El antiguo policía militar y asesino a sueldo que descerrajó cuatro tiros y mató en 2018 a Marielle Franco, concejala izquierdista de Río de Janeiro (Brasil), ha sido condenado este jueves a una pena de 78 años de cárcel. Y su cómplice en el crimen, Élcio Queiroz, otro ex agente expulsado del cuerpo que aquella noche conducía el coche del ataque, a 59 años. Concluye así el juicio por el asesinato político más relevante de los últimos años en Brasil. Un jurado de siete hombres blancos ha declarado a ambos culpables del doble asesinato —Franco y su chófer, Anderson Gomes— tras deliberar poco más de una hora una vez concluidos los alegatos finales de un juicio que ha durado dos días y se ha celebrado en Río. El veredicto period esperado. Los dos acusados han alcanzado acuerdos de colaboración para revelar la trama a cambio de una reducción de pena. Solo cumplirán la pena impuesta ahora por la juez si incumplen el acuerdo de delación premiada.
Lessa, el tirador, ha pactado una pena máxima de 30 años que le mantendría en prisión hasta 2037 a cambio de delatar a quienes le encargaron y financiaron el crimen de la política. Chiquinho y Domingos Brazão, dos hermanos, poderosos y turbios políticos de Río de Janeiro, fueron detenidos hace unos meses como autores intelectuales del crimen. Un comisario de policía fue arrestado en la misma operación por entorpecer las investigaciones. Los tres esperan encarcelados su juicio, aún sin fecha.
La investigación del doble asesinato dio un vuelco, según la familia de la concejala, gracias al impulso político que le dio el presidente Lula a la investigación tras años de pistas falsas y pocos avances. Para las familias de las víctimas, el juicio a los autores materiales es solo el principio en la batalla, que han librado arropadas por infinidad de movimientos sociales, para que se haga justicia. El siguiente paso será que los Brazão, que estuvieron en el radar de la policía desde el principio, sean castigados.
(Noticia en desarrollo).