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Las cosas ya se han puesto feas. Donald Trump todavía no ha puesto un pie en la Casa Blanca y ya su estridente corte de asesores se ha enzarzado en disputas internas. En los últimos días, Elon Musk y otros magnates del sector tecnológico han intercambiado insultos con las bases MAGA acerca de la migración altamente cualificada. Lo que parece una insignificante refriega en torno a la emisión de visados constituye, en realidad, la señal de una desavenencia mucho más profunda. Por primera vez, el mundo de la tecnología llega a Washington, y su visión del mundo está llamativamente enfrentada con el movimiento MAGA. La forma en que se resuelvan esas tensiones y quién sea el ganador final en la partida tendrán una profunda influencia en la economía estadounidense y sus mercados financieros durante los próximos cuatro años.