Regresa Rabobank al ciclismo y quienes advierten la historia como una sucesión de buenas acciones lo convierten en síntoma, señal y signo de que el ciclismo se ha regenerado, vuelve a ser un deporte respetable, pues no en vano, recuerdan, el respetable banco de los Países Bajos dejó escrita esta nota para anunciar que dejaba de patrocinar al equipo de Óscar Freire y Denis Menchov: “Hemos perdido la esperanza de que el mundo del ciclismo sea capaz de convertirlo en un deporte limpio y justo”.
Doce años después, ese mensaje de despedida lo transforma el banco en una epifanía, un aleluya: “Con la incorporación del Group Visma-Lease a Bike a nuestras asociaciones deportivas, volvemos a nuestro viejo amor: el ciclismo. Como patrocinador del maillot de los equipos masculino y femenino, así como del Equipo de Desarrollo, esperamos apoyar juntos a la próxima generación de talentos del ciclismo”.
Quienes escarben un poco más en la historia y las circunstancias del patrocinio ciclista del banco podrán encontrar, sin embargo, y apoyándose en una cierta visión materialista de la historia, razones para pensar que el anuncio de que Rabobank regresa para apoyar económicamente al equipo Visma no es sino una operación meramente comercial.
Rabobank entró en el pelotón en 1996 de la mano de Theo de Rooy y en nada se convirtió en la marca única del ciclismo en los Países Bajos. No solo patrocinaba el equipo de la primera división profesional, también las diferentes selecciones neerlandesas, un equipo de aficionados y otro femenino. En el Rabobank, dirigido por Erik Breukink, ganó Freire tres San Remos, etapas en todas las carreras y el maillot verde del Tour, y en el Rabobank encontraron abono las ganas de clásicas y piedras de Flecha y Horrillo. Con el Rabobank estuvo a punto Michael Rasmussen de ganar el Tour de 2007 si no hubiera decidido el propio equipo retirarlo de la grande boucle, presionado por la dirección de la carrera y agobiado por las noticias que relataban cómo se había escapado el danés de los controles antidopaje en connivencia con la dirección del equipo. Rasmussen estuvo a punto de suicidarse, De Rooy fue destituido y el banco siguió apoyando al equipo como si nada hubiera ocurrido. En 2009 ganó su única grande, el Giro, por medio de Menchov y en 2012 la agencia antidopaje de Estados Unidos (USADA) inició una investigación en los años de Lance Armstrong como corredor del US Postal. Los accionistas norteamericanos se asustaron. En octubre, Rabobank cerró el equipo a la manera en que lo hacen las grandes empresas: seguiría financiándolo un año más a cambio de que su nombre no saliera por ninguna parte. Repetía la estrategia utilizada por T-Cellular, el gigante telefónico alemán cuando dejó el ciclismo en 2007 a raíz de la implicación de su mito, Jan Ullrich, en la Operación Puerto.
Si Bob Stapleton, el ejecutivo norteamericano que se hizo cargo del equipo alemán encontró rápidamente un nuevo sponsor, la marca de ropa Columbia, Rabobank se transmutó en Blanco Group a comienzos de 2013. Harold Knebel, el millonario que se había encargado de gestionar el equipo tras la marcha de De Rooy, se echó a un lado. Se hizo cargo de todo su director de comunicación, Richard Plugge. Este ideó la estrategia de llamarlo Blanco, símbolo de pureza y de pobreza, de espacio publicitario libre. En junio, rápidamente, encontró una marca que llenara el espacio, Belkin, y en agosto inició una escrupulosa investigación en el historial de sus corredores para despedir a todos aquellos que tuvieran una mínima mancha de dopaje. Mantuvo, sin embargo, como director a Frans Maassen, histórico de los tiempos de Breukink y De Rooy. Y fichó a Merijn Zeeman, amante de la disrupción con el que, en pocos años, construyó el coloso Jumbo a partir de 2015, Visma desde 2024. La tecnología y la estructura empresarial son su credo, la investigación, la transformación del ciclismo de un deporte de unos cuantos exagerados tomando EPO en una especialidad pura del alto rendimiento que ha revolucionado para todos los demás las ciencias de la nutrición, del entrenamiento, de la tecnología del deporte. Y todos les imitan.
Rabobank se despidió de Plugge y regresa con Plugge. “Su decisión demuestra lo mucho que ha evolucionado el ciclismo en los últimos años y cómo nuestro equipo se ha convertido en sinónimo de profesionalidad, integridad y éxito”, señala Plugge al anunciar el acuerdo por los próximos tres años y medio. “A través de esta asociación, seguimos construyendo el futuro del deporte e inspirando a la próxima generación de talentos del ciclismo”.
El círculo se cierra. La metáfora del ciclismo en la última década.