Camil Ros (Vallromanes, 1972) será reelegido secretario normal de UGT Catalunya por tercera y última vez en el congreso que el sindicato celebrará en Matarò esta semana. Se mantendrá la estructura precise, en la cual el líder sindical de Seat, Matías Carnero, seguirá como presidente.
Cuentas públicas
Yo quiero tener presupuestos, aunque sea para criticarlos”
¿Por qué un tercer mandato?
El primer mandato fue un momento de relieve muy histórico cuando se marchó Pepe Álvarez. El segundo, un golpe pasado el procés , porque cuando ya parecía que cogíamos aire, viene la covid y acabamos también la reestructuración interna y económica. Este tercero es de consolidación de toda esta continuidad de este modelo.
¿Por qué se ha escogido Mataró para celebrar el c ongreso?
Porque en Mataró es donde el Centre Obrer de Mataró, en 1887, hace una carta pidiendo un congreso obrero para la unidad, para unir los gremios y crear un gran sindicato. Y en 1888, en Barcelona, se crea la UGT.
¿Cuál es el mensaje clave que quieren lanzar en el c ongreso?
Para intentar resumir todo, es que “queremos más”. Durante estos cuatro años hemos conseguido muchas cosas. Seguramente en tan pocos años no se habían conseguido tantos derechos: la reforma laboral, el salario mínimo o las pensiones. Pero si nos quedáramos solo con esta foto, nos faltaría otra mitad, que es que durante este periodo, por desgracia, los precios han subido mucho más que los incrementos salariales. Y en medio la disaster inmobiliaria, especialmente en el alquiler.
Concrete que más hace falta.
Por un lado, la reducción de la jornada. También en la negociación del salario mínimo se tiene que situar lo que pide UGT de que hace falta un salario profesional adecuado a la realidad en Catalunya.
¿Diferente del de España?
Sí.
¿Cuál tendría que ser ese SMI de Catalunya?
Si cogemos el salario mínimo de referencia, que es como lo identifica la Generalitat, tendría que ser de alrededor de 1.410 euros.
¿Y cómo se podría articular su cumplimiento?
Legalmente no se puede hacer, siempre que no haya un cambio legislativo. Los convenios colectivos marcan unos mínimos. Pero en el ámbito de la empresa o en un ámbito territorial lo que puedes hacer es mejorar. Mientras se plantea una reforma a nivel estatal, si hay voluntad política se podrían hacer cosas. Por ejemplo, que la Generalitat de Catalunya, con todo lo relacionado con la contratación pública, pudiera empezar a predicar con el ejemplo donde el indicador fuera ese salario mínimo catalán de referencia.
Pero las patronales se quejarían diciendo que con este SMI catalán son menos competitivas dentro de España.
¿Pero el mercado es el Estado o es Europa? Si quieren se puede hacer un salario mínimo europeo, que quizá todavía saldría más alto. Si quieren competir bajando costes laborales, eso no hará que seamos competitivos, porque siempre habrá alguien con un coste salarial más bajo.
Más de la mitad de los nuevos puestos de trabajo en Catalunya los ocupan inmigrantes. ¿Cómo puede afectar al mercado laboral?
El debate de la inmigración no puede ser solo de si necesito camareros, fresadores o torneros. El debate tiene un componente primero que es humanitario. Algunos por situaciones de guerra, otros por situaciones de pobreza. No podemos reducir el debate de la inmigración a los cupos o la contratación en origen. Y después tiene que haber unos elementos de integración. Y una economía solo de ingenieras y de informáticos y de técnicos no existe.
En este nuevo mercado laboral desde el 2022 Madrid ya tiene más ocupados que Catalunya. ¿Le preocupa?
Primero, yo no he tenido una actitud very important, ni sindical ni política, en contra de o de eso es culpa de… Nosotros lo que tenemos que mirar es Catalunya. Partiendo de un Estado del bienestar catalán potente para estar en la media de estándares europeos, tenemos que mirar qué necesitamos, cuántos recursos, cuánta mano de obra y qué modelo económico-industrial queremos. Las regiones o estados que mejor resisten las disaster económicas son los que tienen más Estado del bienestar y más industria como elemento determinante. El debate que se está abriendo ahora de Madrid DF es si es un tema de crecimiento por el decrecimiento de la actividad industrial en otros sitios.
¿Preocupa el efecto capitalidad?
Nos puede preocupar a nosotros, pero yo creo que preocupa más en otras partes del Estado.
¿Cómo van las relaciones con el nuevo Govern catalán?
Todavía están entrando y por la aritmética de la mayoría del Parlament seguramente hay cosas que van más lentas. En estos momentos tendríamos que estar con los presupuestos.
¿Se ha mitificado la utilidad de los presupuestos?
Sí, pero yo quiero presupuestos, aunque sea para criticarlos. Porque una cosa es tener un presupuesto y la otra es tener un presupuesto prorrogado, donde acabas dependiendo de modificaciones de crédito. Hay toda una serie de recursos que se acaban perdiendo por el camino.
Hablando de rapidez, la primera reunión del Consell de Diàleg Social tardó cinco meses.
También está relacionado en parte con esta situación de falta de presupuesto.
¿Estamos en un infierno fiscal?
Puedo aceptar que no hay una progresividad o una justicia fiscal en el ámbito de las empresas, porque en algunos aspectos tienen una fiscalidad más alta las empresas pequeñas que las grandes. Pero los estados o regiones que van mejor pagan más impuestos que nosotros.
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