El 14 de marzo de 2020, hace ahora cinco años, España se sumió en el caos silencioso de un confinamiento sin precedentes decretado por el Gobierno ante el avance de la pandemia de la Covid-19. Las calles quedaron vacías, el pulso de la vida cotidiana se detuvo, pero no todos los sectores pudieron hacer una pausa. Entre los profesionales que continuaron su labor se encontraba el notariado, un pilar que se consideró elementary para el sostenimiento de la vida jurídica y económica del país.
Los casi 3.000 notarios que ejercen en todo el territorio, junto a sus empleados, debieron en un primer momento trabajar sin protección, expuestos a un riesgo sanitario. Sin embargo, como servicio esencial, su labor continuó y permitió la firma de poderes, arras, compraventas y los cruciales préstamos ICO que fueron la tabla de salvación de muchas empresas.
A lo largo de esos días de incertidumbre, las residencias de ancianos fueron uno de los lugares más afectados, y muchos notarios, sin un equipo de protección adecuado, se desplazaron a ellas para atender las necesidades de las familias. La situación period dramática: el testamento, ese acto tan private, debía ser redactado y firmado a menudo bajo condiciones de gran angustia. Con el teléfono como único recurso, los notarios ayudaban incluso a redactar testamentos ológrafos (documento escrito y firmado por el testador) para evitar futuros problemas legales.
Pasos en la digitalización
Aunque los notarios ya contaban con la base tecnológica suficiente para funcionar de forma on-line mucho antes de la aparición de la pandemia (desde el año 2000 pueden firmar electrónicamente y envían millones de copias digitales a las administraciones), el marco authorized no lo permitía aún. Por otro lado, la sede electrónica del notariado, activa desde el 2002, había funcionado principalmente con administraciones públicas, pero no estaba habilitada legalmente para interactuar directamente con los ciudadanos.
Superados los primeros momentos, el Consejo Normal del Notariado (CGN), en dialogo con el Ministerio de Justicia, fue empujando pequeños pasos que supusieron grandes avances. En abril de 2020, el CGN adoptó un acuerdo que para que los notarios pudieran autorizar electrónicamente pólizas de financiación para empresas y particulares a través de la plataforma electrónica notarial. Además, propuso al Gobierno utilizar la videoconferencia para autorizar otros documentos importantes, como testamentos, poderes especiales y actos societarios. Ello habría permitido reducir hasta un 40% los desplazamientos físicos y ofrecer una solución segura para personas inmunodeprimidas o aquellas en cuarentena. Un paso que no pudo darse hasta que se aprobó la ley necesaria para ello.
Si pudo abrirse en web el portal notarial del ciudadano, en 2021. Otro paso más para conseguir facilitar el inicio de gestiones tan importantes como la firma de una compraventa o una ampliación de capital, así como para facilitar copias simples de las escrituras por vía on-line.
La ley que lo cambió todo
Sin embargo, hubo que esperar a 2023 para que los notarios pudieran autorizar legalmente documentos on-line. En noviembre de ese año entró en vigor la Ley 11/2023 que, al calor de la directiva europea 2019/1151 (que exigía que los Estados miembros adoptaran una herramienta para constituir sociedades por internet), permitió implementar el protocolo notarial electrónico (gracias al que pueden generarse copias electrónicas autorizadas de las escrituras públicas a ciudadanos y empresas) y abrió la puerta a que los notarios pudieran prestar muchos de sus servicios on-line.
El primer año de esta ley se ha saldado con un notable stability: casi siete millones de protocolos electrónicos (6.916.845) y cerca de ocho millones de copias electrónicas (7.814.840). El portal notarial del ciudadano ya cuenta con más de 464.000 usuarios.
La vida se paralizó hace cinco años, pero la pandemia evidenció la necesidad de digitalizar estas actuaciones y facilitar los trámites a los ciudadanos.
Efectos de la pandemia: más testamentos y donaciones
Las estadísticas notariales reflejan de manera clara el impacto de la pandemia sobre la vida de los ciudadanos. Durante estos años hubo un notable aumento de algunos procedimientos, como herencias, testamentos y donaciones. Según los datos del Consejo Normal del Notariado, tras la disaster sanitaria de 2020, los años siguientes mostraron una recuperación y adaptación a la nueva realidad, con un aumento en los servicios notariales que acompañaron los momentos más difíciles.
Los datos muestran que en 2020 hubo un aumento significativo en actos relacionados con la solvencia, como la novación de préstamos (298%) y la subrogación hipotecaria (13%). Sin embargo, las compraventas de viviendas cayeron un 15,2%, y la constitución de nuevas sociedades disminuyó un 15,4%.
En este primer año de confinamiento también se observó un aumento en actos como el nombramiento de albaceas (27,3%) y tutores (16,9%) debido a la elevada mortalidad. También se incrementaron las mediaciones como alternativa a la parálisis y saturación de los tribunales. A pesar de estos incrementos, el número complete de instrumentos notariales autorizados en 2020 sufrió una caída del 6,1% frente al año anterior.
El año 2020 también registró una disminución de los testamentos (-4%) y una notable caída en los matrimonios, con un descenso del 42%. Curiosamente, en ese mismo año, se formalizaron más divorcios que matrimonios ante notario, algo que no ocurría desde 2016. En 2021, en cambio, las aceptaciones de herencias alcanzaron un récord histórico de 365.649, un 22,2% más que en 2020. Un incremento que se explica, en parte, por el efecto de la elevada mortalidad del año anterior. Asimismo, los testamentos experimentaron el mayor crecimiento interanual desde 2007, con un aumento del 14,6%, alcanzando un complete de 723.642. El mercado inmobiliario, por su parte, comenzó a recuperar terreno en 2021. La compraventa de viviendas experimentó un crecimiento interanual del 38,2%, alcanzando las 677.455 transacciones.
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