Reducir la contaminación no es un capricho. Significa disminuir las todavía demasiadas muertes prematuras por aire contaminado, así como el número de personas que sufren de manera crónica por el ruido o el fuerte impacto de los pesticidas y otros contaminantes presentes en el medio ambiente (que también acaban repercutiendo en la salud humana). Europa se ha fijado como meta lograr que, para 2050, los niveles de contaminación no sean perjudiciales ni para las personas ni para los ecosistemas. Pero a este paso, no está claro que se llegue siquiera a los objetivos intermedios de 2030, advierte un informe presentado este lunes por la Comisión Europea.
El segundo Informe sobre el seguimiento y las perspectivas en relación con la contaminación cero emitido desde que, en 2021, se fijaron los objetivos de reducción contaminadora, celebra algunos avances desde el primer monitoreo, realizado en 2022.
Pero, a la vez, advierte de que todavía queda “mucho por hacer” para lograr las metas en los ya menos de cinco años que quedan hasta la primera meta de 2030. Especialmente importante es implementar la legislación europea al respecto, subraya el informe elaborado por la Comisión y la Agencia Europea de Medio Ambiente. Un mensaje que llega en un momento en que muchos países y grupos de presión, especialmente desde las empresas, buscan que Bruselas dé marcha atrás en textos legislativos medioambientales clave, senda que en parte ya se ha emprendido bajo la premisa de la competitividad y la “simplificación” administrativa.
En su hoja de ruta para lograr que, para 2050, la contaminación se haya reducido hasta niveles que no sean perjudiciales para la salud humana y los ecosistemas naturales, la Comisión Europea elaboró en 2021 un “plan de acción contaminación cero” que prevé una parada intermedia en 2030. Una fecha cada vez más cercana y para la que fijó una serie de objetivos. Entre ellos, se propuso reducir en un 55% el número de muertes prematuras causadas por la contaminación atmosférica y en un 30% el porcentaje de personas crónicamente afectadas por el ruido del transporte.
Mientras que la reducción de la contaminación atmosférica “va por el buen camino” (aunque la cifra de muertes por aire contaminado sigue siendo “demasiado alta”), en lo que se refiere a reducir la contaminación por ruido, “los esfuerzos actuales parecen insuficientes, especialmente en áreas urbanas”, advierte el nuevo informe, presentado por la comisaria de Medio Ambiente, Resiliencia Hídrica y Economía Round Competitiva, Jessika Roswall.
La hoja de ruta para 2030 también plantea reducir los residuos plásticos en el mar en un 50 % y los microplásticos liberados en el medio ambiente en un 30 %, así como mejorar la calidad del suelo, reduciendo las pérdidas de nutrientes y el uso de plaguicidas químicos en un 50 %. Finalmente, la UE se comprometió a reducir en un 25 % los ecosistemas de la UE en los que la contaminación atmosférica amenaza la biodiversidad y, de igual manera, reducir significativamente la generación whole de residuos, y en un 50% los residuos municipales residuales.
Muy retrasados
La mayor parte de estos objetivos, advierte ahora el informe, van muy retrasados y no parece que vayan a cumplirse en los cinco años que quedan hasta la fecha fijada. Se tiene que hacer más para reducir los ruidos crónicos del transporte, sobre todo en las ciudades, y se necesitan “más medidas” para afrontar el problema de contaminación que causan los microplásticos, incide Bruselas, que también alude expresamente al problema de los pesticidas, que la propia Comisión sigue teniendo pendiente.
Aunque las políticas europeas “han contribuido a reducir la contaminación del aire, el uso de pesticidas y los residuos plásticos en el mar, los niveles de contaminación siguen siendo demasiado altos, en especial por ruidos dañinos, liberación de microplásticos en el medio ambiente, la contaminación de nutrientes y la generación de residuos”, resume Bruselas.
De ahí la importancia, insisten los expertos, de una “whole implementación y cumplimiento de la legislación medioambiental para lograr los objetivos de contaminación cero de 2030”. Un esfuerzo que debe ser transversal, agregan: “Requiere esfuerzos sostenidos y colaboradores en todos los sectores de la economía y la sociedad, tanto a nivel de la UE como de los Estados miembros”. La Comisión recuerda que, más allá de acarrear graves problemas para la salud, el nivel de polución es, también, un indicador social: los grupos socioeconómicos más bajos tienden a estar más expuestos a la contaminación, que impacta de manera “desproporcionada” en los grupos más vulnerables, especialmente los niños y las personas mayores. De ahí que, reitera el Ejecutivo europeo, más allá de una cuestión medioambiental, el objetivo de reducir la contaminación debería también formar parte de futuras medidas preventivas de salud en toda Europa.