France 24 estuvo en el punto conocido como El Cable, de los Cerros Orientales de Bogotá, cuando las llamas todavía no estaban controladas. En pleno Fenómeno de El Niño, más de la mitad de los municipios del país estuvieron en alerta roja por incendios. Con la alerta del fuego, ¿cuáles son las perspectivas?
La semana más difícil de los incendios forestales en Colombia ya pasó, al menos por ahora. La falta de lluvia y las altas temperaturas dispararon las llamas en gran parte del país. Al 25 de enero, 977 de los 1.102 municipios colombianos estaban en uno de los tres niveles de alerta por conflagraciones. De esos, 681, es decir más de la mitad del país, estaban en alerta roja, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Y la realidad no se quedó únicamente en advertencias. A esa fecha, en toda Colombia se habían registrado 360 incendios forestales desde el 3 de noviembre de 2023, el periodo en el que las autoridades oficializaron el comienzo del Fenómeno del Niño para el territorio nacional. Pero de las 360 conflagraciones, 278 habían sido únicamente en enero, de acuerdo con la información de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
En otras palabras, enero fue el mes de los incendios forestales en Colombia y estos arrasaron con más de 7.400 hectáreas.
Después de un trabajo sin descanso de bomberos, militares, policías, voluntarios y hasta equipos internacionales, lograron controlar gran parte de las llamas. Para el 28 de enero, solo había siete fuegos activos en todo el país, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Uno de ellos period en la turística Sierra Nevada de Santa Marta.
Aunque las llamas fueron controladas casi en su totalidad, los fuegos alcanzaron ecosistemas únicos como los páramos de Berlín y de Santurbán en el departamento de Santander, en el noreste del país; y se hicieron virales las fotografías de los frailejones calcinados. Esta planta es esencial para absorber la lluvia y los líquidos del ambiente para convertirla en gran parte del agua potable que consumen los colombianos.
Los emblemáticos Cerros Orientales de Bogotá también ardieron durante casi una semana completa y únicamente hasta el 29 de enero se conoció la causa de dos de los incendios. Citando un informe de los Bomberos de Bogotá, el alcalde de la ciudad, Carlos Fernando Galán, explicó que en el sector de La Vieja las llamas iniciaron por una fogata.
Y más hacia el norte, en El Cable, la razón fue que un rayo de sol calentó una botella de vidrio al punto de generar llamas que se propagaron con facilidad por los fuertes vientos de la alta montaña y por las hojas secas que botan los pinos.
Paradójicamente, esta especie de árboles, junto con los eucaliptos, no son nativos de la zona; sino que fueron plantados hace más de 50 años para revertir la deforestación. Ahora son el flamable perfecto para que las llamas se propaguen rápidamente, como lo aseguró el soldado Deibinson Caicedo, del Batallón de Alta Montaña No.1 de la Brigada XIII del Ejército. Además, así lo prueban las más de 25 hectáreas que se quemaron en los Cerros Orientales.
Así apagaron los incendios en los Cerros de Bogotá
Desde el punto más alto de El Cable se veía una capa de smog que cubría a Bogotá. En gran parte period por el humo que producían los incendios y fue tanto que la Alcaldía declaró diferentes niveles de alerta en seis de las 20 localidades por la mala calidad del aire. Incluso, ampliaron la restricción de circulación para ciertos vehículos, que normalmente aplicaba de lunes a viernes y, en medio de la disaster ambiental, la extendieron al sábado.
Mientras que en la montaña, las llamas se volvían a prender de la nada. La cabo Neyla Pinzón, que trabaja en el área de búsqueda y rescate de animales en emergencia para los Bomberos de Bogotá, explicó a France 24 que la tierra ya había reunido tanto calor, que el fuego seguía por debajo de la superficie así no se viera por encima.
Por eso, cientos de personas fueron desplegadas en el terreno para apagar las llamas con palas y rastrillos, y para cortar las cortezas de los árboles que habían sido alcanzadas por el fuego.
Los Cerros Orientales son un terreno tan empinado y rocoso, que los carros de bomberos no llegan al punto más alto de las montañas. La solución fue extender metros y metros de mangueras conectadas a carrotanques en las partes bajas y a piscinas improvisadas en las partes altas para poder llevar a todos los rincones y combatir las llamas que fueran más grandes.
Cada tanto pasaban helicópteros lanzando agua, pero una parte se evapora antes de caer y esto hace que las gotas sean casi imperceptibles incluso en la piel de una persona.
Mientras tanto, en terreno, quienes intentan extinguir el fuego soportan el humo que no para. Intentan frenarlo con mascarillas y trapos húmedos, pero siempre terminan con la cara hecha cenizas.
Los incendios de este año en Colombia han sido noticia por la cantidad de territorio que abarcaron y porque se dieron en pleno Fenómeno de El Niño, un evento que hará que en el país los meses más calientes vayan de enero a marzo. Es decir, que el riesgo todavía no acaba.
A pesar de esto, la cabo Pinzón asegura que no es la primera vez que los Cerros Orientales arden en llamas y que hace más de 10 años, vivió de primera mano tres semanas continuas en las que los bomberos de Bogotá corrieron de arriba a abajo para apagar el fuego.
Aunque los incendios forestales no son nuevos en el país, el Gobierno de Gustavo Petro redujo en un 25% el dinero que le destinó este año a la Dirección Nacional de Bomberos. France 24 comparó el Presupuesto Basic de la Nación y comprobó que se pasó de 91.100 millones de pesos colombianos en 2023 a 68.300 millones en 2024.
Sin embargo, ese no es todo el dinero que reciben los bomberos. El Artículo 35 de la Ley 1575 de 2012 establece que la segunda fuente de financiación son las pólizas de seguro que cubren los daños por incendios. En últimas, que el Gobierno reduzca el dinero para los bomberos no significa que se quedarán sin recursos, pero sí afecta el bolsillo de estos rescatistas.
Por otro lado, el Gobierno declaró situación de desastre y calamidad pública desde el 25 de enero en todo el país por los incendios forestales. Esto le permite utilizar presupuestos que habían sido aprobados para otras razones, e invertirlos en mitigar las emergencias.
Además, activó protocolos de ayuda internacional a entidades como Naciones Unidas y la Unión Europea. Esto permitió que Perú enviara un sistema contra incendios que incluía 220 contenedores que liberan cargas de agua desde el aire y que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) contribuyera con expertos en desastres. Chile y Canadá también respondieron al llamado de ayuda.
Incendios forestales en otras partes del mundo
Aunque las llamas fueron voraces en Colombia, no es el único país que está enfrentando los fuegos. Así lo muestra el programa FIRMS de la NASA, que registra incendios y también los puntos de calor que no necesariamente son conflagraciones.
El panorama precise es crítico también en la vecina Venezuela y en países de África Occidental y Central como Benín, Nigeria y Camerún. Además, se han registrado incendios en la ciudad chilena de Talca, que mató a cuatro personas, incluidos dos niños.
Y en Argentina, el Servicio Meteorológico Nacional declaró la máxima alerta para la provincia de Mendoza, y partes de Neuquén y San Juan. Allí, las temperaturas están tan altas que “pueden afectar a todas las personas, incluso a las saludables”, según el organismo.
De esta manera, las altas temperaturas del Fenómeno del Niño en las áreas tropicales y en el verano del hemisferio sur están contribuyendo a que haya más incendios forestales de lo recurring.