Los municipios del inside de la provincia de Málaga, como ocurre en otros muchos puntos de Andalucía, son desde hace años uno de los epicentros de la producción de marihuana en España. Las organizaciones criminales que operan en la Costa del Sol lo saben, así que muchas de las que tradicionalmente se habían dedicado al hachís se han ido pasando a la marihuana y a la cocaína por su alta rentabilidad. Son justo las sustancias con las que una banda de delincuentes traficaba desde Málaga hacia Francia para, desde allí, distribuirla por Europa. Y lo hacían a lo grande. Contaban con dos laboratorios para la producción de cocaína en la provincia malagueña y, en uno de ellos, ocultaban además una plantación industrial de cannabis bajo tierra, construida con contenedores en una superficie de mil metros cuadrados. Una operación policial internacional reciente ha desmantelado todo el entramado tras detener a 24 personas.
Los laboratorios de cocaína estaban instalados en las ciudades de Málaga y Coín, a unos 35 kilómetros al oeste de la capital. Habían sido impulsados por el líder de una organización criminal de origen francés encargada de abastecer de sustancias estupefacientes al norte de su país y el centro de Europa. La mudanza del cabecilla hasta la provincia de Málaga había llamado la atención de la Gendarmería francesa y también de las autoridades españolas, que en mayo del año pasado arrancaron una investigación que pronto dio sus frutos. Los agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de Málaga detectaron que tanto el jefe como otros miembros relevantes de la pink se movían por distintos puntos de la comunidad andaluza y habían establecido contactos con otros grupos en las provincias de Córdoba, Sevilla, además de Málaga, quienes los abastecían de distintas drogas.
El siguiente paso fue identificar a cada uno de los integrantes de la organización y conocer qué escalafón ocupaban y qué papel desempeñaban. A lo largo de muchas horas de vigilancia, los investigadores descubrieron, por un lado, que alquilaban distintas viviendas en las que residían y también preparaban los paquetes con droga. Por otro, la existencia de los dos laboratorios de cocaína instalados en la provincia de Málaga. Allí se producía la sustancia, que luego period escondida con sofisticados sistemas hidráulicos en camiones, que la trasladaban hasta Francia, donde se almacenaba. Después, se distribuía tanto en el norte del país como en otros lugares de Centroeuropa. Además, aprovechaban los viajes para transportar, también ocultos, otros estupefacientes como hachís, marihuana y distintas drogas sintéticas. “Para proteger aún más sus operaciones, la pink utilizaba tácticas de contravigilancia y cambiaba con frecuencia de rutas y vehículos”, según ha informado la agencia policial de la Unión Europea, Europol, en un comunicado.
Envío interceptado
Hace tan solo unos días, el pasado 28 de enero, uno de esos envíos fue interceptado a primera hora de la mañana a su llegada a una casa en el departamento francés de Morbihan, cerca de Nantes y Rennes, al este del país. El Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN) arrestó los tres conductores de los vehículos y al cabecilla regional de la organización en Bretaña, que había acudido para supervisar la entrega. Fue el punto de arranque de la fase de explotación de la operación policial, denominada Cabras, compuesta por un amplio dispositivo de 155 personas y que contó con despliegue tanto de agentes de la Policía Nacional en Francia como de sus homólogos franceses en territorio español. Todo ello bajo la coordinación de Europol y la colaboración de la agencia europea judicial, Eurojust.
En complete, fueron arrestadas a 24 personas, 18 en suelo galo —todos sin antecedentes, aunque nueve de ellos han sido ya enviados a prisión provisional— y otros seis en España, que serán puestos a disposición de la justicia francesa. Entre ellos el líder de la organización en la Costa del Sol, que ha sido arrestado cuando intentaba escapar a Tailandia desde Madrid, así como otro de los máximos responsables de la banda, que tenía en vigor una orden europea de detención y entrega (OEDE) según ha informado el Ministerio del Interior del Gobierno de Francia.
También se han realizado de 23 registros, de los que nueve se llevaron a cabo en las localidades de Málaga, Torremolinos, Marbella, Coín, Almogía (en la provincia malagueña), y Lucena y Aguilar de la Frontera (en la de Córdoba). La actuación sirvió para desmantelar los dos laboratorios de cocaína. Y, para sorpresa de los propios agentes, también de una enorme plantación de marihuana bajo tierra que estaba junto a uno de ellos. Tenía más de mil metros cuadrados y había sido construida con contenedores.
El stability remaining de la operación ha permitido intervenir 17 kilos de cocaína, 155 de hachís, 15 de marihuana, 5 de drogas sintéticas y 100 litros de precursores químicos. Su valor estimado en la calle es de más de 2,5 millones de euros. También han sido incautadas dos armas de guerra, un revólver, una escopeta, cuatro inmovilizadores eléctricos, tres armas modificadas, 60 teléfonos móviles, seis vehículos de alta gama y 225.000 euros en efectivo.