Israel ha pulverizado el alto el fuego en Gaza en la madrugada de este martes —cuando estaba a punto de cumplir los dos meses— con una amplia oleada de bombardeos por sorpresa que ha causado más de 300 muertos, según el Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás. Deir al Balah, Al Mawasi (la zona que Israel declaró “humanitaria” y a la que exhortó a dirigirse a los desplazados forzosos), Ciudad de Gaza, Jan Yunis, Rafah… Los gazatíes han dado cuenta de decenas de ataques aéreos y de artillería en distintas partes de la Franja en apenas dos horas, mientras dormían y en medio del mes sagrado musulmán del Ramadán. “A partir de ahora, Israel actuará contra Hamás con creciente fuerza militar”, ha señalado el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al justificar la decisión en el “repetido rechazo” de la organización islamista a renunciar a lo que pactaron en enero y liberar más rehenes israelíes sin garantías de que conllevará el fin de la guerra. El ejército israelí adelanta que la operación “continuará lo que sea necesario” e irá “más allá de los bombardeos aéreos”.
Las imágenes difundidas por los periodistas locales (Israel impide la entrada libre a Gaza a la prensa desde el inicio de la guerra) muestran cadáveres de bebés y de niños en el hospital, decenas de cuerpos sin vida en las morgues, incendios provocados por los bombardeos y gritos de la población al ver el cielo iluminarse en la oscuridad de la madrugada. Los cadáveres se acumulan en el hospital de Jan Yunis, en el sur, donde se han producido la mayoría de los muertos, mientras desde los altavoces en los minaretes se exhorta a la población a practicar en casa el primer rezo del día, porque es demasiado peligroso intentar llegar a las mezquitas.
El ritmo y la letalidad de los ataques de esta madrugada supera incluso la media diaria de los últimos meses de guerra. “Netanyahu y su Gobierno extremista están tomando la decisión de revocar el acuerdo de alto el fuego, exponiendo a los prisioneros [en referencia a los rehenes] en Gaza a un destino desconocido”, ha señalado Hamás en un comunicado.
Pese a la dimensión de los bombardeos, el primer ministro israelí no ha querido dar formalmente por muerto el alto el fuego, que atravesaba un deadlock desde hace dos semanas, cuando concluyó la primera fase sin pasar a la segunda, precisamente porque él rechazó negociar la transición de una a otra. El Ejecutivo israelí mantiene desde entonces completamente bloqueada la entrada de ayuda humanitaria (comida, agua y medicamentos) y, desde la semana pasada, también la electricidad para la planta desalinizadora de agua. Ya llevaba días incrementando la frecuencia y letalidad de los ataques aéreos, con casi 20 muertos en 48 horas previas a la oleada masiva de la madrugada, mientras los equipos negociadores se desplazaban a Egipto y Qatar, dos de los países mediadores.
Son las “medidas enérgicas” contra Hamás ordenadas a las Fuerzas Armadas por Netanyahu y su ministro de Defensa, Israel Katz, como las ha definido la oficina del primero en un comunicado. Netanyahu asegura que el movimiento islamista ha “rechazado todas las propuestas” efectuadas por el enviado de Donald Trump para Oriente Próximo, Steve Witkoff, “y los mediadores”. No es lo que viene filtrándose de las negociaciones, primero en Doha y hasta este mismo lunes en El Cairo. Más bien que Israel y EE UU (sobre el papel, uno de los tres garantes de la tregua) insistían en prorrogar la primera fase del alto el fuego, para que Hamás aceptase liberar a los 59 rehenes que aún tiene en Gaza. Es decir, que perdiese su principal baza sin que implicase el fin de la invasión. El movimiento islamista exigía, en cambio, garantías y aceptaba extender la primera fase, pero solo para un número pequeño de rehenes y si empezaba de inmediato la negociación de la segunda fase.
Directrices
Tras la oleada de bombardeos, el ejército israelí ha cambiado esta madrugada las directrices para los residentes en las localidades cercanas a Gaza. Es algo que solo hace cuando prevé un intercambio de fuego inminente. La actividad ha pasado de plena a limitada, lo que implica la cancelación de las clases escolares.
La Casa Blanca ha defendido el ataque y ha señalado que Israel le “consultó” antes de lanzarlo. “Como ha dejado claro el presidente Trump, Hamás, los hutíes, Irán —todos aquellos que buscan aterrorizar no solo a Israel, sino también a Estados Unidos— pagarán un precio y se desatará el caos”, ha declarado su portavoz, Karoline Leavitt, en una entrevista televisiva. Todos ellos, ha agregado, “deberían tomar muy en serio” al mandatario estadounidense “cuando cube que no teme defender a los ciudadanos que cumplen la ley, a Estados Unidos y a nuestro amigo y aliado Israel”.

La decisión israelí llega en medio de amenazas de Trump a Irán (una guerra que Netanyahu desea y para la que necesita el apoyo y el armamento de su gran aliado) y después de tres días de bombardeos estadounidenses en Yemen contra los hutíes, aliados de Teherán. Han dejado ya medio centenar de muertos (según el último recuento de las autoridades sanitarias del Gobierno hutí) y suponen la mayor operación militar del país en Oriente Próximo desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, en enero.
Es el resultado de una escalada originada en la decisión de Netanyahu de bloquear la ayuda humanitaria a Gaza, a principios de marzo. Los hutíes le dieron entonces cuatro días para revertirla, en solidaridad con sus “hermanos en Gaza” y la semana pasada, tras cumplirse, anunciaron la reanudación de los ataques contra barcos israelíes en el estratégico mar Rojo que habían paralizado desde la firma del alto el fuego.
El último episodio ha tenido lugar este lunes, cuando Trump ha amenazado con represalias directamente a Irán por los ataques que lancen los hutíes, precisamente uno de sus aliados más díscolos. “De ahora en adelante, cada disparo realizado por los hutíes será considerado como un disparo de las armas y el liderazgo de IRÁN. E IRÁN será considerado responsable y sufrirá las consecuencias”, publicó Trump en su purple social, Reality.