Con Ada Colau todo period mucho más sencillo. Uno llegaba a estos saraos y de una manera más bien espontánea tres o cuatro poderes fácticos de esta ciudad le venían a decir que el Apocalipsis se cernía sobre nuestras cabezas de un modo inexorable. A botepronto, a las primeras de cambio, incluso antes de que los camareros sirvieran el vino tinto. No había ni que preguntarles. La gente siempre tenía ganas de detallar los agravios municipales. Pero con el relevo de los socialistas las críticas al poder municipal son mucho más sutiles.
El Gremi de Restauració de Barcelona celebró este martes un año más en la renacida sala de fiestas La Paloma su fiesta en honor a Santa Eulàlia, la copatrona de esta ciudad. Asistimos ya a la séptima edición de un jolgorio la mar de festivo que de una manera muy oficiosa siempre vino a ilustrar el estado de las relaciones entre el poder municipal y buena parte del tejido productivo de Barcelona. A este sarao siempre vinieron una barbaridad de actores, de restauradores, de cocineros, de abogados, de comerciantes, de inmobiliarios, de políticos, de expolíticos, de personas que ya no sabes a qué se dedican….
Este sarao siempre ilustró de un modo oficioso el estado de la relación del tejido productivo y el poder municipal
Y nunca fue baladí que uno de los discursos más críticos, recordados y duros nunca escuchado por estas latitudes fuera el pronunciado en la primera edición de esta singular fiesta de los restauradores barceloneses por el histórico representante de los comerciantes del paseo de Gràcia, por Luis Sans, contra la gestión de la entonces alcaldesa Colau, a punto de terminar su primer mandato, por estas mismas fechas, allá por el año 2018. Además, nunca los restauradores barceloneses tuvieron combates más duros que los mantenidos con la administración de Colau.
Pero, por lo escuchado este martes al mediodía en la cola para dejar el abrigo en el guardarropía de La Paloma, mientras que Lolita se deshacía en elogios ante la figura de Joan Manuel Serrat, durante el recital que Miquel Poveda brindó para rendir tributo al cantante, antes de que los camareros permitieran a la gente ensañarse con las ostras… el tejido productivo de esta ciudad aún no encontró el alivio que esperaba con el relevo de Jaume Collboni. Al parecer esperaba un cambio de rumbo mucho más drástico, mucho más contundente.
Y en verdad el asunto tiene su miga porque buena parte de quienes auguraban el inminente Apocalipsis también daban a entender que Collboni podía marcar un punto de inflexión. Sí, buena parte del tejido productivo de esta ciudad esperaba que el nuevo gobierno municipal socialista reformara a las primeras de cambio la obligatoriedad de dedicar a vivienda asequible el 30% de cada nueva promoción, que permitiera que pudieran abrirse de nuevo hoteles de calidad en el centro de Barcelona, que replanteara todas las políticas de movilidad de los comunes… En todo caso el alcalde aún tiene margen entre todos aquellos valedores, al menos hasta el ecuador del mandato, al menos por lo escuchado ayer. Veremos el año que viene por estas mismas fechas.