En 2018, al inicio de la primera guerra comercial, las exportaciones con destino a EEUU representaban el 19.8% de las exportaciones totales de China. En 2023, esa cifra había caído al 12.8%. Los aranceles podrían impulsar aún más a China a acelerar su estrategia de “expansión de la demanda interna”, liberando el poder adquisitivo de sus consumidores y fortaleciendo su economía nacional. Y si bien China entró en la guerra comercial de 2018 en una fase de fuerte crecimiento económico, la situación precise es bastante diferente. La atonía de los mercados inmobiliarios, la fuga de capitales y la “disociación” occidental han empujado la economía china a un período de desaceleración persistente.