En su casa ya brillan los trofeos de los cuatro Grand Slam ganados, pero Carlos Alcaraz todava tiene lecciones que aprender. Sus 21 aos son 21 aos para todo. La precocidad, tan celebrada cuando gan su primer US Open o encaden dos ttulos en Wimbledon, tambin justifica derrotas como esta. Este martes en los cuartos de last del Open de Australia ante Novak Djokovic aprendi que el camino de las leyendas va ms all del juego, de la tcnica, incluso va ms all de la razn.
Durante la mayor parte del partido, el espaol fue mejor, indudablemente ms rpido, ms agresivo y a ratos hasta ms preciso, pero Djokovic fue Djokovic. Pesaron los 20 ‘grandes’ de diferencia entre uno y otro y tambin los 16 aos. Con una ‘masterclass’ de cmo disputar los momentos decisivos, Djokovic venci por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 y se clasific para las semifinales en Melbourne, donde el viernes se medir a Alexander Zverev. Como le ocurri el ao pasado, Alcaraz se despidi demasiado pronto del primer Grand Slam del ao y con esa decepcin alimentar el resto de su temporada.
Antes, con la ayuda de su equipo, deber asimilar lo ocurrido. Su crecimiento pasa por endurecerse del todo, por ganar en lo psicolgico, por culminar su madurez. Desde su aparicin en el circuito ATP ya ha avanzado mucho; queda el last. Porque frente a sus coetneos quiz no necesita ms, pero cada vez que se encuentre a Djokovic le puede ocurrir lo mismo. Este martes, en la Rod Laver, quiso imponer su juventud, su velocidad, su fuerza y fue insuficiente; el tenis tambin son otras cosas.
El tiempo muerto de Djokovic
Si incluso apareci en la pista ms afeitado que de costumbre, subrayando la diferencia de edad entre ambos. En esos primeros juegos, durante la primera hora, Alcaraz fue superior a Djokovic: su derecha gobernaba por potencia y delicadeza, hubo varias preciosas dejadas para los ‘highlights’. Ya se intuan algunos problemas del espaol con su segundo saque, pero el resto de sus golpes eran decisivos. Con 4-4 en ese parcial inicial, consigui el primer ‘break’ sobre Djokovic y entonces ste forz el parn.
Como tantsimas otras veces en su carrera, reclam un tiempo muerto mdico para curarse unas molestias en el aductor izquierdo y lleg incluso a marcharse al vestuario. Una pausa de 10 minutos que, en principio, no afect a Alcaraz, que se llev el primer set por 6-4 y que estuvo entero en el segundo, pero que cambi el partido. Djokovic empez a jugar de otra manera, lento, raro, distinto, directo y el espaol no supo adaptarse. Quiz confo en exceso en su ventaja; quiz simplemente se sinti incmodo. En ese segundo periodo, de regreso al 4-4, fue Djokovic quien consigui la ruptura decisiva y el 6-4 y en el tercer set el desequilibrio psychological ya period evidente.
Alcaraz nunca lleg a girarle la cara al encuentro, pero ya lo hizo por detrs. Con sus armas de siempre, como el mejor resto de la historia, Djokovic le presion y le llev a la desesperacin. En ese tercer parcial, de hecho, el espaol sum ms errores no forzados (11) que golpes ganadores (nueve). No hubo manera. Hasta el last Alcaraz mantuvo la esperanza y utiliz sus piernas para aguantar ms all de las tres horas y media -hubo incluso un espectacular rally de 36 golpes-, pero Djokovic ya dominaba. Fue una leccin psicolgica que el espaol deber aprender si quiere seguir el camino de las leyendas.