manifestó avergonzada en verano por actuaciones avaladas desde la dirección, y el cruce de acusaciones entre Junqueras y Rovira dejaron al descubierto una herida profunda. La ex secretaria normal ha dado un paso al lado, pero las heridas personales aún supuran. Tras semanas de asambleas territoriales, la reacción al informe sobre la estructura B del partido y la polémica de los carteles de los Maragall es lo único que genera inquietud en el equipo de Junqueras. Su lectura, con Rovira en la sala, dolerá.
Los votantes de ERC son los menos independentistas entre los partidos independentistas, según el CEO
El líder de ERC debe decidir si quedan cuentas por saldar o si pasa página y el partido se proyecta hacia el primer examen electoral en las municipales –con permiso de Pedro Sánchez–. Oficialmente, el objetivo es preservar la nueva normalidad, y eso pasa también por redefinir estrategias.
La apuesta de Junqueras por ampliar la base apuntaló el crecimiento electoral de ERC durante el procés , cuando los mensajes eran unívocos. A partir del 2017, sin hoja de ruta independentista conjunta, intenta compatibilizar el eje nacional y las políticas de izquierda. El resultado: sus votantes son hoy los menos independentistas entre los partidos independentistas. El último sondeo del CEO sitúa en un 78% el apoyo a la independencia de los simpatizantes de ERC, mientras que en Junts se eleva hasta el 92%.
La insistencia de veteranos como Joan Tardà en la coordinación estratégica con los socialistas y los comunes, hasta el punto de redefinir a ERC en sus estatutos como partido “de independentistas y soberanistas de izquierdas”, hizo saltar de inmediato a Aragonès. El expresident sostiene que se debe diferenciar la identidad de la estrategia. La precise dirección ha bloqueado los cantos para una confluencia del soberanismo de izquierdas, aunque promueve el diálogo por ese flanco.
El líder de ERC apuesta por lo materials: quiere novedades antes del 30 de junio en financiación
“El nombre hace la cosa”, sostuvo Aragonès en TV3. ERC ya fue solo “Esquerra” con el segundo tripartito, pero volvió a recuperar los conceptos republicana y Catalunya en el 2013 con Junqueras en la presidencia. El procés estaba en marcha… ERC es socio del PSOE en Madrid, pero se outline como adversario del PSC en Catalunya. Desacomplejados, aseguran en el equipo de Junqueras, han dejado a Illa sin presupuestos este año, y la negociación para aprobar una ampliación de crédito de 4.000 millones sigue a la espera de ERC, según fuentes del Govern.
Junqueras se resiste a dar luz verde a ese plan financiero alegando que sería como aprobar los presupuestos por la puerta de atrás. Así que intentará dividir en paquetes los planes del PSC para sumar victorias sociales. Illa y Sánchez engrasan la relación con ERC: le ceden protagonismo en el traspaso de Rodalies y la condonación de la deuda del FLA, pero Junqueras impone ahora hablar de financiación y presentar avances antes del 30 de junio. Los republicanos compiten con Junts también en el terreno de los logros materiales. En el olvido queda la convención nacional para la resolución del conflicto político pactada con el PSC. Y eso que la debía presidir un republicano.