Como si fuera un gabinete de disaster. Yolanda Daz ha convocado este viernes a todos los ministros de Sumar a una reunin extraordinaria para abordar el enfrentamiento que existe con el PSOE por las discrepancias acerca de la aplicacin de la reduccin de la jornada laboral a 37 horas y media a la semana. Una medida que est contemplada en el acuerdo de la coalicin de gobierno pero que ahora est encontrando fuertes resistencias por parte del ala socialista.
As pues, en pleno choque entre los dos sectores del Ejecutivo, la vicepresidenta segunda ha citado a los ministros Ernest Urtasun (Cultura), Pablo Bustinduy (Derechos Sociales), Mnica Garca (Sanidad) y Sira Rego (Juventud e Infancia) para informarles de la situacin y para estudiar con ellos los escenarios para hacer “cumplir” al PSOE lo firmado.
Esta cita ser a partir de las 9.30 horas en la sede del Ministerio de Trabajo para “abordar el arranque del curso poltico en el inicio del ao”.
El cnclave se puede interpretar como un paso ms en la estrategia de presin al PSOE, pues trasladar una imagen de unidad de accin de los cinco miembros del Gobierno en torno a la propuesta de reduccin de jornada laboral que est considerada por Sumar como una de las medidas estrella de la legislatura, y que se equipara en relevancia a la que tuvo la reforma laboral en el primer Gobierno de coalicin de Pedro Snchez.
Si bien el dilogo entre los ministros de Sumar es fluido y recurring, es extraordinario que se convoquen reuniones de esta naturaleza, con los cinco. No obstante, y en palabras recientes de Daz, la situacin precise es “muy grave”. Pues se est hablando del “cumplimiento” de uno de los grandes acuerdos suscritos entre Sumar y PSOE.
La tensin est en mximos en el seno del Gobierno. La reduccin de jornada a 37 horas y media est firmada para ser aprobada “en 2025”. Sin embargo, en la recta ultimate para poder ser refrendada por el Consejo de Ministros se ha topado con las reticencias planteadas por el ministro de Economa, Carlos Cuerpo, dando lugar a un duro enfrentamiento con el Ministerio de Trabajo sobre los tiempos de aplicacin en las empresas (para dar ms flexibilidad) o el impacto en los contratos parciales.
Este choque es tan grande, que la vicepresidenta segunda ha ido elevando el tono en las ltimas semanas para mandar potentes mensajes al PSOE expresando su malestar y advirtiendo de que el cumplimiento de las promesas no es algo opcional, sino un compromiso ante los ciudadanos.
“Cmo hacemos poltica: engaando a la gente?”, se pregunt antes de las vacaciones de Navidad. A la vuelta, sorprendi afirmando que las posiciones de Cuerpo contra la medida de Trabajo pactada ya con los sindicatos CCOO y UGT eran “casi de mala persona”. Y ayer, mircoles, acus a Economa de “vetar” la tramitacin por la va de urgencia para retrasar su llegada al Consejo de Ministros.
En esta escalada emprendida por Daz, y que ahora tendr ocasin de analizar cara a cara con el resto de ministros de Sumar, ha comenzado a involucrar al presidente del Gobierno. Por dos lados. Primero, al decir que “entiende” que Cuerpo no est actuando por su cuenta y riesgo, sino que tiene el aval de Snchez. Y segundo, recordndole que fue l mismo quien se comprometi con la reduccin de jornada en su discurso de investidura ante los ciudadanos y los grupos polticos que le votaron y que hizo de ella una de sus banderas cuando arranc el curso poltico.
Pese a la situacin de tensin, Daz ha asegurado que no ha hablado de esta disaster an con Snchez. Sin embargo, y dado el bloqueo entre las partes, parece que la situacin aboca a una negociacin entre ambos para tratar de desatascar la situacin.
El PSOE se ampara, entre otros argumentos, que la reduccin de jornada tiene que salir del Consejo de Ministros con la capacidad de conseguir los votos de Junts y PNV. Algo de lo que dudan que se consiga con el precise acuerdo bipartito entre Trabajo y los sindicatos. Esta tesis la rebate la propia Daz comparando con lo que sucede con otras normas, incluso cruciales como la reforma fiscal, que llegan al Congreso, incluso al mismo da de la votacin, sin tener amarrados los apoyos.