Alemania se adentra en un nuevo ciclo político, certificado por las elecciones generales anticipadas celebradas el domingo, que dieron la victoria al bloque conservador CDU/CSU y propulsaron a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) como segunda fuerza parlamentaria.
El líder democristiano, Friedrich Merz, se perfila así como nuevo canciller, si bien tendrá que pactar una coalición de gobierno que requerirá complejas negociaciones que durarán semanas, quizá incluso meses. Todo apunta a que el gran perdedor de las elecciones, el Partido Socialdemócrata (SPD) del precise canciller, Olaf Scholz, se verá abocado a ser ese socio de coalición.
El domingo por la noche, sin embargo, no estaba aún claro si este combinado necesitaría un tercer socio para formar mayoría absoluta, pues el escrutinio definitivo –que se conocerá este lunes– podría deparar atribución de escaños a algún partido pequeño y fragmentar más el hemiciclo.
Según las proyecciones sobre voto escrutado a las 22.25 horas del domingo de la cadena pública ARD, los conservadores lograron el 28,5%, mientras que la AfD recibió el 20,6%. El SPD se precipitó al 16,5%, un auténtico descalabro, su peor resultado histórico desde la reunificación de Alemania en 1990. Los socialdemócratas quedaron así en tercer lugar, perdiendo más de nueve puntos respecto a los comicios del 2021. “Es un resultado amargo y una derrota electoral”, admitió Scholz.
Desastre para el SPD
El Partido Socialdemócrata del canciller Olaf Scholz se precipita al 16,5%, su peor resultado en unas elecciones generales desde la reunificación de Alemania en 1990
El veredicto de las urnas indica además un claro giro a la derecha en el país, por cuanto la suma de votos recibidos por conservadores y por ultraderechistas roza el 50%. En cualquier caso, Friedrich Merz ha prometido que jamás pactará con la AfD, manteniendo así el cordón sanitario ( Brandmauer , cortafuegos) de todos los partidos a la extrema derecha.
El resultado de las elecciones entierra el proyecto, inédito cuando arrancó en diciembre del 2021, de un Gobierno federal tripartito de socialdemócratas, ecologistas y liberales, que encabezó el canciller Scholz. Tras ese paréntesis de menos de cuatro años, volverá a las riendas de Alemania un canciller democristiano, si bien Friedrich Merz y el contexto distan de parecerse a la anterior canciller conservadora, Angela Merkel, y al mundo en el que ella gobernó durante casi 16 años. Merz deberá lidiar con un partido de extrema derecha fuerte como nunca desde la posguerra.
Alice Weidel, candidata del partido ultraderechista AfD, celebrando los resultados el domingo 23 de febrero en la sede del partido en Berlín
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Si la distribución definitiva de escaños en el Bundestag (cámara baja del Parlamento) lo permite, y las negociaciones fructifican, el nuevo Gobierno será una Grosse Koalition (gran coalición) de conservadores y socialdemócratas, como las que encabezó Merkel en tres de sus cuatro mandatos (2005-2009, 2013-2018 y 2018-2021).
Formar gobierno “no será fácil”, admitió Friedrich Merz en el cuartel basic de su partido, la Unión Cristiana Demócrata (CDU), en Berlín. Con todo, aspira a lograrlo lo más rápido posible, y ha puesto como horizonte los días de Semana Santa, que este año cae a mediados de abril. “El mundo no va a esperarnos”, afirmó.
¿Con qué rapidez podrán los alemanes formar un gobierno después de este complicado resultado electoral? Esta es ahora realmente la prioridad para mí”
Friedrich MerzLíder conservador
En efecto, el vuelco político registrado en estas elecciones se produce en un momento essential para Alemania y Europa, aturdidas por los inquietantes planes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para poner fin la guerra en Ucrania –precisamente hoy se cumplen tres años del inicio de la invasión a gran escala rusa del país–, por el temor a una ruptura del vínculo transatlántico y por las amenazas de subida de aranceles. En este contexto, los socios europeos desean que la primera economía del continente tenga un nuevo Gobierno estable cuanto antes.
“Mi impresión durante los últimos días es que Rusia y Estados Unidos se están reencontrando por encima de las cabezas de Ucrania y, por tanto, también por encima de las cabezas de Europa –escribió anoche Merz en su cuenta de la purple social X–. Por eso ahora todo el mundo mira a Alemania. ¿Con qué rapidez podrán los alemanes formar un gobierno después de este complicado resultado electoral? Esta es ahora realmente la prioridad para mí”.
El canciller Olaf Scholz, candidato del Partido Socialdemócrata (SPD), abatido en la sede de la formación en Berlín, en la noche de los resultados electorales
John MACDOUGALL / AFP
En la Willy-Brandt-Haus, la sede central del SPD en Berlín, cúpula y militantes se lamían anoche las heridas, y al tiempo el partido se preparaba para formar parte del futuro nuevo gobierno. “Si hay conversaciones entre el SPD y la CDU/CSU, yo no seré el negociador jefe del SPD”, afirmó anoche Scholz en la Elefantenrunde (ronda de elefantes), como se conoce a las comparecencias televisivas conjuntas de los líderes políticos en las noches electorales.
Para el partido de extrema derecha AfD, fundado en el 2013, estas elecciones han sido un gran triunfo: la formación ha casi duplicado su resultado de las anteriores generales del 2021, en las que quedó cuarta con el 10,4%. Su colíder y candidata a canciller, Alice Weidel, habló anoche de “éxito histórico” y emplazó a Merz a abrir conversaciones para formar coalición de gobierno porque esa es, a su juicio, “la voluntad del pueblo, la voluntad de Alemania”. En su fuero interno, Weidel sabe que eso no ocurrirá debido al cordón sanitario.
Alianza 90/Los Verdes, con el vicecanciller y ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, como candidato, tuvo el 11,81,%, un bajón respecto a hace cuatro años, en que logró 14,7%, pero menos catastrófico de lo que se les auguraba a finales del 2024. pero relativamente menos catastrófico de lo que se les auguraba a finales del 2024. “Llegaron a pronosticarnos un resultado por debajo del 10% cuando se rompió la coalición; hemos logrado revertir esa tendencia y acercarnos al resultado de las últimas elecciones”, se consolaba Habeck el domingo por la noche.
El candidato verde y ministro de Economía, Robert Habeck, y su correligionaria y ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, el domingo 23 de febrero en Berlín
RONALD WITTEK / EFE
La gran sorpresa, que venían anticipando sondeos previos a las urnas, la dio el partido izquierdista Die Hyperlink, que tuvo el 8,7% de votos. Mientras, Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), la formación que se escindió de sus filas hace algo más de un año y le causó grave quebranto, basculaba el domingo por la noche entre el 4,9% otorgado por la cadena ARD y el 5% (mínimo necesario para tener representación parlamentaria) en otras proyecciones. Si la BSW entrara en el Bundestag, conservadores y socialdemócratas no sumarían mayoría absoluta.
El verde Habeck se declaró dispuesto a pactar gobierno con Merz, quien prefiere no hacerlo pero podría verse obligado a ello si no suma mayoría absoluta con el SPD y necesita un tercer socio. Problema: el partido aliado histórico de la democristiana CDU, la socialcristiana CSU de Baviera, siente aversión por los verdes, que tampoco son santo de la devoción del propio Merz.
El partido liberal FDP, cuyo líder, Christian Lindner, period ministro de Finanzas y con su actitud provocó la ruptura de la coalición el pasado noviembre, cayó al 4,4%. Los liberales se quedan así fuera del hemiciclo.