La lista de desgracias y horrores que se solapan sin descanso en La chica de la aguja puede resultar atractiva por su primoroso blanco y negro o por su cuidada reconstrucción de la vida en la ciudad de Copenhague tras la Primera Guerra Mundial. Pero es precisamente su cuidado formal lo que hace tan irritante este mal trago de imágenes bonitas al servicio de lo sórdido.
Inspirada en hechos reales, La chica de la aguja está basada en la historia de la niñera Dagmar Overbye, una asesina en serie de bebés. Pero el personaje principal del tercer largometraje del sueco-polaco Magnus Von Horn no es la monstruosa verdugo (en la convincente piel de Trine Dyrholm), sino una pobre desgraciada con pocas luces llamada Karoline e interpretada por Victoria Carmen Sonne. La película se narra a través de ella y todas las miserias de su vida: hambre, frío, un pusilánime patrón-amante, un marido que regresa con la cara deformada de la Gran Guerra y del que no se ahorran todo tipo de desagradables penurias físicas; intentos de abortos clandestinos en baños públicos (con la aguja del título), bebés abandonados y asesinados, drogas y maltrato y así un largo etcétera de calamidades narradas con una estética estilizada que solo pone en evidencia el regusto sádico de Von Horn, su mirada tan efectista como gratuita.
Pese a ese desagradable cargamento de truculencias, o, quién sabe si gracias a él, desde su proyección en el concurso del último pageant de Cannes, La chica de la aguja ha disfrutado de una sorprendente carrera internacional, incluida la candidatura al Oscar internacional que se acabó llevando Aún estoy aquí, de Walter Salles.
En su rosario de desgracias, Karoline acabará en manos de la niñera de la muerte mientras la historia se bifurca entre su propia suerte y la del deforme esposo, convertido en espectáculo de feria. La espectacular fotografía del joven cinematógrafo polaco Michal Dymek —autor del estilo visible de películas como Eo, aquella maravilla de Jerzy Skolimowski, o la más reciente A Real Pain, de Jesse Eisenberg— crea un blanco y negro tan pulcro como arraigado en el expresionismo y sus sombras. Pese al primoroso trabajo de Dymek y a un buen pleased finish, la película de Von Horn no logra enfrentarse al horror que cuenta; más bien al revés, solo exalta la crueldad de lo que sucede en la pantalla.
La chica de la aguja
Dirección: Magnus von Horn.
Intérpretes: Victoria Carmen Sonne, Trine Dyrholm, Besir Zeciri, Joachim Fjelstrup.
Género: drama. Dinamarca, 2024.
Duración: 115 minutos.
Estreno: 21 de marzo.