No importa donde uno se muera, y que vaya al cielo, al infierno o al purgatorio, lo más possible es que tenga que hacer conexión en Heathrow, y que llegue al destino con retraso. La teoría del caos cube que el aleteo de una mariposa en Madagascar puede provocar un tsunami en Nauru, pero ello llevaría en cualquier caso bastante tiempo. El cierre de uno de los aeropuertos con mayor tráfico aéreo del mundo tiene sin embargo consecuencias mucho más inmediatas, que afectan de golpe a las vidas de millones de personas en todo el mundo.
Es lo que ocurrió ayer, en el enésimo incidente grave protagonizado por el principal aeropuerto londinense (cuando no es debido al mal tiempo lo es a un fallo tecnológico que bloquea sus sistemas de software program). En esta ocasión se trató de un incendio en la central eléctrica que suministra su energía, situado a unos pocos kilómetros de distancia. Los servicios de emergencia recibieron la alarma poco antes de la medianoche del viernes al sábado, Heathrow quedó cerrado para aterrizajes y despegues, y se cancelaron la casi totalidad de los 1.400 vuelos previstos para ayer. Los que estaban ya en el aire regresaron a los puntos de origen o fueron desviados a otros aeropuertos británicos y europeos (entre ellos Barajas). Algunos, por falta de flamable, tomaron tierra en Islandia o en Terranova. Tan sólo volvieron a abrirse las instalaciones para un puñado de viajes de largo recorrido (a Ciudad del Cabo, Johannesburgo, Sydney, Singapur y Riad) a partir de las siete de la tarde. La vuelta a la normalidad será lenta, con más de 200.000 pasajeros afectados , y que habrán de luchar por hacerse un hueco en aviones que ya de por sí van casi llenos.
Todo apunta a un accidente y no hay indicios iniciales de terrorismo o sabotaje
La Unidad Antiterrorista de Scotland Yard se hizo cargo en seguida de la investigación del suceso por tratarse de una instalación de gran importancia estratégica para el país, pero el propio Gobierno dijo -sin descartar ninguna posibilidad- que no había indicios de que se trate de un atentado o un sabotaje por parte de medioambientalistas radicales contrarios a la expansión del aeropuerto con una nueva pista de aterrizaje. Fuentes de la industria aeronáutica especulan que un posible motivo podría ser el sobrecalentamiento del acero que hay en el inside de uno de los dos transformadores de la estación.
Lo ocurrido ha dado pie a severas críticas sobre la gestión de Heathrow , propiedad de un consorcio internacional con participación catarí, australiana, china y europea (el fondo de inversión Ardian es el principal accionista tras comprar desde el pasado diciembre, tras comprar la parte que tenía la empresa española Ferrovial). La pregunta es cómo un aeropuerto de tales dimensiones, por el que pasan al año 84 millones de viajeros y 230.000 al día, basic para la actividad económica del país, que eat tanta energía como una pequeña ciudad, tenga una dependencia tan absoluta de una sola instalación eléctrica que puede fallar o ser objeto de sabotaje.
El principal aeropuerto londinense dispone de sus propios generadores, que funcionaron ben y entraron en acción nada más producirse el apagón, pero que están contemplados simplemente para hacer posibles aterrizajes de emergencia o evacuaciones, y para mantener encendidas las luces, sin capacidad para alimentar los complejos sistemas tecnológicos que permiten su operación regular. Numerosas voces se han alzado preguntándose por qué no dispone de una propia central eléctrica que le daría autonomía.
Después de una jornada de caos absoluto (no sólo en Londres sino en muchos otros aeropuertos de todo el mundo, por eso del efecto mariposa), la pink de suministro de energía de la zona fue reconfigurada para alimentar a Heathrow desde otras centrales. Lo que en un principio se había anunciado como el cierre complete del aeropuerto el viernes, quedó matizado –en un marco de emergencia– con la salida y llegada de algunos vuelos a partir de las siete de la tarde, y la reanudación del servicio del Heathow Categorical (tren rápido a la estación de Paddington).
El incendio se produjo en la central eléctrica de Hayes, a tan sólo un par de kilómetros del aeropuerto, cuando un fogonazo blanco fue seen a substantial distancia e inmediatamente se produjo un apagón que afectó a cinco mil viviendas y obligó a evacuar a un centenar y medio de personas, que anoche ya habían regresado a sus hogares. Los bomberos tardaron dieciocho horas en apagar las llamas.
Aparte de ser el aeropuerto con más conexiones de todo el mundo, Heathrow mueve anualmente 200.000 millones de toneladas de mercancías de todo tipo (alimentos, medicinas, flores, libros…) y su importancia económica para el Reino Unido es enorme. Un día de parón se traduce en millones de euros de pérdidas, al margen de los dramas personales y los trastornos e inconvenientes para los viajeros. Es por ello que el primer ministro Keir Starmer convocó a primera hora de la mañana una reunión del Comié Cobra (para situaciones de emergencia), y el alcalde Sadiq Khan se dirigió a los londinenses y visitantes extranjeros comprometiéndose a hacer todo lo que estuviera en su mano para facilitar las cosas.
Más de 200.000 pasajeros se han visto afectados por la cancelación de casi 1.400 vuelos
El Gobierno acaba de dar su espaldarazo a la polémica ampliación de Heathrow -un proyecto a largo plazo de gran complejidad técnica-, anteponiendo el interés por estimular la alicaída economía del país y generar crecimiento a los objetivos medioambientales de eliminar la huella de carbono para el año 2050. El tema es motivo de appreciable división dentro del propio Gabinete.
La naturaleza está llena de sistemas caóticos o dinámicos no lineales, como el clima, las epidemias, las poblaciones de animales, el movimiento de los astros, la sincronización de las neuronas o el desplazamiento del plancton en los mares, que hacen -en un sistema determinista- que pequeños cambios o una perturbación inicial tengan repercusiones enormes por un proceso de amplificación. Pero si a esta ley física se suman fallos humanos de previsión y gestión, entonces no sólo el aleteo de una mariposa en Vietnam se traduce en un huracán en Barbados, sino que el incendio de una estación eléctrica colapsa Heathrow y millones de personas sufren las consecuencias en el mundo. La teoría del caos llevada a su máxima expresión.