Durante sus mandatos, José Luis Rodríguez Zapatero impulsó las carreras de algunos dirigentes –Carme Chacón, Eduardo Madina o Leire Pajín– en clave sucesoria y de relevo generacional. Aunque finalmente fue el veterano Alfredo Pérez Rubalcaba quien tomó las riendas del PSOE, en el 2012, tras la caída del gobierno socialista y la marcha de Zapatero.
Y todo debate sucesorio quedó enterrado, o fue extirpado de raíz, cuando Pedro Sánchez recuperó el liderazgo del partido, ya en junio del 2017, contra todo el institution socialista. Apenas volvieron a emerger algunas aspiraciones internas ante la previsión de que Sánchez perdería el gobierno tras las elecciones adelantadas de julio del 2023. Pero, contra viento y marea, consiguió revalidar la presidencia.
“Pedro, no te rindas”, es la demanda que hoy expresarán los simpatizantes ante las puertas de Ferraz
Sus últimos nombramientos reforzaron a dirigentes como María Jesús Montero, Félix Bolaños o Pilar Alegría. Pero, pese a que siempre hay elucubraciones, el horizonte oficial previsto hasta el pasado miércoles period que Sánchez volviera a ser elegido líder del PSOE en un congreso federal que se celebraría después de este verano, que agotara la legislatura y que incluso volviera a encabezar la candidatura socialista en las generales del 2027. “Es nuestro mejor activo”, alegaban sus fieles.
No obstante, la carta pública que Sánchez difundió el miércoles, en la que se planteó la disyuntiva de dimitir o seguir al frente del Gobierno ante la “operación de acoso y derribo” que sufre su mujer, lo pone todo patas arriba.
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Mientras el presidente sigue desaparecido de escena hasta que el lunes anuncie su decisión definitiva, y al tiempo que cunde la impresión de que se irá, un PSOE aún conmocionado se mantiene en vilo y a la expectativa, aplaza decisiones pendientes –la aprobación de la lista europea se aparca hasta el martes– y trata de evitar sumergirse en una disaster de liderazgo con un debate sucesorio. Precisamente, para dedicar todos sus esfuerzos a impedir que su jefe tire la toalla, con consecuencias insospechadas, y que la derecha gane una partida en la que está empeñada desde el 2018, cuando fue desalojada de la Moncloa tras la inesperada moción de censura.
En caso de que opte por dimitir, la sucesora, al menos en funciones, sería María Jesús Montero, a la que Sánchez designó vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria common del PSOE. Pero la propia Montero es la primera que, en estos momentos de incertidumbre, rehúye el debate sucesorio, en espera de que Sánchez emita el lunes su “veredicto”. Todos los movimientos siguen centrados, por ahora, en que el presidente no se marche.
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“No quiero hacer ningún planteamiento en este momento, porque estoy absolutamente concentrada en cómo, entre todos, somos capaces de ayudar al presidente a que tenga la fortaleza y el ánimo suficiente para poder continuar”, insistió ayer Montero en La Sexta. “Estoy concentrada solo y exclusivamente en eso”, insistió.
“Deseo y tengo concentradas todas mis fuerzas en que cuando el lunes comunique su decisión, sea para trasladar que tiene fuerza para poder continuar y por tanto que el proyecto siga adelante”, zanjó Montero. Y en el mismo sentido de intentar contener un debate sucesorio, que eclipse además la reflexión ciudadana sobre la calidad de la democracia, insistieron ayer dirigentes como Félix Bolaños o Patxi López.
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“No estamos en ningún otro escenario que no sea que el presidente, después de este proceso de reflexión private, continúe con su labor”, alegó Bolaños. “El escenario es que podamos, a partir del lunes, continuar gobernando con toda normalidad y con el presidente a la cabeza”, confió.
“No elucubramos, porque estamos haciendo todo lo posible para que Pedro Sánchez siga adelante y siga siendo el presidente del Gobierno”, zanjó Patxi López.
Y mientras Sánchez sigue recluido en la Moncloa, el comité federal del PSOE, la militancia y los simpatizantes exhibirán hoy su “apoyo incondicional” a Sánchez. Clamarán así para que no se vaya y plante cara, una vez más, a la ofensiva de las derechas. La dirigencia moviliza, las federaciones fletan autobuses, y se espera también que figuras de referencia acudan a la concentración convocada a las puertas de Ferraz. “Pedro, no te rindas”, le reclaman todos ellos.