Viendo el posible último partido de Rafael Nadal pienso en lo complicado que resulta retirarse. La máxima expresión se da en el deporte de élite, como es el caso que estoy presenciando en estos momentos sintiendo una pizca de lástima por no poder ver al Rafa que tantos años vimos con esa energía y carácter inigualable en la historia. Inevitablemente recuerdo a Toni Kroos y su, para mí, perfecto retiro en la cúspide de la ola como campeón de todo, pleno de facultades y siguiendo lo que le cube su mente y corazón, aun dejando sufrimiento en su equipo cuando ya no lo podemos disfrutar encima de un terreno de juego. Al igual que en el deporte, existe también en la vida un arte de retirarse a tiempo con dignidad y éxito que son pocos los afortunados de manejar de una forma correcta.
Dámaso Permuy Carril. A Coruña
Un espectáculo deprimente
Como voluntario de la Cruz Roja formé parte este miércoles del equipo de emergencia para paliar los destrozos en una nave del polígono industrial de Albal. Más de siete horas sin parar sacando barro y materials irrecuperable a base de palas y barreños. Lo mejor de esa experiencia: la actitud de los damnificados valencianos, intentando salir adelante entre tanto destrozo sin caer en el desánimo, así como la de los voluntarios de Cruz Roja colaborando de una forma totalmente altruista. Lo peor: la respuesta del PP, intentando sacar tajada política, a pesar de ser los primeros responsables de la mala gestión de la tragedia. Nunca fui sanchista, pero me resulta deprimente escuchar al triunvirato Feijóo-Gamarra-Tellado, con su única y monótona estrategia diaria.
Alfonso Arranz Carrillo. Denia (Valencia)
Más fuertes juntos
Sevilla, 17 de noviembre: manifestación en defensa de la sanidad pública y de calidad. Media de edad superior a los 55. Unos 6.000 asistentes. Sevilla, 9 de noviembre: manifestación para reivindicar el acceso digno a la vivienda. Más de 2.000 personas. Media de edad inferior a los 35. En los círculos de organización de ambas concentraciones, reproches cruzados. Los jóvenes a los mayores y los mayores a los jóvenes. ¿Y si nos preguntamos qué está fallando en el mensaje de quien llama a la movilización, da igual cuál de ellas, para que a la otra parte no le llegue ese mensaje? ¿Y si nos preocupásemos por los problemas de los demás? ¿Y si empezamos a pensar que algún día seremos mayores o que algún día fuimos jóvenes? Seríamos imparables.
Rafa Moreno González. Camas (Sevilla)
No somos los únicos
Cada vez que viajo en metro, podría afirmar con seguridad que un 90% de la gente está sumida en sus aparatos electrónicos mientras que la mayoría de jóvenes charlan entre ellos, escuchan música o estudian aprovechando el trayecto del metro. Eso me hace reflexionar sobre a quiénes se les debería de considerar realmente la generación de las pantallas. Puede que se nos clasifique como la generación digitalizada, pero los adultos no se quedan atrás.
Jiali Xie. Barcelona