Hubiramos deseado una ltima, actual y simblica, victoria de Nadal en su apotesica y merecida despedida sentimental. Pero ya period imposible, incluso frente a jugadores sepultados en las profundidades del rnking. Su adis, postergado en exceso entre la tristeza, la comprensin y la gratitud de un pas entero, suscita de nuevo una reflexin acerca de los deportistas que no se retiran a tiempo.
El deportista muere dos veces. Y la primera ocurre cuando se retira (o le retiran). Se trata de una muerte biolgicamente provisional, pero profesionalmente definitiva. Y el afectado no la acepta porque abre un abismo bajo sus pies. As que, con frecuencia, y aunque, como en el caso de Nadal, haya proyectado un futuro confortable, experimenta una especie de horror vacui. No es raro. Despus de todo, el deporte es la nica actividad en la que la jubilacin se produce en la juventud. El deportista tiene todava por delante, en un territorio desconocido, amenazante por ignoto o incierto, incluso por extenso, la mayor parte de su existencia fsica. Le entra miedo, vrtigo, inseguridad y trata de demorar el momento del adis.
Autoengandose acerca de sus, todava, capacidades, o estirndolas con ms o menos dignidad, permanece en activo, con frecuencia en un mbito particular person o, sobre todo, colectivo distinto e inferior del de sus mejores das. No lo hace por dinero, o slo por eso, sino por mantener una ficcin de permanencia.
Un tiempo innecesario
El caso de los futbolistas es paradigmtico: Pel, Cruyff, Beckenbauer, Maradona, Michel, Hugo Snchez, Guardiola, Iniesta y un interminable etctera alargaron impropia e innecesariamente sus carreras. Hoy siguen en activo Cristiano, Messi, Luis Surez, Busquets, Alba y otro largo etctera. Pero el ftbol sabe que este tiempo les sobra. No son Zidane, Kroos o como Rijkaard, que, en la celebracin en el vestuario, despus de ganar con el Ajax la Champions de 1995, anunci que ese haba sido su ltimo partido. O, cambiando de deporte, como Alberto Contador, que dio sus ltimas y crepusculares pedaladas ganando en el Angliru.
No se retiraron a tiempo, entre nosotros, Alfredo Di Stfano, Severiano Ballesteros e incluso un Alejandro Valverde en su longevidad digna… Ni, volviendo al tenis y al exterior, el mismo Federer. Y quizs Djokovic debe pensar en parar, ahora que est a tiempo de mantener su mejor recuerdo. Tampoco Serena Williams se fue cuando deba. Ni Usain Bolt. Existen retirados en activo, valga la paradoja. Oficialmente an en la brecha, pero en la prctica fuera de foco, Sergio Ramos o Mireia Belmonte siguen errneamente la senda de Nadal.
Si un bel morir tutta una vita onora, un mal morir, metafricamente hablando, no estropea un pasado merecedor de elogio y agradecimiento. Tampoco hace aicos una imagen que se reconoce irrompible. Pero sin borrarla en absoluto, la empae un tanto por ser la ltima. Saber retirarse oportunamente, es, no slo en el deporte, una virtud casi teologal, incompatible a menudo con la ciega y sorda naturaleza humana.
En el lado opuesto de quienes se resisten en vano a los odiosos imperativos de Cronos figuran quienes se retiran a tiempo por el procedimiento de hacerlo antes de tiempo. A destiempo, en suma. Son sobre todo nadadores, debido a la precocidad de su deporte con relacin a otros. La australiana Shane Gould (Gold), que este 23 de noviembre cumplir 68 aos, tuvo en 1972 todos los rcords en todas las distancias del estilo libre. Inslito. Apabullante. En los Juegos de Mnich se llev tres oros, una plata y un bronce. Y le falt tiempo para retirarse. Tena 16 aos. En los mismos Juegos, Mark Spitz conquist siete oros estableciendo siete rcords del mundo. Y se despidi de las piscinas a los 22 aos. Le give up tiempo al tiempo.