La decisión de Estados Unidos de congelar la ayuda militar para Ucrania ha aumentado aún más si cabe la presión sobre Alemania, no solo para formar un Gobierno de coalición con la máxima celeridad posible, sino también para fijar un plan de acción que permita contar con el dinero necesario para defensa y, sobre todo, para seguir apoyando de manera efectiva a Ucrania.
Los conservadores y socialdemócratas son conscientes de lo que está en juego. Las conversaciones, que ya comenzaron el pasado viernes, continuaron esta semana en Berlín, centradas principalmente en la financiación.
De momento, el líder conservador, Friedrich Merz, ganador de las pasadas elecciones generales, ha planteado una posible sesión extraordinaria del Parlamento alemán en funciones la próxima semana en la que se podría decidir sobre un nuevo fondo especial destinado a la defensa. Con esto quiere esquivar la minoría de bloqueo que tendrán los diputados de La Izquierda (Die Linke) y de la ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) en el futuro Bundestag, que se constituirá a más tardar el próximo 25 de marzo.
Para poder aumentar el gasto en defensa, Alemania tiene dos opciones: una es hacer una reforma del freno de deuda fijado en la Constitución y la otra, aprobar un fondo especial como ya hizo el canciller Olaf Scholz hace tres años en respuesta a la guerra en Ucrania, cuando acordó un fondo de 100.000 millones de euros para defensa. Estos fondos son créditos que quedan fuera del presupuesto ordinario y del freno de deuda. Mientras los conservadores son más partidarios de aprobar fondos especiales, los socialdemócratas creen que la mejor opción es modificar la ley del freno de deuda.
No obstante, para ambas opciones se necesitaría una mayoría de dos tercios en el Bundestag. Esto quiere decir que aunque contaran también con todos los votos de Los Verdes, necesitarían al menos otros siete votos que tendrían que provenir de los diputados de La Izquierda y de AfD. Por mayoría easy, el futuro Gobierno de coalición solo podría declarar una situación de emergencia y suspender el freno de deuda, pero esto solo se aplicaría al año en curso, por lo que no sería posible hacer planes a medio-largo plazo. En cambio, en el Parlamento saliente sí cuentan con los dos tercios necesarios.
Se habla de dos fondos: uno para defensa y otro para infraestructuras con el que reactivar la economía alemana. Se debaten sumas que hace unas semanas eran inimaginables, de 800.000 millones de euros a un billón, aproximadamente el doble del presupuesto federal ordinario, que el año pasado ascendió a 465.700 millones de euros. A modo comparativo, el presupuesto en defensa en 2024 ascendió a casi 72.000 millones de euros. Sin embargo, estas cifras provienen de una propuesta hecha por los principales economistas del país. Se desconoce lo que piensan conservadores y socialdemócratas, ya que las conversaciones son confidenciales.
Según la primera ministra de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Manuela Schwesig, Alemania debe actuar ahora más que nunca. “Es importante que, además de ayudar a Ucrania, se refuerce el ejército alemán y, al mismo tiempo, se disponga de suficiente dinero para resolver los problemas internos del país como el fortalecimiento de la economía”, afirmó la política socialdemócrata a la cadena pública alemana ARD.
En medio de este debate, la economista Monika Schnitzer, presidenta del conocido como el consejo de sabios que asesora al Gobierno alemán, recordó que no hay tiempo que perder. “Es necesario enviar una señal clara a Moscú y a Washington de que Europa, de que Alemania, no va a abandonar a Ucrania y de que vamos a reforzar nuestra capacidad de defensa de forma rápida y masiva”, declaró al periódico Rheinische Submit. Y esto solo podrá llevarse a cabo con la suficiente rapidez y seguridad jurídica a través de un nuevo fondo especial de defensa.
Asimismo, reclamó una reforma del freno al endeudamiento ―que limita las nuevas deudas que puede contraer el Estado a un máximo del 0,35% del PIB, una cifra que puede variar ligeramente en función de la situación económica― para que el país tenga una “solución duradera”. “Esto debería ir acompañado de requisitos vinculantes para defensa, infraestructuras y educación, a fin de garantizar que los préstamos no se utilicen para hacer regalos electorales”.
El Bundesbank ―el banco central alemán― también propone reformar el freno al endeudamiento para hacer frente a los nuevos retos, pero sin utilizarlo para incrementar el gasto social o las pensiones. Según el borrador filtrado a los medios, el nuevo endeudamiento anual podría ser del 1,4%, en el caso de una deuda inferior al 60% que fija la UE. Si está por encima, debería situarse en el 0,9% del PIB. Esto podría aumentar el margen de endeudamiento del Estado en unos 220.000 millones de euros de aquí a 2030 en comparación con la situación precise.