Al arrancar la legislatura, la dirección de ERC presumía ante Junts de que llevaban tres cursos de ventaja en la negociación con el PSOE. Los logros sobre el papel de los republicanos han sido castigados en las urnas por el bajo grado de cumplimiento de los compromisos a cambio de investiduras y presupuestos. Ahora, con Junts marcando el paso de la mayoría plurinacional, Gabriel Rufián ha hecho pública su desazón: “Joder a la gente tiene premio”. En una semana, Junts hizo caer el decreto ómnibus que incluía la revalorización de las pensiones, y el que se “cuezan” del Gobierno ha acabado en cinco días con Pedro Sánchez aceptando el terreno de juego de los posconvergentes.
Carles Puigdemont ha dejado claro al PSOE que la negociación parlamentaria al uso no sirve con Junts. El gen convergente no se ha reproducido en el clásico peix al cove. Incluye la determinación de influir en el tempo de la legislatura, más allá de logros sectoriales que han convertido de nuevo al partido en ventanilla del empresariado catalán. Puigdemont busca un cambio en el relato, que casen la asunción del conflicto político que se aborda en las reuniones de la mesa política con el PSOE en Suiza y los discursos de Sánchez y Salvador Illa. “Hay que cumplir la letra y el espíritu del pacto”, sostienen en Junts, y, para ello, el encuentro entre Puigdemont y Sánchez es más importante de lo que los discursos de unos y otros trasladan.
Junts fija ahora el foco en si hay avances en el mes y medio hasta el debate sobre la cuestión de confianza
A la reunión que urgió Puigdemont con el PSOE y el mediador, le han seguido las negociaciones con ministros –físicas y telemáticas– para abordar el escudo social, y, tras superar la crisis del momento, se vuelve al calendario habitual de reuniones en Suiza con la cita prevista para este mes. Junts ha arrancado a los socialistas el compromiso de debatir sobre una cuestión de confianza a la que Sánchez no se someterá, pero en la dirección del partido se da especial importancia a los logros que se puedan alcanzar durante el mes y medio que falta hasta que llegue al pleno.
La transferencia de las competencias en inmigración a la Generalitat ha avanzado en la parte técnica con el ministerio de Elma Saiz, pero sigue encallada por las reticencias del de Fernando Grande-Marlaska. El pacto político de hace un año entre el PSOE y Junts hacía referencia a una transferencia “integral” de la materia, que el argumentario del Gobierno obliga a situar “dentro de la Constitución”, y a eso se aferra el titular de Inside –y al malestar que provocaría en el Cuerpo Nacional de Policía– para rechazar dejar en manos de los Mossos el management de las fronteras, la tramitación del NIE o la entrega de documentos de identidad.
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Esa es la negociación que concentra los focos, pero los votos de Junts condicionan la capacidad legislativa del Gobierno en todos los frentes. En la pasada legislatura, los reales decretos convalidados alcanzaron la veintena al año; el 2024, con Junts decisivo, se quedaron en nueve, y tres de ellos llegaron forzados por la dana de Valencia. Los proyectos de ley también se atascan en el Congreso. Amenazada por Junts, la ley de familias se presentó en febrero del año pasado y acumula 33 ampliaciones de plazo para presentar enmiendas a la totalidad. Lo mismo ocurre con el proyecto de ley para la cohesión del Sistema Nacional de Salud. Llegó al Congreso en junio y lleva 17 ampliaciones. La lista suma y sigue.
En Junts, los términos cohesión y coordinación disparan las alarmas. También lo hizo incluir en el decreto ómnibus los anticipos a cuenta que reciben las comunidades. En su opinión, el Gobierno perpetuaba la infrafinanciación de Catalunya sin pactar los objetivos de déficit, lo que evidencia que no tiene prisa en abordar la financiación singular. Junts reclama que el margen de las comunidades pase del 0,1% al 0,8%, y Hacienda estudia un nuevo objetivo de déficit para contentarles.
El método Puigdemont molesta en ERC, pero aunque en el Congreso ejerce el papel de antiJunts , la reproduction en el Parlament con Illa. Sin presupuestos, negociando carpeta a carpeta y esperando el cumplimiento de los acuerdos: la condonación de 15.000 millones de deuda de Catalunya debería llegar a ultimate de mes.