El ejercicio no resulta demasiado alentador para empezar la semana. Se basa en repasar los primeros mensajes recibidos (y enviados) un lunes, de buena mañana, casi siempre por WhatsApp. Quejas, tristeza y personas que arrancan con un lexatin para lograr llegar al viernes. En una de esas conversaciones, me llega un diálogo, dividido en dos secuencias, de una pareja abrazados en la cama. Ella comenta: “Cariño, dime esas tres palabras mágicas”. “Es mi culpa”, responde él. La mujer le duplicate: “No, esas no. Las importantes”. “Tienes la razón”, contesta el muchacho. Nada como un poco de humor heterobásico para arrancar el día con una sonrisa y plantar cara al enfado que gobierna el mundo.
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