La tensa reunión en la Casa Blanca ha desencadenado una cascada de reacciones internacionales y revela una división en el panorama político estadounidense. Los líderes europeos reafirman su apoyo a Ucrania, mientras que Trump se enfrenta a duras críticas por su enfoque conciliador con Moscú.
La Casa Blanca fue el escenario, pero, el mundo entero, el testigo de una discusión sin precedentes entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski. Durante la bronca reunión ante las cámaras en el Despacho Oval, Trump atacó duramente a Zelenski, acusándole de faltar el respeto a Estados Unidos y exigiéndole que llegara a un acuerdo de paz con Rusia.
El presidente estadounidense llegó a amenazar a Zelenski con retirarle el apoyo si rechazaba la paz en los términos de Washington, y el mandatario ucraniano tuvo que abandonar precipitadamente la Casa Blanca sin firmar el acuerdo sobre minerales y sin ofrecer la rueda de prensa conjunta que estaba programada.
Europa reacciona a lo sucedido
El sonoro altercado, en un escenario usualmente caracterizado por un tono diplomático sobrio, tuvo una fuerte resonancia world, con líderes mundiales expresando sus posiciones, y con la mayoría de los dirigentes europeos dando muestras tajantes de solidaridad con el presidente ucraniano.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, expresó su apoyo incondicional a Zelenski, alabando el valor del pueblo ucraniano y reiterando el compromiso de la UE con una paz justa y duradera.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, hizo hincapié en el apoyo de su país a Kiev. “Ucrania, España está contigo”, señaló Sánchez en X.
Emmanuel Macron, presidente de Francia, reiteró su firme posición de que Rusia es el agresor, subrayando que el apoyo a Ucrania continuará hasta que se logre una paz justa.
Olaf Scholz, el canciller alemán saliente, afirmó que “nadie quiere la paz más que los ucranianos”, y resaltó el compromiso de Alemania y Europa de apoyar a Ucrania.
Por su parte, el primer ministro polaco, Donald Tusk, subrayó que Ucrania “no está sola” en este conflicto. Y, como es recurring,
el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, aportó su voz discordante y rompió filas con la Unión Europea, al alabar la postura de Trump y declarar en X: “Los hombres fuertes hacen la paz y los débiles la guerra”, en un claro guiño al, a su juicio, “débil” presidente ucraniano.
Giorgia Meloni, presidenta de Italia no ha mandado ningún mensaje sobre Zelenski o Ucrania, pero sí que ha pedido una nueva reunión de EE.UU. con los aliados de la OTAN.
El antiguo jefe diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, ha sido contundente al declarar que “Trump y Vance han protagonizado un espectáculo indigno” y asegurar que se avergüenza de ese comportamiento. “El mundo libre debe apoyar a Ucrania”, continuó, antes de reafirmar su respaldo al presidente Zelenski.
Su sucesora en el cargo, la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, también ha sido tajante: “Intensificaremos nuestro apoyo a Ucrania para que pueda seguir luchando contra el agresor. Hoy ha quedado claro que el mundo libre necesita un nuevo líder. Depende de nosotros, los europeos, aceptar este desafío”.
División en la escena política estadounidense
Las declaraciones de Trump desataron una tormenta de críticas en Estados Unidos. Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, acusó a Trump y al vicepresidente J.D. Vance de trabajar a favor de Putin, calificando su postura de “vergonzosa”. El senador izquierdista Bernie Sanders criticó duramente a Trump, afirmando que su reprimenda a Zelenski “es una bofetada a una nación democrática que lucha contra el imperialismo ruso”.
En la bancada republicana, el senador Mark Kelly lo calificó de “desastre” que ha debilitado la imagen de Estados Unidos en la escena internacional. Mientras que Lindsey Graham, senador republicano, consideró que “Trump estaba entusiasmado con la firma del acuerdo sobre los minerales, pero Zelenski estropeó el ambiente”, y pidió al presidente ucraniano que “reconsidere su postura o abandone el cargo.”
Y John Bolton, el que fuera asesor de seguridad nacional de EE.UU. durante el primer mandato de Trump, consideró la postura del presidente estadounidense un “error catastrófico” que perjudica la seguridad nacional de EE.UU., subrayando que no refleja la opinión de la mayoría de los ciudadanos del país.