En unas aguas que ya venían revueltas las últimas semanas entre los socios de coalición, el detonante del choque ha sido el anuncio de Hacienda a media mañana de que no iba a aumentar el mínimo exento del IRPF, con lo cual habrá medio millón de beneficiarios del salario mínimo que tendrán que tributar por este impuesto. Trabajo, según su titular, Yolanda Díaz, no sabía nada y se enteró de la decisión por la prensa. De esta manera, si el detonante fue el anuncio, el escenario del choque entre las dos fuerzas del Gobierno fue la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, con posiciones discordantes y con cada una de las partes mostrando sus propios gráficos.
Se trata de una situación inédita que ni siquiera se vivió durante el anterior Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos puesto que, hasta ahora, las broncas entre socios -como la que la propia Díaz sostuvo de manera airada el pasado martes con el ministro de Economía a cuenta de la reducción de la jornada laboral- se habían desarrollado en la trastienda del Ejecutivo.
“No hubo ni deliberación en el Consejo de Ministros ni comunicación a ninguna de las partes que componemos el espacio Sumar”, dijo Díaz en una rueda de prensa en la que se puso de manifiesto el choque con la ministra portavoz, Pilar Alegría. Cuando Díaz criticaba, tirando de la Constitución, la decisión de Hacienda al afirmar que está “a favor de la pedagogía fiscal, pero que empiece por arriba”, Alegría, sin mediar pregunta, intervino para explicar que “la parte de que se cube que se queda Hacienda no es para ella, sino que va a consolidar los servicios públicos, hay que hacer pedagogía fiscal”.
Las dos ministras defendieron la pedagogía fiscal, pero con interpretaciones diferentes, y con cada ministra mostrando sus propios gráficos para defender su tesis. En el caso de Alegría, interviniendo sin mediar pregunta previa, dado que iban destinadas a la titular de Trabajo. Así, cuando Díaz comparaba lo que pagaba de impuestos una peluquera con un directivo, Alegría insistía en recordar que lo que se había aprobado en el Consejo de Ministros period el aumento del SMI de 50 euros.
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Un incremento del salario mínimo siempre es una noticia agradable de dar para el Gobierno que la toma, aunque algo menos cuando en la misma mañana del anuncio se escenifica un choque entre las dos formaciones que lo componen. Un choque público y por un tema que se arrastraba desde hacía semanas, desde el momento en que Hacienda apuntó que esta vez, a diferencia de ocasiones anteriores, se planteaba no aumentar el mínimo exento del IRPF. Se lo planteaba y hoy ha decidido no tocarlo, provocando el malestar notorio de su socio de Gobierno.
Para completar el cuadro, Sumar ha exigido a la parte socialista del Ejecutivo un “cambio de opinión para garantizar que las personas que están en la parte más baja de la pirámide salarial no sufran mayor presión fiscal“. Aunque, tras ver la ”actitud mostrada por Hacienda”, no confía mucho en que sus reclamaciones sean tenidas en cuenta por lo que ha anunciado que presentará una “proposición de ley para garantizar que las personas que perciben el SMI estén exentas de tributar el IRPF”. Es decir, una propuesta en contra de las decisiones del propio Gobierno y a la que, por cierto, Díaz, ha dicho que le daría apoyo.
El enfado en el grupo plurinacional es appreciable. No entienden la postura de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Y deslizan, enseñando colmillo, que, “si es por recaudar, lo que se puede abordar es el impuesto de sociedades”.
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