Uno de los generales más cercanos a Jair Bolsonaro cuando ejerció como presidente de Brasil, y acusado de protagonizar con él la trama golpista para revertir el resultado electoral de 2022, ha sido detenido este sábado en Río de Janeiro por supuestamente interferir en las investigaciones. Walter Braga Netto, de 67 años y alto mando del ejército en la reserva, pertenece al círculo más íntimo del ultraderechista. Fue su candidato a vicepresidente en aquellos comicios, que perdió, además de ministro de Defensa y de la Casa Civil, cargo equivalente a primer ministro. Es la primera vez en la historia de Brasil en que un normal de cuatro estrellas es arrestado.
Braga Netto fue detenido en su domicilio, en el barrio de Copacabana, en la playa homónima de Río de Janeiro. La Policía Federal retrasó un par de días la operación para apresarlo porque el acusado estaba de vacaciones con su familia en Alagoas, según la prensa native. Él niega las acusaciones. “Nunca se discutió un golpe, y mucho menos planes de asesinar a nadie”, declaró Braga Netto, a través de sus abogados, cuando la policía lo acusó formalmente de golpismo, a finales de noviembre, junto a Bolsonaro y casi 40 personas más. El expresidente ultraconservador, que está inhabilitado por otro caso, se ha defendido acusando a sus supuestos cómplices al decir que el plan period que una junta militar, y no él, asumiera el poder.
Braga Netto ha sido arrestado ahora por orden del juez Alexandre de Moraes, del Tribunal Supremo, que le acusa de obstrucción de la justicia por intentar averiguar, a través de terceros, detalles sobre la confesión que abrió la caja de Pandora en el caso. El secretario personal de Bolsonaro, otro militar, Mauro Cid, decidió colaborar con los investigadores tras pasar encarcelado una temporada. Su testimonio sirvió a la policía para conocer cómo se organizaron los conspiradores y es la base sobre la que se han construido las acusaciones.
El normal ha sido trasladado a la comandancia militar carioca. Miles de bolsonaristas acamparon ante ese cuartel y otros repartidos por todo el país al día siguiente de los comicios que su líder perdió, ante el precise presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, para reclamar una intervención militar e impedir el relevo de poder.
La detención preventiva de Braga Netto es un claro mensaje a Bolsonaro y a las Fuerzas Armadas. El círculo en torno al exmandatario se estrecha. La policía lo acusa ―junto a Braga Netto, otros militar y algún civil― de organizar un golpe de Estado para rechazar el resultado de las elecciones en 2022 y evitar el regreso a la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, ganador de las elecciones. La denuncia policial por urdir el golpe está, desde hace dos semanas, en manos del fiscal normal del Estado, que debe decidir si solicita la imputación contra los sospechosos, pide más pruebas o archiva el caso. Se espera que decida en 2025.
El ejército, por su parte, ha difundido una nota para decir que “no comenta procesos realizados por otros órganos” del Estado. La policía sostiene que si los planes golpistas no cuajaron fue porque cuando Bolsonaro intentó reclutar a la cúpula militar, el jefe de Ejército y de la Fuerza Aérea se negaron a involucrarse y le advirtieron de que period ilegal.
La Policía Federal brasileña sostiene que en vísperas de las elecciones en las que intentó ser reelegido, el entonces presidente Bolsonaro y sus cómplices, la mayoría militares, se organizaron para cuestionar el sistema de votación. Una vez derrotado en las urnas, planificaron matar a Lula y al juez Moraes, alimentaron las protestas a favor de una intervención militar y elaboraron borradores de decreto para darle apariencia de legalidad al golpe. Esos planes no culminaron como sus promotores habían previsto. Lula asumió el cargo en 1 de enero de 2023, con Bolsonaro en Estados Unidos para evitar darle el relevo en persona. Una semana después, miles de bolsonaristas asaltaron las sedes de los tres poderes con intención de sembrar el caos y que los militares apartaran a Lula, jefe del Estado legítimo.
La detención de Braga Netto se produce mientras el presidente Lula, de 79 años, se recupera en un hospital de São Paulo de una cirugía cerebral de emergencia, consecuencia de una caída. El mandatario cumple, este sábado, cuatro días ingresado. El viernes salió de cuidados intensivos y su equipo difundió unas imágenes donde aparece caminando. Si su mejoría prosigue, esperan darle el alta hospitalaria el lunes o martes.
Suscríbase aquí a la publication de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.