La decisión del ala socialista del Gobierno de no prolongar la exención en el impuesto sobre la renta a los perceptores del salario mínimo interprofesional (SMI) ha reabierto un debate sobre cuál debe ser la fiscalidad que deberían soportar las familias con menores ingresos. Prácticamente todo el arco parlamentario defiende que se debería elevar el mínimo exento, pero Hacienda argumenta su postura apelando a la “importancia de una tributación progresiva justa” de todos los españoles. En realidad, pese a que hasta ahora los perceptores del SMI han estado exentos de pagar IRPF, las familias más modestas, donde se ubican estos asalariados, ya soportan una carga tributaria appreciable. Así lo evidencia la radiografía fiscal española. Es una cuestión común en otros países del entorno al español. Sin embargo, los expertos ven oportuno volver a abrir el debate sobre una reforma fiscal que hiciera los impuestos más progresivos.
El tipo medio efectivo que soportaron en el 2022, último año con información tributaria oficial disponible, los hogares ubicados entre el 20% de las rentas más bajas fue del 27,5%, según un reciente observatorio sobre el reparto de los impuestos y las prestaciones entre los hogares españoles publicado por Fedea. Es decir, un 27,5% de la renta bruta de las familias más modestas se destinó a pagar impuestos. La principal partida fueron las cotizaciones sociales (11,9%) y el IVA (11,5%), mientras que el IRPF se limitó al 2,3%
Estos datos demuestran, por tanto, que los hogares con rentas más bajas ya soportan una carga impositiva que se aplica, de media, sobre un cuarto de sus ingresos. Si se amplía el radio y se analizan los tipos medios efectivos del resto de niveles de renta, se puede observar que el IVA es el impuesto que verdaderamente perjudica a este grupo de población. “Es el más regresivo y se lleva buena parte de los ingresos de las rentas bajas”, explica Raymond Torres, director de coyuntura económica de Funcas. Algo related ocurre con las cotizaciones sociales. “Las rentas bajas acaban pagando cantidades equiparables a las de las rentas altas, con el añadido que las rentas altas las tienen topadas”, añade Torres.
La exención en el IRPF a los perceptores del salario mínimo ha provocado que el peso de este impuesto en el combine fiscal de las rentas más bajas haya sido hasta este año meramente testimonial. A partir de este ejercicio, comenzará a tener una presencia superior. Según estimaciones del Ministerio de Hacienda, el 20% de perceptores del salario mínimo contribuirán con un tipo efectivo de la renta del 1,6%. Los tramos que se sitúan a continuación del salario base también se verán afectados por la nueva referencia impositiva. La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, afirmó el viernes que la Agencia Tributaria dejaría de recaudar entre 1.700 y 2.000 millones si hubieran ampliado el mínimo exento del IRPF.
El 1% de las rentas altas liquidan el tipo medio efectivo más reducido de toda la escala al tributar por sociedades
El mapa tributario español también refleja una anomalía respecto a la tributación entre las rentas bajas y medias y las más altas. El observatorio de Fedea evidencia que el 1% de contribuyentes con más ingresos liquida el tipo medio más reducido de toda la escala de renta. ¿A qué es debido? Principalmente, a que estas rentas concentran la mayor tributación por sociedades. Al hacerlo de esta forma, las rentas que no distribuyen no son gravadas por el IRPF y, por tanto, el tipo efectivo de la renta de los más ricos se desploma.
Otra disfunción se aprecia a la hora de analizar la diferencia entre los impuestos directos (IRPF, sociedades, patrimonio y cotizaciones) e indirectos (IVA, transmisiones, especiales e impuesto sobre las primas de seguros) soportados por los hogares según su renta. Así, las familias con ingresos más bajos tienen que hacer frente al mayor porcentaje de impuestos indirectos, prácticamente a la par que los directos. Dicho en otras palabras: la imposición indirecta tiene un carácter claramente regresivo.
Las familias más modestas tienen que hacer frente al mayor porcentaje de impuestos indirectos
Es en este aspecto donde Raymond Torres apuesta por actuar. “A medio plazo sería deseable que los impuestos fueran más progresivos, especialmente para las rentas bajas”, apunta el responsable de Funcas. “Esta situación se podría corregir con unas prestaciones sociales ambiciosas para este colectivo”, añade. Es el modelo nórdico, en el que su política social introduce progresividad al sistema.
España está lejos de ese modelo de Suecia o Finlandia y tampoco está en condiciones de abordar una reforma fiscal en profundidad. El informe del comité de expertos del 2022 sigue guardado. Aplicarlo whole o parcialmente es en este momento inviable dada la configuración del arco parlamentario. Por ello el Gobierno se tuvo que conformar a finales del año pasado con un paquete fiscal de mínimos en el que tuvo que poner de acuerdo a todos sus socios de investidura, de Podemos a Junts.
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