Un estudio que analiza el impacto de la cubierta vegetal de las ciudades sobre la mortalidad estima que mejorar la distribución de los espacios verdes en Barcelona podría prevenir más de 170 decesos prematuros cada año.
El estudio, elaborado por el Instituto de Salud World de Barcelona (ISGlobal) y publicado este lunes en la revista Surroundings Worldwide, concluye que “reverdecer una de cada tres calles de la capital catalana podría, potencialmente, prevenir 178 muertes prematuras cada año”.
Estos fallecimientos están por debajo de la edad promedio de la población y ocurren como consecuencia de enfermedades respiratorias o de otro tipo que pueden desarrollarse o empeorar por elementos ambientales que se podrían modificar, como la contaminación del aire, el tabaquismo, la exposición al calor o el estilo de vida.
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Además, el ISGlobal, un centro impulsado por la Fundación “la Caixa”, ha detallado este lunes en un comunicado que, en meses en los que se produjesen olas de calor, “los árboles y jardines urbanos contribuirían a evitar otras cinco muertes asociadas a la temperatura”.
“Barcelona tiene poca superficie verde y su distribución es desigual”
Un equipo de ISGlobal se propuso estimar los efectos sobre la mortalidad adulta si se implementaba al completo el proyecto de los Ejes Verdes del anterior gobierno municipal que preveía que una de cada tres calles del Eixample se convirtiese en un corredor verde.
Las dos variables analizadas fueron el porcentaje de la superficie urbana dedicada a espacios verdes y temperatura ambiente, a partir de datos del 2019, año de referencia previo a una hipotética implementación del plan.
Posteriormente, obtuvieron los datos de mortalidad relativos a ese año y a la ciudad de Barcelona de dos fuentes: el Instituto de Estadística de Cataluña (IDESCAT) y el Instituto Nacional de Estadística (INE).
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Eje verde del Consell de Cent
Los resultados muestran que la creación de ejes verdes por toda la ciudad supondría un incremento del 3,64% en la superficie destinada a espacios verdes, pasando del 7,3% que había en el 2019 a un 10,9%.
Este aumento tendría el potencial de evitar 178 muertes al año, que se traduciría en la prevención de 13 muertes por cada 100.000 habitantes.
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“Barcelona tiene poca superficie verde y su distribución es desigual, ya que se encuentra sobre todo en la periferia”, explica la investigadora de ISGlobal y autora principal del estudio, Tamara Iungman, que añade que “aunque el aumento del 3,64 % en vegetación pueda parecer modesto, su impacto en la salud es significativo”.
Relación entre temperatura y mortalidad
El estudio también evalúa la relación entre temperatura y mortalidad y estima que la ampliación de espacios verdes podría reducir la temperatura media de la ciudad en 0,05 grados Celsius (ºC), con descensos de hasta 0,42 ºC en algunas zonas, “lo que contribuiría a evitar muertes durante olas de calor”.
Una vez obtenidas estas cifras y usando la relación entre exposición a la temperatura y mortalidad establecida en estudios científicos anteriores, los investigadores estimaron que “una hipotética Barcelona de Ejes verdes podría evitar cinco muertes al mes en situaciones de temperaturas elevadas”, lo que equivale a una muerte cada seis días.