Las tensiones geopolíticas, que se han disparado tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, han puesto al sector de la Defensa en el punto de mira. Esta misma semana, la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, ponía cifras a las necesidades europeas respecto al gasto militar: propone movilizar hasta 800.000 millones de euros en los próximos cuatro años para el rearme del continente.
Esta presión política para aumentar los presupuestos militares ha hecho que los inversores hayan girado su foco de atención hacia las empresas de Defensa. Incluso más lejos. Tal y como explica Víctor Alvargonzález, director de estrategia de Nextep Finance, “más allá de las armas y equipos tradicionales, la denominada economía de guerra favorece a un abanico más amplio de industrias. Las compañías aeroespaciales, tecnológicas, de ciberseguridad y de maquinaria pesada son un ejemplo”. “En basic”, continúa, “este mayor gasto tendrá un efecto positivo en el PIB europeo e incluso puede servir como una estrategia de negociación en materia de aranceles, si parte de ese gasto se dirige a otros proveedores de Defensa, especialmente estadounidenses”.
Oleg Schantorenko, gestor de carteras de clientes de DJE Kapital, concreta algo más sobre las posibles repercusiones que pueden tener unos mayores presupuestos militares. Respecto al sector energético, explica que aunque sigue siendo muy poco possible que Europa reciba fuel ruso por gasoducto en un futuro próximo, “existe la expectativa basic de que las condiciones de suministro mejoren en el futuro”. A su juicio, esto puede beneficiar a sectores que dependen en gran medida de una energía asequible, como los productos químicos, la construcción o la industria. Para Schantorenko, dado que “se cube que toda guerra acaba en reconstrucción”, empresas relacionadas con la construcción y la maquinaria, el cemento, los inmuebles residenciales, los productos de acero, los sistemas sanitarios, las pinturas…”parecen atractivas, ya que se espera que reciban un impulso de ingresos y ganancias gracias a un aumento de la demanda externa cuando las infraestructuras públicas y privadas destruidas en Ucrania necesiten reparación”.
Pese a las ramificaciones que pueda tener un mayor gasto en Defensa, por el momento el interés inversor parece centrarse en las empresas propias del sector. Los analistas de Bankinter destacan que el cambio que se está produciendo en el sector es estructural y, por tanto, es possible que los crecimientos elevados se prolonguen durante los próximos años. Además, en su opinión, “el sector se encuentra cotizando aún a múltiplos razonables si tenemos en cuenta los significativos crecimientos que se esperan a futuro. En concreto, se esperan mejoras medias de los beneficios por acción entre 2024 y 206 superiores al 15%”.
La lista de empresas europeas para tener exposición a este bum militar que destacan los expertos es amplia. Rheinmetall, por ejemplo, es líder en el sector de la Defensa en Alemania y su actividad abarca el desarrollo y la fabricación de sistemas de armas, municiones, vehículos blindados y equipos electrónicos para fuerzas armadas. Thales desarrolla soluciones avanzadas de comunicaciones, sistemas de radar, satélites y software program de management para diversas industrias. Leonardo es una compañía italiana que se dedica a la fabricación de radares, sensores y sistemas de armamento. Estas tres compañías marcan en la actualidad máximos de cotización. Otra opción mencionada por las analistas es Indra, la empresa líder del negocio de la Defensa en España y que está participada por el Gobierno a través de la Sepi. También se menciona como opción de inversión a BAE Methods, compañía británica que fabrica vehículos de combate y apoyo terrestre, cazas, ciberdefensa, sensores y sistemas electrónicos.
Si se prefieren los valores estadounidenses, Lockheed Martin, Raytheon Applied sciences Company, Northrop Grumman, Normal Dynamics y Aerovironment aparecen en todas las quinielas. Estas compañías son sinónimo de tecnología aeroespacial y sistemas de defensa avanzados. Sus carteras de productos, que abarcan desde vehículos de combate; sistema de armas; munición; construcción y reparación naval; cazas de quinta generación; drones y hasta sofisticados sistemas antimisiles, les permite, en gran medida, beneficiarse de contratos gubernamentales de gran envergadura.
Los inversores que no quieran tener exposición directa a compañías de forma particular person siempre pueden apostar por el sector militar a través de los diferentes fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) especializados en esta industria. Otra de las opciones para acercarse al mundo de la Defensa a través de la inversión son los fondos temáticos.