Cientos de personas se agolpaban a las puertas de
la catedral de Chester para no perderse detalle de la que ha sido calificada como
la boda del año. ¿El motivo? En ella ha tenido lugar el enlace entre Hugh Grosvenor, el
duque de Westminster, y su novia -ahora ya mujer-
Olivia Henson.
Una boda que ha reunido a gran parte de la familia actual y a lo mejor de la alta sociedad británica que no ha dejado a nadie indiferente. Y no solo por invitados royals como el príncipe Guillermo, sino también por el secreto mejor guardado de todo enlace: el
vestido de novia.
Fueron muchos los que no quisieron perderse este enclave royal plagado de
ausencias importantes. Harry no fue invitado para no generar tensión con el resto de miembros de la realeza británica, Kate Middleton desaparecida de la vida pública por
su enfermedad ha sido una de las mujeres a las que más se le ha echado de menos y los reyes Carlos y Camilla tampoco han podido asistir.
De esta forma, otros rostros royals conocidos como
Eugenia de Yorokay han cedido todo el protagonismo a la que es, sin lugar a dudas, la parte más importante de una boda:
la novia. Y rindiendo homenaje a este enclave royal, Olivia Henson apareció con un vestido blanco espectacular.
Subida en un
Bentley classic, el coche fue construido originalmente por el fundador de la empresa Bentley Motos, W.O. Bentley, en el año 1930, Olivia llegó a la cita aclamada por todos los presentes y con un Hugh Grosvenor que aguardaba impaciente en las puertas de la catedral.
Acompañada en el automóvil por su padre, Rupert, Olivia apareció muy sonriente y portando un gran ramo de flores en tonos rosas y lilas y luciendo un vestido clásico de líneas sencillas que firma
Emma Victoria Payne, una marca nupcial inglesa.
Period un diseño recto de
escote redondo y manga larga que estaba repleto de detalles de encaje y que destacaba por un pronunciado escote a la espalda, parte de la prenda que le aportaba el punto sofisticado y precise al look. Unas hombreras marcadas y una gran cola redondeada completaban su vestido de novia.
En cuanto a los accesorios, Olivia escogió complementos que se llevaron todo el protagonismo. El principal period un velo con encaje -a juego con el vestido- que, según han explicado desde la firma, estaba
inspirados en el velo que llevó su tatarabuela en 1880.
Una novia con tiara
Debajo del velo que cubría su rostro se podía apreciar una
tiara. En concreto, se trataba de la
Myrtle Wreat, una pieza de la colección Westminster, elaborada en 1906 por el ilustre joyero ruso Fabergé. Una joya que imita una corona de hojas de laurel y que le aportaba ese toque royal al estilismo.
Por último, cabe destacar que Olivia se saltó ese protocolo clásico y metió el elemento diferenciador en sus pies. Se desentendió del blanco y añadió unos
zapatos de coloration azul de Silvia Lago a su look. Escogió el modelo Valentina D´orsay Riviera, hechos a mano en España, de terciopelo de tacón cómodo y lazada grande en el empeine.