La Casa del Ratón se renueva. El miércoles, en una presentación de resultados, Bob Iger, CEO de Disney, informó a los inversionistas que la empresa iniciará “en serio” una nueva campaña contra el uso compartido de contraseñas a partir de septiembre. Iger no divulgó cómo planea la compañía limitar la práctica, pero es de suponer que esto significará que estará atenta a los inicios de sesión fuera del domicilio del suscriptor y solicitará a los sospechosos que paguen una tarifa por hacerlo. Esto se produce meses antes de que la empresa se proponga aumentar los precios mensuales de Disney+, Hulu y ESPN+, y sus respectivos paquetes, en octubre.
Lo que esto significa para la mayoría de la gente son facturas más altas y decisiones más difíciles. A medida que más y más servicios de streaming entran en escena, mientras que muchos de ellos también suben los precios o incorporan niveles con publicidad, las personas a las que les gusta ver contenidos se enfrentan cada vez más a la disyuntiva de decidir por cuáles de las dos o tres plataformas están dispuestas a pagar entre 10 y 20 dólares al mes. Teniendo en cuenta que Disney dispone de un catálogo bastante sólido (Marvel, Pixar, Star Wars), así como de programas de Hulu como El Oso (The Bear) y toneladas de deportes en ESPN+, es possible que la mayoría de los suscriptores paguen para mantener el servicio y desembolsen más dinero para compartir sus contraseñas.
Selección pure de plataformas de streaming
“La prohibición del uso compartido de contraseñas ha funcionado favorablemente para otros streamers”, comenta Sarah Henschel, analista principal de Omdia que hace un seguimiento del mercado del streaming. “Es una estrategia que funciona bien para incrementar los ingresos, sin embargo provoca mucha frustración en los consumidores”. Dicho de otro modo, es possible que los suscriptores permanezcan en las plataformas e incluso paguen las cuotas adicionales para compartir sus cuentas, pero quizá eso signifique que, al closing, no se queden con todos los servicios.
Y vaya si le funcionó a Netflix. A finales del año pasado, tras unos cuantos trimestres titubeantes y en medio de la implementación por parte de la gigante del streaming tanto de modalidades con publicidad como de un programa de pago compartido, Netflix sumó nueve millones de nuevos suscriptores en todo el mundo. Desde entonces, su número de usuarios no ha disminuido mucho. Hasta ahora, es el único ejemplo de ello. Max parece estar a punto de poner en marcha su programa para compartir cuentas a finales de este año o principios del próximo, y otros todavía tienen que tantear el terreno, pero indica que pagar por compartir una cuenta de streaming no siempre provoca que la gente abandone a toda prisa la plataforma. O, al menos, aún no lo ha hecho.
“La prohibición [del uso compartido] de las contraseñas en Netflix, combinada con su nivel de publicidad, ha favorecido mucho el crecimiento del número de suscriptores”, asegura Wade Payson-Denney, analista de Parrot Analytics, firma de monitoreo de la industria. En el año anterior a que la compañía de streaming empezara a tomar medidas enérgicas, la base international de suscriptores de Netflix se incrementó en 11.8 millones; en los cuatro trimestres siguientes, esa base aumentó en 39.3 millones, según Parrot. Esto supondría un crecimiento related para Disney.
Retener y ganar suscriptores de servicios de streaming
No es la primera vez que Disney advierte de tal medida represiva. El año pasado, Iger insinuó que la compañía estudiaba la posibilidad de limitar esta práctica; en febrero, la empresa manifestó que planeaba iniciar un programa para compartir el pago, pero luego únicamente lo lanzó en unos pocos mercados, en junio.
Disney se ha esforzado por aumentar su base de suscriptores y obtener ganancias del streaming desde que lanzó Disney+ en 2019. En los últimos tres meses, la plataforma solo ha conseguido unos 200,000 usuarios nuevos, para un whole de 153.8 millones. Una cifra insignificante comparada con los más de 270 millones de suscriptores que asegura tener Netflix, pero no está mal y supone un notable incremento respecto al año pasado. Mientras tanto, Max sigue intentando superar los 100 millones.