El jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, ha trasladado al nuevo líder de facto sirio, Ahmed El Shara, que España defenderá —sin contraprestaciones por escrito— que la Unión Europea levante progresivamente las sanciones impuestas al régimen de Bashar El Asad para que el país pueda avanzar hacia la reconstrucción. El ex miliciano, el rostro de la rebelión islamista que derrocó la dictadura, ha recibido al ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en el closing de su gira exprés por Oriente Medio. Ambos dignatarios han mantenido una reunión en la que Albares ha asegurado haber constatado, como si de un acto de fe se tratase, que los primeros pasos dados por las nuevas autoridades “quieren una Siria inclusiva”. De ahí, la promesa de que España entregará a Damasco unos 10 millones de euros para la emergencia humanitaria que sufre el pueblo.
En el Gobierno central consideran que, cinco semanas después de la caída del régimen de Bashar Al Asad, todavía no es el momento de cantar victoria, pero albergan esperanzas de estabilidad en el episodio que se abre en Siria, otro “país clave” —al igual que Líbano— en el avispero de Oriente Medio. La intención con la que ha llegado el titular de Exteriores a Damasco es la de una primera toma de contacto para restablecer las relaciones diplomáticas, con un mensaje claro: la transición debe ser pacífica y diversa, respetando a todas las minorías del país. También que un movimiento militar como es al frente de la Organización Para la Liberación del Levante (HTS, en árabe), descendiente de Al Nusra, la rama siria de Al Qaeda, abandone las armas y se transforme en un movimiento político.
Tras ser testigo del izado de la bandera en la Embajada española después de que se arriase en 2021, Albares se ha trasladado al Palacio del Pueblo, donde ha despachado durante una hora con El Shara, para comprometer “todo el apoyo de España” para que “la incipiente transición” sea un éxito. Una ayuda que, de momento, se traducirá en seis millones de euros en ayuda humanitaria. La Agencia Española de Cooperación (AECID) también se desplazará próximamente a Damasco para valorar las prioridades de la población de cara a plantear los proyectos.
Un país devastado por una guerra de 13 años
El nuevo poder sirio ha demandado ayuda del exterior para hacer frente al reto de levantar un país devastado por una guerra de 13 años, donde gran parte del territorio sólo tiene acceso a una hora del luz diaria y el 90% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, según datos de Naciones Unidas. AECID también destinará tres millones para ayuda a refugiados y 1,6 millones destinados a alimentos. El paquete se complementará con medio millón de euros para un programa de rendición de cuentas con el que se pretende documentar los crímenes de guerra y las desapariciones forzadas llevadas a cabo por el anterior gobierno.
El ministro de Exteriores agendó una visita a la cárcel de Saidnaya guiada por el jefe del programa de los Cascos Blancos, la principal unidad de rescate civil siria, Ahmed Ekzayez. El conocido como “matadero humano” de El Asad, con capacidad para 10.000 presos, se ha convertido en el símbolo de la represión de la dictadura. En sus celdas, por las que se calculan que “pasaron al menos 30.000 personas”, ha asegurado el cooperante al ministro, y ha explicado que en el penal, el régimen cometía torturas y asesinatos de acusados de oponerse al régimen “de forma sistémica”. Decenas de miles de personas aún buscan a familiares desaparecidos en la última década, un número que la ONU estima en 130.000, pero que podría aumentar tras el descubrimiento de decenas de fosas comunes en el extenso desierto sirio.
La ONU estima que hay 130.000 desaparecidos
En su breve paso por la región, el representante español también ha mantenido una reunión con representantes de las numerosas minorías religiosas que conforman siria, un país de mayoría musulmana suní pero con importantes comunidades cristianas, chiís o drusas, entre otros. La llegada al poder de HTS y su pasado yihadista ha levantado temores por la protección de estos grupos, que suman más del 25% de la población y entre la que se encuentran los alauitas, el grupo al que pertenecía El Asad y que ahora teme la represión por parte del nuevo gobierno. En las regiones de Latakia y Tartús, zonas con grandes comunidades de esta secta, se han producido en las últimas semanas redadas de las nuevas fuerzas de seguridad contra lo que denominan “colaboradores de la dictadura”. En el encuentro con Albares, estas comunidades han trasladado sus esperanzas en el gobierno de El Shara y pidieron el fin del bloqueo internacional.
Otros socios europeos, a favor de levantar las sanciones
Pero una de las claves para la nueva página que se abre en Siria pasa por Bruselas. Ya son varios los socios europeos que se han mostrado a favor de que los 27 levanten las sanciones a Siria. Una decisión que se tiene que tomar por unanimidad. En ese sentido, ayer Albares defendió que se sumará al grupo que países que apuestan por el levantamiento, pero de manera progresiva. “Tenemos que ayudar al pueblo sirio”, aseguró el ministro, que insistió, en varias ocasiones, en que la Unión Europea debe actuar gradualmente, pero sin dejar de “aprovechar esta ventana de oportunidad”.