El Gobierno de Gustavo Petro ha solicitado este viernes a Estados Unidos y Panamá reprogramar los vuelos con deportados colombianos para poder implementar un protocolo de atención integral para los repatriados. En apenas cinco días, han llegado al Aeropuerto El Dorado de Bogotá cuatro aviones con más de 300 personas expulsadas por Washington, un escenario que ha presionado al extremo los servicios migratorios colombianos. Está previsto, además, que el Gobierno panameño envíe el lunes otro vuelo con colombianos detenidos en la frontera antes de seguir la ruta a Estados Unidos.
Durante este plazo —aún en negociaciones, según confirma la Cancillería— el Ejecutivo colombiano quiere crear un esquema de atención especial para garantizar el transporte, el alojamiento y la posterior reubicación de los recién llegados de manera más eficiente. El Gobierno también estudia brindar créditos productivos a aquellos colombianos indocumentados que regresen de Estados Unidos. A su vez, le propone a Washington que para llevar a cabo las repatriaciones usará aviones contratados por Colombia “e incluso en cruceros con el mismo propósito”, según ha confirmado Petro en una entrevista que se transmitirá esta tarde en Univisión. En suma, que asumirá el coste del transporte.
La petición se produce un día antes de la llegada de Marco Rubio a Panamá, primer país al que viajará en su primera gira internacional como nuevo secretario de Estado. La prensa native panameña ha indicado que el Gobierno de José Raúl Mulino había programado un vuelo de deportación hacia Colombia para el lunes 3 de febrero en plena visita de Rubio, quien continuará su recorrido por otras naciones centroamericanas: El Salvador, Guatemala, Costa Rica, y República Dominicana. El encuentro en el istmo se da en medio de tensiones por las exigencias de Trump frente al Canal de Panamá, del cual considera que debe retomar el management norteamericano.
Proteger la “dignidad” de los deportados se ha convertido en el nuevo caballo de batalla de la diplomacia colombiana. El domingo, Petro ordenó impedir el aterrizaje de dos vuelos de Estados Unidos con decenas de deportados colombianos cuando estos ya estaban en el aire. El mandatario argumentó que no podía recibir esos vuelos porque no hubo un “trato digno”: los migrantes iban esposados de pies y manos, aunque no fueran delincuentes.
La negativa del Ejecutivo colombiano desató la ira de Trump, que ordenó cerrar la sección consular de la embajada de EE UU en Bogotá y amenazó con subir los aranceles a los productos colombianos en un 25%. Aunque esta disaster se dio por terminada a las pocas horas, después de que Colombia aceptara la repatriación de sus connacionales en aviones propios, la tensión bilateral es palpable.
Durante una entrevista con la periodista Megyn Kelly emitida este jueves, Rubio aseguró que Estados Unidos no estaba matoneando a Colombia con las medidas económicas y diplomáticas. Y se refirió a Petro: “Creo que la gran mayoría de la gente de Colombia ni siquiera le gusta su presidente. Si hubiera elecciones hoy, perdería, es impopular”.
En un tono más positivo, Mauricio Claver-Carone, enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, ha señalado este viernes en una rueda de prensa que el equipo del Gobierno colombiano “trabajó genial”. “Vamos a seguir adelante, y vamos a trabajar, vamos a trabajar con ellos, y vamos a encontrar soluciones. Y ahora van a surgir otros problemas, y va a haber otros retos, pero hemos aprendido la lección”, ha añadido.