Aunque los pueblos blancos son la seña de identidad del sur de España, a tan solo 50 kilómetros de Madrid se esconde un rincón que parece sacado directamente de la sierra andaluza.
En Olmeda de las Fuentes, el blanco de las fachadas contrasta con el verde del paisaje alcarreño y el azul del cielo, dibujando una estampa inesperada en el centro peninsular.
Con menos de 500 habitantes, esta pequeña localidad es un remanso de calma que ha sabido conservar su encanto y personalidad a lo largo de los siglos.
Pasear por sus calles empinadas es como viajar en el tiempo, entre casitas encaladas, fuentes naturales y un silencio que inspira.
Del siglo XII a la inspiración contemporánea
La historia de Olmeda de las Fuentes se remonta al siglo XII, cuando se fundó en torno a la ermita de Valmores.
Desde entonces, ha vivido episodios de todo tipo, como el auge industrial impulsado por Juan de Goyeneche, creador de Nuevo Baztán, o el nacimiento de Pedro Páez, el primer europeo en llegar a las fuentes del Nilo.
En 1954, por iniciativa in style, el municipio cambió su antiguo nombre —Olmeda de la Cebolla— por el que luce hoy en honor a los manantiales que lo rodean.
Un gesto simbólico que resume bien el carácter de sus vecinos: orgullosos de su identidad y profundamente conectados con su entorno.
Un refugio de artistas y amantes del paisaje
A partir de los años 60, Olmeda de las Fuentes se convirtió en territorio de pintores. La llegada de artistas vinculados a la Escuela de Vallecas marcó el inicio de una nueva etapa para el pueblo, que fue atrayendo poco a poco a otros creadores seducidos por la luz, el silencio y los paisajes de la zona.
Hoy, se pueden visitar más de 15 domicilios de artistas gracias a la Ruta de los Pintores, que recorre sus casas y talleres.
Muchas de sus obras se exponen en la iglesia de San Pedro, convirtiendo al pueblo en una auténtica galería al aire libre.
Cultura, naturaleza y tradiciones vivas
Más allá de su estética y su legado artístico, Olmeda de las Fuentes conserva una vida cultural y festiva activa.
El Centro de Interpretación de la Alcarria madrileña recoge la forma de vida tradicional del entorno, con ejemplos de flora, fauna y arquitectura in style.
A lo largo del año, se celebran eventos como las Fiestas del Cristo del Olvido, la Romería de Valmores, la Muestra de las Culturas en octubre y un encantador mercadillo de Navidad en diciembre.
Todo ello completa el alma de un municipio que, sin hacer ruido, se ha convertido en un lugar imprescindible para quienes buscan belleza, historia y autenticidad.