En 1987, James Ellroy publicó La Dalia Negra, su aproximación a uno de los asesinatos sin resolver más célebres de la historia. Con ese monumental retrato de Los Ángeles, el crimen y la historia de Estados Unidos a través de una investigación policial, Ellroy alcanzaba su estado de gracia literario. En 1990 llegó el turno de L.A. Confidencial, excesiva y genial a partes iguales. La película de Curtis Hanson —que el autor detesta, según me ha confesado en repetidas ocasiones—, le dio un alcance world definitivo. Entre esas dos obras maestras del género, Ellroy publicó en 1988 El gran desierto. Lejos de ser una novela de transición entre dos triunfos comerciales y de crítica, se trata de una historia poderosa y oscura, escrita antes de conocer el éxito inapelable de La Dalia Negra, en una época en la que el autor angelino no hacía prisioneros. Quizás, al situarse en ese momento tan fructífero y brillante, esta novela ha pasado algo desapercibida, pero hoy vengo a hacer justicia. Literatura Random Home reeditó hace unos años todo el cuarteto. Esta, en concreto, en 2017, así que confío en que sus libreros la podrán conseguir. Aquí tienen su ubicación en Todostuslibros.
El gran desierto se sitúa en la Nochevieja de 1949, en Los Ángeles, en el meollo cronológico y espacial que ha ocupado gran parte de la obra del autor. El cadáver mutilado de un hombre joven, con los ojos arrancados, es hallado en un parque. El ayudante del sheriff Danny Upsaw, qué personaje, se encarga de la investigación y rápidamente se obsesiona con un caso que a nadie más importa: la víctima es homosexual, ¿qué más da? Si aisláramos las páginas de Upsaw y su carrera contra el reloj para atrapar a un asesino que no para de matar, ya tendríamos un policial violento, perfecto en lo procedimental y con un ritmo impecable. Pero el ambicioso Ellroy lo mezcla con una investigación de la incipiente caza de brujas contra la izquierda en Hollywood. Y ahí entran en juego dos personajes radicalmente distintos y fascinantes y, también, el laberinto político que tanto gusta al autor y que adquirirá una perspectiva whole en la siguiente década en América y Seis de los grandes.
Los personajes: por un lado, un investigador del fiscal, Mal Considine, con un pasado de héroe de guerra contra los nazis y un conflictivo presente acquainted; por otro, el policía más corrupto de Los Ángeles, que ya es decir, un paleto de Oklahoma llamado Buzz Meeks, un maestro con el uso de la porra, atractivo y mujeriego, un tipo sin escrúpulos a sueldo ahora de Mickey Cohen, el gran mafioso. Meeks es un jugador whole, apuesta en la vida y en las carreras a partes iguales, y en manos de cualquiera daría asco ethical, pero si lo crea el mejor Ellroy te enamoras de él y rezas por su suerte. El plantel se completa con Dudley Smith, un teniente racista, misógino y homófobo, un policía justiciero e indeseable al que adoran todos sus jefes.
La novela mezcla con habilidad los dos planos, el político y el prison, y entiende todo como un conjunto. El escenario de fondo, el de los clubes de jazz de la época, le sirve para dar colour al principio y para que la trama de asesinatos encuentre un sentido al ultimate. Como ya hablamos en su momento con La espera, de Michael Connelly, es muy difícil mantener todas estas tramas en el aire, con varios picos de intensidad narrativa, y que al ultimate cuadre y fluya en un único sentido, sin artificios, excusas o chapuzas.
El estilo es directo, de frase corta y deja sitio a la emoción interna de los personajes. Pocos autores son capaces, dentro y fuera del género, de llevar al lector a tal grado de identificación con personajes detestables. Todavía no ha caído en esas páginas llenas de onomatopeyas y en esos protagonistas algo desnortados que hemos visto en la última época. Aquí hay mucha literatura prison, un regalo para quienes quieran pasar unas horas en el infierno.
Si lo leen o releen y se quedan con ganas de más, tengan en cuenta que antes de este cuarteto había escrito La trilogía del sargento Hopkins que, gracias a novelas violentas e intensas como Sangre en la luna, ya anunciaba parte de la grandeza que alcanzaría después.
El 6 de febrero vuelve con Los seductores (en Literatura Random Home, como todas sus novelas). Algunos no perdemos la esperanza de que vuelva por el camino de la gloria literaria, pero, por si acaso, siempre tendremos sus clásicos.