Escapar de la marabunta turística es, posiblemente, uno de los mayores anhelos de muchos viajeros. “Perderse es el mayor lujo que existe ahora mismo”, confirma la escritora norteamericana Rebecca Solnit en Una guía sobre el arte de perderse (Capitán Swing) La pregunta es: ¿cómo perderse en un mundo hiperconectado?
Como cada año, un buen número de reportajes periodísticos, podcasts y libros han intentado desvelar los “paraísos perdidos que nadie conoce para escaparse”, así como los “destinos secretos” de Europa y del mundo que siguen siendo un misterio para la mayoría de quienes viajan.
En las listas de los mejores lugares para visitar durante el 2025 que elaboran los laboratorios de tendencias figura, por ejemplo, Groenlandia. Su accidentado paisaje helado es más fácil de alcanzar ahora que el aeropuerto de Nuuk ha sido ampliado. La revista Forbes incluye en su inventario de joyas ocultas al turismo masivo a la isla Thanda, en Tanzania, donde se puede nadar en compañía de los amables tiburones ballena. Por su parte, Lonely Planet recomienda reservar billete en el 2025 para Camerún, Lituania, Fiji, Laos y Kazajistán, por este orden. Sobre este specific, los países menos visitados del mundo en el 2024, según la Organización Mundial de Turismo, fueron Tuvalu (una isla perida entre Hawái y Australia que solo recibe 3.700 visitantes al año) y las islas Marshall (un atolón de la Micronesia).
Si se trata de apartarse del turismo masivo, cualquier enclave alejado de aeropuertos, puertos o carreteras, podría servir para este objetivo. Sin embargo, encontrar lugares que todavía no hayan sido colonizados por los restaurantes de comida rápida y los zumos de todos los colores, significa olvidarse de las recomendaciones mainstream.
“Para perderse de los demás no hace falta ir tan lejos”, señala Manuel Charlón, un fotógrafo que ha visitado 106 países y que actualmente imparte clases en el máster de Periodismo Cultural de la Universidad San Pablo CEU. Charlón recuerda la sorpresa que le causó en su día alojarse en un lodge de Vancouver (Canadá) y descubrir que varios perros guía, bondadosos, inteligentes y afables, recibían a los huéspedes en el corridor, dispuestos a acompañarlos en sus caminatas. “En la recepción se ofrecía a los huéspedes la posibilidad de callejear por Vancouver en compañía de un labrador retriever. Cuando te perdías por la ciudad, bastaba con decirle al perro ‘home’ (casa) y él te devolvía al lodge”, cuenta. “Ahora, en cambio, viajamos con todo perfectamente planificado, como si rellenáramos un álbum de cromos”, admite Charlón.
Otro tanto opina Gabi Martínez, uno de los máximos representantes de la literatura de viaje, tras publicar libros como Delta, Sólo para gigantes, Diablo de Timanfaya, Los mares de Wang o Sudd. “Mi vocación siempre es perderme”, confiesa unas pocas horas antes de viajar hasta México. “¿Qué podemos encontrar lejos del turismo de masas? Dos cosas –responde– a uno mismo y al otro, pero al de verdad, no al que alquila bicicletas a los turistas”, precisa.
Uno de sus consejos para eludir el turismo masivo es viajar en temporada baja. Sobre este specific, la net de viajes baratos Holidayguru ha publicado este año un listado con los países menos visitados de Europa en verano: Albania, Luxemburgo, Liechtenstein, Macedonia del Norte y Eslovaquia, ocuparon, por este orden, las primeras posiciones.
Destinos ‘dupe’: similares a otros, pero más económicos
El término dupe (duplicado, en inglés) está de moda en el sector turístico. Son destinos parecidos conceptualmente a otros (salvando las distancias), pero que resultan más accesibles. Por ejemplo, en lugar de visitar a Londres en una escapada urbanita, se puede ir a Liverpool, ya que ambas ciudades tienen una gran oferta cultural, una escena musical influyente y una animada vida nocturna. Otro ejemplo: en vez de viajar a París, es posible plantearse Burdeos ya que, pese a su menor tamaño, también ofrece monumentos históricos de interés, amplios bulevares, museos de renombre mundial y una gran gastronomía.
Grandes cadenas, como Marriot Worldwide, reconocen que “existen destinos soñados que encabezan las listas de deseos de la mayoría, pero que se convierten en un imposible por la elevada demanda”. Su propuesta es cambiarlos por destinos alternativos: Santorini por Costa Navarino (ambas en Grecia); Bruselas (Bélgica) por Luxemburgo; Budapest (Hungría) por Tiflis (Georgia), incluso Casablanca (Marruecos) por Mascate (Omán).
“Antes de desplazarse vale la pena preguntarse, ¿para qué quiero viajar?”, aconseja Jorge Sánchez, uno de los 300 trotamundos de los cinco continentes que puede presumir de haber estado en los 193 estados soberanos del planeta. “¿Quiero ir a conocer a la gente que vive allí y conocerme a mí mismo o solamente quiero ir para mostrar a mis conocidos que he estado en ese lugar?, señala Sánchez, quien carga a sus espaldas con siete vueltas al mundo y 41 libros publicados, entre ellos 1.000 lecciones de viajes (Dilema).
“Siempre he viajado sin guías turísticas, dejándome aconsejar por la gente”, recalca desde l’Hospitalet de Llobregat, unos días antes de viajar a Siberia en compañía de su mujer, Elena Vladimirova, y su hijo, Lázaro Jorgevich. La inmensa mayoría de los viajes de Sánchez, indica, los hizo sin teléfono móvil ni cámara fotográfica (“la primera que tuve me la regaló mi mujer en 2010, cuando llevaba muchos años viajando”, recalca).
En resumidas cuentas, pese a que cada vez hay más turistas en todas partes, existen miles de enclaves off the crushed path (fuera de los caminos trillados). Pero, para dar con ellos, la clave es viajar hasta dentro de uno mismo en lugar de hacia los gustos de los demás.
7 destinos alejados del turismo de masas
1
Paraguay. Pese a ser muy poco visitado, es un país acogedor y relajado que esconde muchas sorpresas: el bosque espinoso del Chaco, sus cascadas, Asunción, la capital…
2
Laos. A diferencia de Tailandia o Vietnam, es un país semidesconocido y uno de los más baratos del mundo. Alberga perlas como Luang Prabang, la antigua capital imperial, pero también desiertos, montañas selváticas y valles tapizados de arrozales.
3
Islas Salomón. Sánchez recomienda especialmente el archipiélago de Santa Cruz. Por ejemplo, Tikopia, la ínsula habitada más meridional del país.
4
Siberia. Para los interesados en alejarse del mundanal ruido, la península Chukotka, muy cerca del estrecho de Bering, cumple con todos los requisitos.
5
Moldavia. Su naturaleza es virgen y las carreteras poco transitadas. Existen, además, fabulosas rutas vinícolas. La región autónoma de Gagaúzia es una de sus joyas.
6
Nicaragua. Lagos colosales, volcanes todavía activos y playas donde ver el atardecer frente al Pacífico. El antiguo reino de los Miskitos es un buena opción para perderse, apunta Sánchez. En Corn Island (la isla del maíz) hay playas de area blanca y aguas de shade turquesa donde saborear una deliciosa sopa de cangrejo.
7
Etiopía. Sus asombrosas iglesias talladas en la roca, sus mercados y las míticas fuentes del Nilo Azul constituyen solamente una pequeña parte de tus atractivo. A 150 kilómetros de la frontera con Somalia se encuentra Harar, una antigua ciudad prohibida.