Las mujeres con discapacidad en El Salvador enfrentan barreras en la educación, el empleo, la salud y la justicia. Aunque hay una ley que busca reivindicar esos derechos, en la práctica, aún hay dudas.
Carolina Vásquez es una mujer ciega de 41 años y una de las voces salvadoreñas más reconocidas en la causa; aunque no nació con discapacidad visible como otras, ha sido testigo de las varias formas de discriminación y exclusión a las que se enfrentan otras mujeres con discapacidad en El Salvador.
Carolina perdió la visión funcional a los 33 años, cuando trabajaba como asistente administrativa en un colegio salvadoreño. Su empleador, al conocer el diagnóstico, la despidió porque consideró que ya no period “funcional”.
Tocando otras puertas, Carolina decidió continuar sus estudios, pero ese sueño también fue bloqueado cuando, en una ceremonia de entrega de becas, una universidad le negó su certificado señalando su discapacidad.
Casi 10 años después, Carolina acompaña a las mujeres en estos desafíos, y busca que la Ley Especial de Inclusión para Personas con Discapacidad supere los obstáculos que la limitan.
VOA: Me gustaría que nos contara cómo llegó a involucrarse en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad, especialmente de las mujeres.
Carolina: Soy una mujer ciega, una mujer con discapacidad visible. Tengo 41 años y a los 33 años perdí la visión funcional por una condición congénita. Perder la visión funcional significa que tenía percepción de luz en ese momento, solo que en un nivel de baja visión.
En ese momento period asistente administrativa de un colegio y, pues, tuve que iniciar mi proceso de rehabilitación. Obviamente, ya no me aceptaron en mi lugar de trabajo porque ya no period, entre comillas, funcional para ellos.
Como mamá de tres hijos, pilar de familia tanto económica como emocionalmente, dije: ‘Bueno, tengo que hacer algo’. Una de las primeras cosas que vi necesarias hacer fue terminar una carrera, pero retomarla me salía muy caro.
Entonces, decidí hacer algo rápido, apliqué a una beca para un técnico en relaciones internacionales, con el objetivo de salir en dos años. Pasé todo mi proceso de manera digital en una universidad privada. Me dieron la beca, obtuve los resultados esperados y, cuando iba a recibir mi certificado de beca en un evento público, de todas las personas citadas, a mí no me entregaron mi certificado.
Pensé ‘Bueno, quizás se les quedó mi nombre, quizás hubo un error’. Me presenté a la oficina de administración y me dijeron: ‘Es que la vicerrectora dijo que no podemos recibir personas como usted acá’. Yo ya utilizaba mi bastón para movilizarme.
Cuando pregunté por qué, me respondieron que la universidad no estaba lista para atender a personas con discapacidad y que no querían problemas en caso de que me cayera, etcétera, etcétera.
Eso me llenó de frustración e indignación. De alguna manera, empecé a tener acercamiento con organizaciones de personas con discapacidad, específicamente de mujeres.
VOA: ¿Cualés fueron esos primeros aportes de tu parte a la causa?
Carolina: Bueno, luego de ver las brechas de desigualdades, empecé a estudiar ciencias jurídicas a través de un programa de becas en Visión El Salvador. Estando ahí tomé la coordinación de la línea de atención Tu voz tiene poder. Esta línea se encargaba de asesorar, acompañar y derivar casos de mujeres con discapacidad en situación de violencia.
También, estuve dedicándome al área de consultorías con la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa), esta fue mi primera experiencia como consultora independiente.
De ahí en adelante me encantó la investigación, la facilitación. Entre también a la Asociación de Mujeres Ciegas de El Salvador y soy directora de la Alianza Nacional por la Dignidad de las Personas con Discapacidad en El Salvador que aglutina a diversas organizaciones de personas con discapacidad.
VOA: Háblanos de esos desafíos que enfrentan las mujeres con discapacidad y si hay avances
Carolina: Lamentablemente, tenemos barreras para el goce pleno de derechos en todo sentido, educación, salud, empleo, movilidad segura.
El tema del transporte, el tema de los derechos sexuales y reproductivos, la salud integral son todavía deudas fuertísimas que tiene el Estado para con las mujeres con discapacidad, y no se diga el acceso a la justicia en igualdad de condiciones.
Una mujer con discapacidad a la que se le limite el derecho a la educación, automáticamente se le está limitando el derecho al empleo digno, a la adquisición, a la propiedad, al patrimonio.
VOA: El Salvador tiene una ley para personas con discapacidad, ¿es funcional? ¿cómo les ha ayudado?
Carolina: La Ley Especial de Inclusión para personas con discapacidad en El Salvador fue aprobada en agosto del 2020 y entró en vigor en enero del 2021. Esta ley no es fruto del trabajo de ningún partido político, esto es el fruto del trabajo de personas con discapacidad que a lo largo de mucho tiempo impulsaron una normativa que respondiera a las necesidades de las personas desde un enfoque de derechos humanos.
Creo que avanzamos dos pasos en el reconocimiento de los derechos de personas con discapacidad, pero retrocedimos 15 pasos porque la ley en este momento tiene dos frenos: primero no cuenta con un reglamento que pueda operativizarla. Segundo, la ley no cuenta con una partida presupuestaria coherente.
VOA: En las iniciativas que has participado, ¿qué tipo de casos de mujeres con discapacidad estuvieron atendiendo a nivel authorized, y si hay barreras en el sistema judicial?
Carolina: La mayoría de los casos, quizás el 80 % está relacionado a delitos sexuales, es decir, violencia sexual contra mujeres con discapacidad. El resto está relacionado a violencia patrimonial.
Esta violencia que las mujeres con discapacidad enfrentamos también se ve multiplicada por los estereotipos.
También es un derecho el acceso a la justicia en igualdad de condiciones. Por ejemplo, impresiones braille de mis denuncias, formatos accesibles, ya sean electrónicos o en formatos convencionales en letra grande o macrotipos, intérpretes en todo el proceso judicial, and so on.
Conozco casos en los que quieren tener intérprete únicamente en la audiencia y eso no es una garantía procesal integral. Necesitamos que las mujeres con discapacidad auditiva tengan intérprete en toda diligencia, desde la notificación hasta la explicación de sentencia.
En el caso de las mujeres con discapacidad intelectual, la adaptación del lenguaje, que sea manejado de la manera más amigable posible.
De acuerdo con mi experiencia como defensora, no tenemos private sensibilizado. He visto agentes fiscales, auxiliares fiscales, ni siquiera acercarse a la a la víctima, sino simplemente decidir por ella lo que creen más favorable en el proceso.
VOA: ¿El movimiento feminista se ha involucrado en este tema?
Carolina: Yo creo que ha habido intención, cada uno de los movimientos y cada una de las poblaciones a veces toma su propia lucha. Hemos tenido acercamientos para atenciones de casos, pero creo que falta sistematizar e incluir en la agenda feminista el tema discapacidad como una parte integral y no como un agregado.
VOA: ¿Qué mensaje le darías a las mujeres salvadoreñas que enfrentan discriminación, violencia o falta de oportunidades?
Carolina: El principal llamado para las mujeres con discapacidades es que unamos nuestra voz, que empecemos a vernos como una misma, que reconozcamos e identifiquemos nuestros objetivos y metas comunes, y trabajemos juntas por ellas.
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